Desir¨¦
Leo en este peri¨®dico un reportaje estupendo de Mar¨ªa R. Sahuquillo sobre las numerosas mujeres que estos d¨ªas se han visto afectadas por el paro de los centros abortistas. Entre los distintos casos que recoge, me detengo en el que sigue, sobre una mujer que est¨¢ a punto de cumplir el l¨ªmite legal para abortar y no puede. Dice la periodista: "Desir¨¦ est¨¢ embarazada de 22 semanas y hace tan s¨®lo unos d¨ªas le detectaron una malformaci¨®n gen¨¦tica al beb¨¦ que espera. Ayer visit¨® una de las cl¨ªnicas que secundan el paro".
Un poco m¨¢s abajo, entre par¨¦ntesis, la citada periodista nos aclara que el nombre de "Desir¨¦" es supuesto. Y esto me hace pensar en los motivos que la llevaron a elegirlo. Normalmente, cuando uno tiene que poner un nombre supuesto, elige un nombre est¨¢ndar. En un reportaje, cuando no puedes dar el nombre verdadero del protagonista, le pones uno falso, porque es mucho m¨¢s pr¨®ximo que poner una inicial, como hac¨ªa Kafka en alguno de sus libros. Pero ese nombre falso no puede chupar plano a no ser que sea con intenciones humor¨ªsticas. Si Mar¨ªa R. Sahuquillo, por ejemplo, hubiese elegido un nombre como Romualda o Agripina, autom¨¢ticamente su trabajo no habr¨ªa sido tomado en serio.
En prensa, cuando no puedes dar el nombre de una persona le pones uno falso, bonito y no chocante
Los nombres utilizados en los reportajes en castellano o catal¨¢n hasta ahora han sido Laura, o Marta, o Susana, o Isabel, o Rosa. Nombres bonitos y no chocantes. Desde luego, cuando se trata de ponerle un nombre ficticio a alguien de otro pa¨ªs, se elige un nombre de ese pa¨ªs. Y hay veces que a ese nombre se le quiere dar una intenci¨®n narrativa. Por ejemplo, el nombre y el apellido de la hero¨ªna de ficci¨®n Pilar Prim, como recordar¨¢n los estudiantes de literatura, es una contraposici¨®n. Algo fuerte y s¨®lido como un pilar, resulta que es prim; es decir: delgado. Por otra parte, los c¨®micos malos, cuando quieren retratar al hijo de unos padres bastos y de poca cultura autom¨¢ticamente le bautizan como Kevin Costner de Jes¨²s. O cuando quieren retratar a un joven rico y pijo, le ponen Borja Mari.
Desir¨¦ es un nombre ficticio llamativo, que a primera vista se podr¨ªa considerar con intenci¨®n narrativa. No te imaginas, para entendernos, a unos padres pijos poni¨¦ndole Desir¨¦ a la ni?a. Luego, ?la periodista llama Desir¨¦ al personaje real de su historia para demostrarnos a qu¨¦ clase social pertenece, por ejemplo? Pues creo que no. Al contrario. Hace unos a?os, tal vez el nombre de Desir¨¦ denotaba una clase social, del mismo modo que lo denotaban ciertos nombres que en nuestras latitudes resultaban ex¨®ticos. Pero ahora no. Ahora, las Desir¨¦s son tan castizas -o mucho m¨¢s- que las Mercedes. En las noticias de TV-3 hay una periodista -estupenda- llamada Samantha Vall. Las Vanesas que le deben el nombre a la peque?a Vanesa de Manolo Escobar son multitud. Por eso, la periodista de este reportaje ha sido la primera en cambiar las tornas y en darse cuenta de que hoy, el gen¨¦rico es Desir¨¦ y el ex¨®tico es Mercedes. Prueba de esto es que hace un tiempo, un panadero del barrio de Sants se encontr¨® a un beb¨¦ en un contenedor. Los peri¨®dicos publicaron que se iba a llamar Merc¨¨ en honor a la patrona de Barcelona, que celebraba en esos d¨ªas su festividad. No es un nombre demasiado popular hoy en d¨ªa. Yo pienso que es m¨¢s f¨¢cil que se bautice como Merc¨¨ a esa ni?a encontrada en un contenedor (por el componente simb¨®lico o de mascota que tiene) que a la hija del panadero que se la encontr¨®. Por eso, en Barcelona tambi¨¦n, existe una fant¨¢stica panader¨ªa llamada Forn Kevin.
moliner.empar@gmail.com
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