Un mono controla un robot
El pasado jueves 10 de enero, un mono que estaba en Estados Unidos hizo que un robot se levantara y caminara en Jap¨®n. Para ello, simplemente utiliz¨® su cerebro. Idoya, el simio entrenado por cient¨ªficos de la Universidad de Duke para este experimento, se limit¨® a hacer lo que ha hecho durante tres d¨ªas a la semana desde hace dos meses: caminar erguida en una cinta de correr.
La novedad en esta ocasi¨®n fue que Idoya ten¨ªa implantados en su cabeza unos electrodos que registraban la actividad de 300 de sus neuronas. "Detectamos qu¨¦ neuronas entraban en acci¨®n cuando mov¨ªa las caderas, cu¨¢les lo hac¨ªan cuando mov¨ªa los pies, y qu¨¦ otras anticipaban sus movimientos", explica a EL PA?S Miguel Nicolelis, neur¨®logo a cargo de este experimento.
Nicolelis y sus colegas grabaron a Idoya en v¨ªdeo y combinaron esta imagen con la informaci¨®n de su actividad cerebral. Con un programa inform¨¢tico creado por ellos mismos, se dieron cuenta de que pod¨ªan predecir los movimientos de Idoya cuatro segundos antes de que se produjeran y con una precisi¨®n del 90%.
Mientras tanto, el robot CB, dise?ado por Gordon Cheng, esperaba en el Laboratorio de Neurociencia Computacional de Kioto. Este artilugio est¨¢ dise?ado especialmente para imitar la locomoci¨®n humana. Cuando se conect¨® con Idoya, el robot comenz¨® a caminar, imitando sus pasos. Al mono se le ense?aba la actividad del robot en una pantalla. Cuando el humanoide se pon¨ªa en marcha al mismo ritmo que ella, Idoya recib¨ªa una recompensa: cereales.
La informaci¨®n de ida y la de vuelta tardaban un cuarto de segundo en llegar a sus destinos. Tal era la rapidez de las comunicaciones que el simio y el robot llegaron a moverse de forma totalmente id¨¦ntica, como si fueran uno solo. Finalmente, se par¨® la cinta de correr. Idoya estaba ansiosa por conseguir m¨¢s cereales. No quitaba los ojos de las piernas del robot. Al final, fue capaz de que CB caminara durante tres minutos m¨¢s, orden¨¢ndoselo s¨®lo con la mente.
El secreto, seg¨²n Nicolelis, est¨¢ en la visi¨®n. Idoya ten¨ªa unos electrodos implantados en la corteza cerebral motora, cerca de las sienes. ?sta hab¨ªa absorbido el patr¨®n de movimiento de las piernas del robot. "Ve¨ªa esas piernas como si fueran las suyas", explica este neurocient¨ªfico. "Y las mov¨ªa como propias".
El resultado es prometedor. "Tenemos en nuestras manos un sistema que puede hacer que las personas o los animales controlen dispositivos externos con su propia mente", asegura Nicolelis. Sin embargo, hasta que se encuentre una forma segura de implantar electrodos en el cerebro humano, las investigaciones tendr¨¢n que seguir centradas en animales.
"Cuando superemos esa barrera, las personas privadas de movilidad podr¨¢n mover objetos, s¨®lo con pensar en ello", seg¨²n Nicolelis. "Lo que tenemos en mente es una especie de bypass, implantarle a los pacientes un traje que ser¨ªa como un esqueleto externo, que se podr¨ªa mover controlado por los impulsos cerebrales".
Ya en 2003 Nicolelis demostr¨® que los monos pueden controlar instrumentos rob¨®ticos con su mente. Entonces, cuando un mono hizo que se moviera un brazo artificial, este investigador descubri¨® que se activ¨® el 20% de las c¨¦lulas de la corteza motora.


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