?Qu¨¦ hiciste, Alberto?
El ejecutivo Alberto Izaga lo ten¨ªa todo. Ahora est¨¢ internado en un hospital de Londres por enajenaci¨®n mental y sigue sin recordar claramente c¨®mo mat¨® a su hija de dos a?os
Siete meses despu¨¦s, Alberto Izaga sigue con amnesia. No recuerda lo que hizo aquel 3 de junio, cuando en un ataque de locura mat¨® a golpes a su ¨²nica hija de dos a?os en su lujoso apartamento de Londres. Su futuro pasa ahora por la unidad psiqui¨¢trica de un hospital londinense, donde est¨¢ recluido desde entonces y en el que un juez ha ordenado que permanezca hasta que se recupere. Se ha librado de la acusaci¨®n de asesinato que pesaba sobre ¨¦l porque todos est¨¢n de acuerdo (jueces, fiscal y la defensa) en que sufri¨® una enajenaci¨®n mental. Fue declarado "no culpable".
"Habr¨¢ habido casos como ¨¦ste, pero para todo el equipo de abogados ha sido ¨²nico", dice David Perry, el abogado que le defendi¨® la pasada semana en el Tribunal Penal Central de Londres. Habla ahora en la sala de reuniones de su bufete, cerca de la catedral de Sant Paul, donde se concentran los despachos de abogados de la capital brit¨¢nica. Alberto Izaga, nacido en Getxo (Vizcaya) en 1971, lo ten¨ªa todo. Joven, el ejecutivo m¨¢s importante de Swiss Re (la segunda aseguradora mundial) en Londres con un sueldo anual de 750.000 euros, una bella esposa (tambi¨¦n ejecutiva de otra multinacional, General Electric), y una hija, Yanire, que este mes habr¨ªa cumplido tres a?os.
"Decir que fue por el trabajo es trivializar algo que es mucho m¨¢s complejo", opina el abogado David Perry
Pero el 3 de junio de 2007 todo el castillo se derrumb¨®. Tras un comportamiento extra?o durante la noche anterior -hablaba solo y no pod¨ªa conciliar el sue?o, pese a que llevaba 72 horas sin pegar ojo tras una reuni¨®n de directivos de Swiss Re en Ginebra-, a primeras horas de la ma?ana cogi¨® a su hija de la cuna y empez¨® a golpearla contra el suelo. Su mujer, Ligia Barbosa -nacida en Cabo Verde- no pudo frenarle, pero llam¨® a los servicios de urgencia y a sus amigos y estuvo especialmente l¨²cida: dej¨® el m¨®vil encendido, que seguramente ha evitado que a Lizaga le declarasen culpable. La grabaci¨®n fue escuchada en el juicio del pasado d¨ªa 11: "S¨¦ lo que tengo que hacer". "Tengo que matarla". "?Muere! ?Muere!", dec¨ªa sobre Yanire, cuando ¨¦l mismo le hab¨ªa cambiado los pa?ales y le hab¨ªa dado el biber¨®n.
Quer¨ªa librarle del diablo, seg¨²n recog¨ªa la transcripci¨®n, y vociferaba en espa?ol y en ingl¨¦s sobre la inexistencia de Dios y de la humanidad. Tambi¨¦n gritaba sobre una pel¨ªcula, Bug, que ¨¦l y su esposa vieron unas semanas antes, en mayo de 2007, cuando estaban de vacaciones en Estados Unidos: era de terror y ten¨ªa como protagonistas a dos j¨®venes que mueren arrasados por una plaga de insectos. Cuando la polic¨ªa lleg¨® al piso segu¨ªa con su ataque de locura, y durante diez minutos s¨®lo dec¨ªa: "Big Ben, Big Ben, Big Ben" (el famoso reloj se ve desde su casa), mientras se re¨ªa y realizaba ejercicios f¨ªsicos.
Izaga, quien ¨²nicamente habl¨® en el juicio para declararse "no culpable", llor¨® desconsolado al o¨ªr algo que recordaba vagamente. "Sufre todav¨ªa amnesia", comenta Perry. "En la vista no ten¨ªa un recuerdo claro de lo que hab¨ªa pasado".
