Alemania 'deporta' a Siberia y Espa?a a chicos conflictivos
La pr¨¢ctica, habitual desde hace 20 a?os, causa revuelo en plena campa?a
La pr¨¢ctica es habitual desde hace 20 a?os en Alemania. Pero fue todo uno, conocerse la noticia de que Denis, un joven conflictivo de 16 a?os del Estado alem¨¢n de Hesse, ha sido enviado a Siberia para ser reeducado y desatarse la pol¨¦mica. Las duras condiciones en las que vivir¨¢ en Sedelnikovo -sin agua corriente ni calefacci¨®n- han hecho parte. El resto, el debate sobre criminalidad juvenil suscitado por la campa?a democristiana para las elecciones del 27 de enero. La Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) del primer ministro de Hesse Roland Koch ha centrado su dura propaganda electoral en la delincuencia juvenil y en su castigo penal.
Las autoridades insisten en que la estancia en Siberia del joven de Gie?en no es un castigo, sino una oportunidad para que se responsabilice de sus actos, aprenda la disciplina y se separe adem¨¢s de su medio social en Alemania. Lo que algunos medios han destacado como una suerte de deportaci¨®n estalinista es, seg¨²n el departamento de Juventud de Gie?en, una medida pedag¨®gica que cuenta con el consentimiento de la madre del muchacho, y de su conformidad.
La pr¨¢ctica de enviar temporalmente a j¨®venes problem¨¢ticos al extranjero ha recibido cr¨ªticas, desde su instauraci¨®n hace dos d¨¦cadas. El investigador y pedagogo de la Universidad de Luneburgo Holger Wendelin explicaba ayer a este peri¨®dico que "unos 600 muchachos se encuentran ahora en programas similares" al de Denis. De ellos, unos 100 est¨¢n en Espa?a. "Sobre ellos se dice a menudo que los mandan de vacaciones", comenta Wendelin. "Y, sin embargo, ahora se comenta el caso de Siberia como si fuera un campo de concentraci¨®n". Tanto en Siberia como en Espa?a o Portugal, los j¨®venes cuentan con la asistencia constante de pedagogos.
Aunque estos proyectos cuentan "en principio" con la simpat¨ªa de Wendelin, un estudio en el que ¨¦l colabora ha detectado graves deficiencias en algunos de ellos: asistentes sin preparaci¨®n, pa¨ªses de acogida con leyes demasiado duras... O errores fatales en la selecci¨®n de los j¨®venes. Hace cuatro a?os, un muchacho mat¨® al pedagogo que lo acompa?aba durante un programa similar en Grecia.
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