Comedia
Buena idea la de adentrarse en el repertorio ruso con una obra que no se representaba en Espa?a dese 1981, que no es demasiado conocida y que, sin embargo, no s¨®lo es una delicia, sino que contribuye a recordar que la ¨®pera no trata ¨²nicamente de temas tremebundos con cantantes que agonizan cantando, sino que hay y ha habido, desde hace siglos, mucha ¨®pera c¨®mica. Esponsales en el monasterio, por ejemplo: una aut¨¦ntica y genuina comedia.
Basada en una obra de Sheridan que revela claramente la ideolog¨ªa ilustrada, la cr¨ªtica de los matrimonios de conveniencia, la vida en los monasterios, las tretas para ennoblecerse y/o enriquecerse, etc, Prok¨®fiev la ilumina musicalmente con esa capacidad casi inigualable para fundir lo m¨¢s cl¨¢sico con lo m¨¢s moderno, lo m¨¢s ligero y trivial con lo m¨¢s profundo, sin que nada quede descolocado y con todas las notas surgiendo con una naturalidad asombrosa de fuentes bien variopintas.
Esponsales en el monasterio
De S. Prok¨®fiev. Orquesta y Coro de la Comunidad Valenciana. Direcci¨®n musical: Dmitri Jurowski. Direcci¨®n de escena: Daniel Slater. Solistas vocales: V. Voynarovski, A. Jenis, L. Petrova, A. Durseneva, V. Grivnov, K. Rohrer, V. Matorin, V. Anastasov. Palau de les Arts. Valencia, 26 de enero de 2008.
La producci¨®n, del festival de Glyndebourne, fue modesta y tradicional, pero eficaz y bien concebida. La evocaci¨®n de Goya result¨® constante -hay que recordar que la obra es de ambiente espa?ol- y, en algunos casos, bien conseguida a pesar del enorme reto que supone. De hecho, la mezcolanza entre las referencias sevillanas (ciudad donde se desarrolla la trama), el ambiente goyesco, la m¨²sica y el idioma rusos y el argumento ingl¨¦s, contribuyeron a recrear esa especie de universalidad que el final del siglo XVIII parece reclamar como patrimonio propio.
A destacar alguna de las escenas de los carnavales, el manteo en la pradera de San Isidro y el subterr¨¢neo del que monjes y monjas surgen para mostrar su otra cara.
El elenco de voces fue tambi¨¦n discreto pero correcto. Ninguno de los solistas consigui¨® seducir realmente al p¨²blico, pero tampoco ninguno lo decepcion¨®. En lo vocal cumplieron, y algo m¨¢s que eso en el lograd¨ªsimo cuarteto del final de la escena quinta del acto tercero. Por otro lado, se mostraron como actores experimentados, sobre todo Viacheslav Voynarovski (Don Jer¨®nimo) y Vlad¨ªmir Matorin (Mendoza).
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