"Me asusta la competici¨®n por construir el rascacielos m¨¢s alto"
A principios del siglo pasado, el ingeniero estadounidense Henry G. Scott defini¨® su profesi¨®n como "el arte de organizar y dirigir recursos humanos y controlar fuerzas y materiales naturales en beneficio de la raza humana". Un siglo despu¨¦s, J?rg Schlaich, primer Premio de Ingenier¨ªa Civil Jos¨¦ Entrecanales Ibarra, recoge el testigo de Scott y reformula la misi¨®n de los ingenieros en una era en la que, con medios infinitamente m¨¢s sofisticados, pueden influir mucho m¨¢s en el bienestar de la humanidad.
Gracias a los ingenieros de obra p¨²blica, quiz¨¢s haya que recordarlo, hay agua potable, carreteras, puertos, aeropuertos, puentes... Para que haya progreso, todo tiene que funcionar con eficiencia. Pero no s¨®lo eso. "Nuestra responsabilidad es ahora mucho mayor", afirmaba ayer Schlaich, en v¨ªsperas de recibir el galard¨®n que se otorga en memoria del fundador de la constructora germen de lo que hoy es Acciona, en una ceremonia que presidir¨¢ hoy el Rey en el Teatro Real de Madrid.
"Los ingenieros tienen una responsabilidad social y cultural. Un puente o un t¨²nel pueden destrozar el medio ambiente que los rodean... ?o embellecerlo!". Por eso, Schlaich, nacido en 1934 en la localidad de Stetten, cerca de Stuttgart, lanza una direct¨ªsima cr¨ªtica a quienes llama "arquitectos estrella", que viajan por todo el mundo en busca del proyecto m¨¢s espectacular. "Me asusta la competici¨®n que se ha desatado en distintos pa¨ªses para ver qui¨¦n construye el rascacielos m¨¢s alto". Y cita el caso de la compa?¨ªa gasista rusa Gazprom, que a finales de 2006 convoc¨® un concurso internacional para adjudicar el proyecto su nueva sede en San Petersburgo. A ¨¦l se present¨® lo m¨¢s florido de la jet set de la arquitectura (Jean Nouvel, Herzog & de Meuron, Massimiliano Fuksas, Rem Koolhaas and Daniel Libeskind, entre otros) Al final, la firma brit¨¢nica RMJM se llev¨® el gato al agua con un rascacielos de 396 metros de altura. "?Ese edificio es una locura! ?Destrozar¨¢ una de las ciudades culturales m¨¢s importantes de Europa!", se lamenta Schlaich.
A la vanidad de los arquitectos se une la de los pol¨ªticos y, en su opini¨®n, deben ser los ingenieros quienes devuelvan los pies de todos ellos a la tierra. "Para construir un puente basta colocar vigas y columnas", explica mientras dibuja en un papel unas sencillas l¨ªneas. "Lo dif¨ªcil para el ingeniero es construir un puente que sea bonito, dentro de unos l¨ªmites razonables, sin perder nunca de vista su funcionalidad".
Ello no quiere decir que Schlaich renuncie a grandes proyectos. La cubierta de las instalaciones ol¨ªmpicas de Munich son quiz¨¢s su obra m¨¢s conocida y, ahora, su estudio participa en la construcci¨®n de la Torre de la Libertad, que est¨¢ levantando en el solar que ocuparon las Torres Gemelas en Nueva York. En Espa?a, el ingeniero ha dejado su firma en las cubiertas m¨®viles de la plaza de toros de Zaragoza, la de Vista Alegre en Carabanchel (Madrid) o la del Palacio de Comunicaciones de Madrid.
Pero, a sus 73 a?os, Schlaich ha dejado el d¨ªa a d¨ªa del estudio a un grupo de j¨®venes ingenieros, entre los que se encuentra su hijo, para promover proyectos de ingenier¨ªa con objetivos de desarrollo. Con ese esp¨ªritu defender¨¢ hoy, en el discurso que pronunciar¨¢ en el Teatro Real, su soluci¨®n para lo que para lo que considera los dos problemas m¨¢s urgentes de nuestro tiempo: la pobreza del Tercer Mundo y el cambio clim¨¢tico. "Ambos dependen de la energ¨ªa y se pueden resolver con una energ¨ªa limpia, inexhaustible y sostenible". Y ofrece una respuesta: un tipo de torre solar dise?ado por Schlaich cuyo prototipo se construy¨® en la d¨¦cada de los ochenta en Manzanares.
El ingeniero quiere construir una nueva planta -mejorada- en terrenos cedidos por el Ayuntamiento de la localidad madrile?a de Fuente del Fresno, un proyecto en el que participar¨¢n otros socios. "Es una planta muy rentable cuyo coste por kilovatio es la mitad que con otras tecnolog¨ªas solares", asegura Schlaich. Su objetivo es que esas torres se construyan en pleno desierto y, ?por qu¨¦ no?, el mundo desarrollado podr¨ªa acabar importando energ¨ªa barata de pa¨ªses como Mali, hoy uno de los m¨¢s pobres del mundo."La pobreza y el cambio clim¨¢tico se pueden resolver con energ¨ªa limpia"
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