Gaza existe
El masivo asalto palestino a la valla con Egipto atestigua el fracaso de la estrategia israel¨ª
Los acontecimientos demuestran que no funciona la estrategia de ignorar Gaza, a la que se aplican Israel y Occidente desde que Ham¨¢s se hiciera con el poder en la franja. Ni tampoco funciona el apretar m¨¢s las tuercas a su casi mill¨®n y medio de habitantes, para intentar evitar los ataques con cohetes de los islamistas radicales sobre suelo israel¨ª. A la postre se impone la l¨®gica vital de quienes encerrados en una prisi¨®n de 40 kil¨®metros por 10 se ven privados de lo m¨¢s indispensable, incluyendo la electricidad o los medicamentos.
As¨ª ha sucedido con el explosivo y ca¨®tico ¨¦xodo de ida y vuelta de decenas de miles de palestinos, tras la voladura -por Ham¨¢s o grupo interpuesto- de la valla fronteriza con Egipto, en Rafah. La penuria en Gaza, aislada de Cisjordania despu¨¦s del golpe de mano de Ham¨¢s el verano pasado, ha ido a peor desde que Israel declarase al territorio entidad hostil. En los ¨²ltimos d¨ªas, las privaciones se hab¨ªan convertido en insoportables. Lo ocurrido tiene implicaciones de envergadura, adem¨¢s de otorgar un nuevo tinte heroico a Ham¨¢s a los ojos de muchos palestinos y ¨¢rabes en general. Entre los propios y divididos palestinos, cuanto m¨¢s sufra Gaza, menos posibilidades tendr¨¢ el cuestionado presidente Mahmud Abbas de acordar con Ham¨¢s una eventual reunificaci¨®n.
Israel apunta ya la idea de desvincularse del territorio que su Ej¨¦rcito abandon¨® en 2005 -pero del que controla sus l¨ªmites norte y este, adem¨¢s de su espacio a¨¦reo y sus costas- para traspasar a Egipto la administraci¨®n de la intendencia. Mubarak, que comparte un tratado de paz con Israel y ha permitido entrar a los palestinos, ha anunciado a Ham¨¢s que no volver¨¢ a tolerar algo semejante en un paso fronterizo vigilado por sus fuerzas. El primer ministro Olmert, en situaci¨®n cada vez m¨¢s precaria, tiene a su vez muy pocas opciones y ninguna atractiva. Si no hacer nada es pol¨ªticamente imposible, seguir castigando a mill¨®n y medio de personas no s¨®lo no proporciona a su pa¨ªs mayor seguridad, sino que multiplica el odio y de pasada el descr¨¦dito internacional israel¨ª.
Por elevaci¨®n, lo que sucede en la franja amenaza con torpedear definitivamente las balbucientes conversaciones entre Israel y los palestinos, queridas por Bush despu¨¦s de siete a?os de par¨¢lisis, para intentar poner fin a su tr¨¢gico contencioso.
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