Desde la tragedia, el apoyo de los familiares, que guardan silencio, ha sido total. Su padre, Alberto Izaga Elola, economista, ha dejado la residencia habitual de Getxo (en uno de los barrios de la alta burgues¨ªa) y ha permanecido pr¨¢cticamente de forma ininterrumpida estos siete meses en Londres cerca de su hijo. Su madre, Mar¨ªa Milagros Velasco, ha combinado sus estancias en Getxo con la capital brit¨¢nica, seg¨²n confirman los vecinos de la localidad vizca¨ªna. El ¨²nico hermano de Alberto tambi¨¦n ha ido espor¨¢dicamente. Los tres estuvieron en el juicio, junto a Ligia y la madre de ¨¦sta.
Izaga ha tenido desde el principio el apoyo y la confianza de su esposa. Un ejemplo: cuando detuvieron a su marido, dos d¨ªas despu¨¦s de la tragedia, afirm¨® a la polic¨ªa: "?Por qu¨¦ est¨¢ detenido? Es un buen hombre. Est¨¢ enfermo y necesita ayuda". Ligia, con quien contrajo matrimonio el a?o 2003 en Vizcaya, acude desde junio casi a diario al hospital donde est¨¢ recluido Izaga. Sigue viviendo en el piso donde se desencaden¨® la tragedia, en el bloque C de una lujosa manzana junto al T¨¢mesis, a escasos 200 metros del Parlamento brit¨¢nico. El martes pasado, a ¨²ltima hora, ten¨ªa pendiente de recoger la bolsa de la compra en la recepci¨®n.
El portero del edificio recuerda lo sucedido como "una gran tragedia". Repite lo mismo que otras personas que trataron con Alberto Izaga. "Era una persona muy amigable. No se lo esperaba nadie". Al otro lado del T¨¢mesis se encuentra un Pizza Express, donde el ejecutivo acud¨ªa a menudo para llevarse la cena y que fue el ¨²ltimo lugar en el que estuvo antes del suceso, tras hacer acopio de comida. "Nadie hubiera dicho que esa noche hiciera eso. Era agradable, amigable y muy educado, y ese d¨ªa estuvo como siempre", dice la encargada.
La pregunta del mill¨®n es lo que le sucedi¨® para matar a su hija, por la que se desviv¨ªa. "Nadie sabe la raz¨®n", afirma David Perry. En su d¨ªa se habl¨® del estr¨¦s laboral de un alto ejecutivo. "Decir que fue por el trabajo es trivializar algo que es mucho m¨¢s complejo", agrega el abogado.
Andy Bell, directivo del Sainsbury Centre for Mental Health (una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro de Londres dedicada a investigar los problemas de salud mental), opina que el estr¨¦s laboral "no suele provocar este tipo de conductas". El juicio determin¨® que Izaga sufri¨® un brote psic¨®tico agudo o una crisis esquizoide. En el Reino Unido, apunta Bell, del medio mill¨®n de personas con esquizofrenia "s¨®lo entre 30 y 50 casos acaban en tragedia". Los psiquiatras que le atienden en el hospital se?alaron en el juicio que la p¨¦rdida de sentido de la realidad que sufri¨® el ejecutivo le puede ocurrir a cualquier persona.
Andy Bell afirma que el tratamiento en estos casos se basa es estabilizar la situaci¨®n del paciente con medicaci¨®n, una terapia mediante conversaciones y la observaci¨®n. "Le habr¨¢n aplicado seguramente las tres". Izaga no paraba de hablar las primeras semanas de su internamiento. Su estado se ha ido normalizando. Sigue en la n¨®mina de Swiss Re. "Ya no es un alto ejecutivo y est¨¢ de baja por enfermedad", comenta un portavoz de la empresa.
"Va a ser dif¨ªcil vivir sin nuestra hija. Era nuestra vida. No vamos a rendirnos. Hablamos de c¨®mo rehacer nuestra vida y de mudarnos a Espa?a. Necesitamos a la familia para superar esta tragedia", dijo Ligia en una declaraci¨®n le¨ªda por su abogado durante el juicio. -
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