Bumer¨¢n Clinton
La agresiva campa?a de Hillary se vuelve en su contra
La intensidad (y agresividad) de la campa?a de Hillary Clinton contra Barack Obama, probablemente necesaria para frenar la bola de nieve surgida de Iowa, se ha vuelto en su contra y la va a obligar a un cambio de estrategia con vistas al supermartes (5 de febrero).
Hillary y Bill Clinton conf¨ªan en que esa fecha, en la que la senadora de Nueva York es favorita en la mayor¨ªa de los Estados, pueda cerrar esta carrera, que empez¨® como un paseo y se est¨¢ convirtiendo en un calvario. "Ahora vamos al 5 de febrero, cuando por fin podr¨¢n expresarse millones de norteamericanos", dijo Bill Clinton en Misuri. "En los pr¨®ximos d¨ªas nos concentraremos en las soluciones que se requieren para hacer avanzar este pa¨ªs", manifest¨® Hillary Clinton en Memphis. Ambos intentaron reducir lo ocurrido el s¨¢bado en Carolina del Sur a un peque?o accidente sin trascendencia.
Bill Clinton declar¨® que no tiene nada de lo que arrepentirse
Pero su actitud refleja cierto nerviosismo. Sorprendi¨® que en su primer discurso pos-Carolina, Hillary Clinton aludiese a las elecciones que ma?ana se celebran en Florida. Florida, como Michigan, hab¨ªa quedado sin delegados para la convenci¨®n dem¨®crata del verano como sanci¨®n, por parte de la direcci¨®n del partido, por haber adelantado sus primarias sin previo acuerdo. Todos los candidatos decidieron suspender sus campa?as en ambos Estados. Pero Clinton dej¨® inscrito su nombre en las papeletas y, como consecuencia, gan¨® en Michigan y, seguramente, ganar¨¢ tambi¨¦n en Florida. Es muy probable que, si es necesario, Clinton exija en su d¨ªa el reconocimiento de esos delegados.
Poco antes de abandonar Carolina del Sur, Bill Clinton declar¨® que no ten¨ªa nada de lo que arrepentirse. Un portavoz de la campa?a de su esposa manifest¨® que no estaba previsto un cambio del papel del ex presidente en los pr¨®ximos d¨ªas. Sin embargo, es probable que s¨ª que lo haya. La funci¨®n de perro de presa desarrollada por Bill Clinton en los ¨²ltimos d¨ªas, adem¨¢s de ensuciar su figura, se ha demostrado contraproducente.
Figuras del Partido Dem¨®crata que, en otras circunstancias, hubieran estado con Hillary Clinton, se est¨¢n reservando o perfilando del lado de Obama. Pero, sobre todo, el electorado no parece sintonizar con un tono de campa?a tan duro, en la que, no solamente se ha disminuido hasta los l¨ªmites del rid¨ªculo la estatura pol¨ªtica del joven senador afroamericano, sino que se ha recalcado con escasa sutileza su raza.
Hillary Clinton tiene todav¨ªa importantes bazas que jugar en esta campa?a sin necesidad de recurrir al juego sucio. Con diferencia, es vista por los votantes dem¨®cratas como la que m¨¢s puede hacer en asuntos de preocupaci¨®n dominante, como la situaci¨®n econ¨®mica o el seguro de salud. Tambi¨¦n se la considera, seg¨²n las encuestas, como la mejor preparada y experimentada para ser la pr¨®xima comandante en jefe en un tiempo de gran convulsi¨®n. Pero eso puede no ser suficiente para detener una corriente, siempre un tanto irracional, a favor del cambio, que ella no consigue representar en absoluto.
Un factor de incertidumbre puede ponerse en el camino de Clinton ma?ana mismo. Si John McCain gana en Florida y se dibuja como el pr¨®ximo rival republicano, los electores dem¨®cratas tendr¨¢n que pensar tambi¨¦n en qui¨¦n es el mejor para derrotar a McCain. En ese caso, es posible que la experiencia cuente menos porque nadie puede superar en experiencia a McCain. Es posible que las cualidades como comandante en jefe cuenten menos porque qui¨¦n puede disputarle ese puesto al ¨²nico verdadero h¨¦roe de guerra que est¨¢ en la pol¨ªtica.
Pese a todo, Clinton es todav¨ªa la favorita. Como ella recuerda continuamente, Hillary Clinton sabe mejor que nadie lo que es recuperarse de los golpes recibidos. Se recuper¨® de Iowa con una victoria sorprendente en New Hampshire. ?Hasta d¨®nde aguantar¨¢n sus fuerzas?
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