Esto no es todo, se?ores
Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n le han hecho un da?o importante y objetivo al PP, a menos de cinco semanas de las elecciones generales y eso lo saben todos sus militantes y dirigentes. El des¨¢nimo de la organizaci¨®n est¨¢ justificado. De nada sirve todo su trabajo y dedicaci¨®n si lo ¨²nico que se presenta ante la opini¨®n p¨²blica es una lucha descarnada por el poder, no cara a la formaci¨®n de un hipot¨¦tico Gobierno el 9 de marzo, sino a un proceso de sucesi¨®n en la c¨²pula, derrotada, del propio partido.
Lo curioso del desarrollo de esta crisis es su extraordinaria inoportunidad, impropia de pol¨ªticos con experiencia y con un m¨ªnimo de sentido de la proporci¨®n, y la certeza de que, para colmo, esta historia no va a aportar beneficios personales para ninguno de sus protagonistas, incluida la presunta vencedora del encuentro, Esperanza Aguirre.
La fuerza que toma en el PP la corriente 'neocon' es el hecho m¨¢s interesante en la derecha espa?ola
Hasta ahora, la presidenta de la Comunidad de Madrid pod¨ªa presentarse ante su propio partido como alguien a quien, en caso de derrota de Rajoy, nadie podr¨ªa exigir la menor responsabilidad. Al acudir a G¨¦nova "dispuesta a matar o a matarse", como defini¨® su posici¨®n un alto cargo del PP, Aguirre soportar¨¢ ahora su parte de culpa en una eventual derrota. Ella tambi¨¦n habr¨¢ tenido que ver en el deterioro de la imagen de Mariano Rajoy (incapaz de sostenerle el pulso), en el des¨¢nimo de su organizaci¨®n (que no es s¨®lo Madrid, como a veces parece creerse ella misma) y en la percepci¨®n del Partido Popular como un organismo que cada d¨ªa es m¨¢s incapaz de acoger las distintas sensibilidades de la derecha y centro-derecha espa?ola.
Al margen de la pelea personal que han encarnado Aguirre y Ruiz-Gallard¨®n, algunos quieren ver en esta crisis la demostraci¨®n del ¨¦xito cada vez mayor de la extrema derecha dentro del PP. Es probable, sin embargo, que no tenga tanto que ver con una concepci¨®n cl¨¢sica del conservadurismo extremo espa?ol como con un nuevo y poderos¨ªsimo coletazo de la corriente neocon del PP, mucho m¨¢s influida por sus ra¨ªces norteamericanas y por el extraordinario giro ideol¨®gico dado en los ¨²ltimos a?os de su mandato por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que por sus ra¨ªces m¨¢s tradicionales.
La fuerza que est¨¢ tomando esta corriente dentro del PP es quiz¨¢s el fen¨®meno m¨¢s importante de la derecha espa?ola. Es con esa corriente neocon, precisamente, con la que sue?a con conectar la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, en una f¨®rmula a la estadounidense, que ha sido ajena hasta ahora al PP (no est¨¢ representada por ejemplo en sus programas electorales), pero que algunos dirigentes populares est¨¢n tomando ahora m¨¢s en consideraci¨®n. Sobre todo, porque la Iglesia le ofrece a cambio, igual que en Estados Unidos, una red de telepredicadores medi¨¢ticos, representada en la Cope.
Es probablemente esta corriente, inspirada, controlada y alimentada por Aznar, y en la que se encuadran tanto Esperanza Aguirre como el nuevo fichaje Manuel Pizarro, la que est¨¢ tomando posiciones cara tanto al ¨¦xito como a la eventual derrota de Mariano Rajoy, decidida a no dejar que sea el actual presidente quien controle ni su pol¨ªtica ni su proceso de recambio. Si Rajoy pierde las elecciones ser¨¢n ellos quienes primero exijan su inmediata dimisi¨®n y quienes intenten copar el poder interno. Es posible que hayan cre¨ªdo que Ruiz-Gallard¨®n, instalado en el Congreso de los Diputados, hubiera podido ser un impedimento para esa r¨¢pida operaci¨®n y que merec¨ªa la pena cualquier coste para impedirlo.
Te¨®ricamente, toda esta operaci¨®n es un asunto interno del PP, que no tiene porqu¨¦ interesar al conjunto de los ciudadanos. En la pr¨¢ctica, eso no es todo. De hecho, esta operaci¨®n es una operaci¨®n muy interesante que deber¨ªa reportar un verdadero beneficio para la ciudadan¨ªa: saber de qu¨¦ estamos hablando en realidad.
De lo que hablamos es de cosas que nos importan mucho. Por ejemplo, de c¨®mo resolver el deterioro de la sanidad p¨²blica. En Madrid, ya que los protagonistas del d¨ªa son Aguirre y Gallard¨®n, las principales asociaciones de m¨¦dicos pediatras han denunciado lo que consideran una situaci¨®n "cr¨ªtica" en la atenci¨®n primaria para los ni?os de entre 0 y 14 a?os. La poblaci¨®n infantil, alimentada por la inmigraci¨®n, ha aumentado hasta los 830.000 ni?os para una plantilla de 846 pediatras. Oriol G¨¹ell, el especialista en sanidad de la secci¨®n de Madrid de este peri¨®dico, ha explicado en varias ocasiones que en esta ciudad los pediatras est¨¢n pasando consulta a m¨¢s de 50 ni?os al d¨ªa (muy pocos minutos para cada uno). Lo recomendable, dicen los especialistas, es no superar un cupo de 900 ni?os por profesional. Es decir, en Madrid faltan casi 100 pediatras para respetar la proporci¨®n que aconsejan los organismos internacionales. Resolver ese problema exige decantarse por opciones pol¨ªticas concretas y enfrentadas. No es lo mismo un enfoque neocon, basado en permitir el deterioro de esos servicios para luego extender a marchas forzadas la gesti¨®n privada de la sanidad p¨²blica, que el enfoque basado en la mejor atribuci¨®n de recursos y en la ampliaci¨®n de la actual red asistencial. solg@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.