El extra?o caso de Guerrero
El Athletic pretende reducir a cuatro a?os el contrato indefinido del ex futbolista
?Qu¨¦ pasa con Julen Guerrero? La pregunta le ha perseguido como futbolista y entrenador como un estigma. La directiva del Athletic, presidida por Fernando Garc¨ªa Macua, litiga con Guerrero la f¨®rmula de su continuidad en el club. El ex jugador y en estos momentos ex t¨¦cnico (desde hace siete meses tiene sueldo, pero no funci¨®n en Lezama) se encuentra ligado a la entidad por un contrato indefinido, con una remuneraci¨®n de 60.000 euros anuales, que la junta quiere reducir a tan s¨®lo cuatro a?os con una remuneraci¨®n progresiva que en el ¨²ltimo alcanzar¨ªa los 90.000 euros. El desacuerdo es absoluto y la degradaci¨®n de la imagen del Athletic y el futbolista (un icono del club) alarmante.
Guerrero, de 34 a?os, ya vivi¨® malos momentos en sus ¨²ltimas temporadas como futbolista porque no jugaba e incluso antes, cuando era la m¨¢xima figura del equipo. Su relaci¨®n con el vestuario se deterior¨® a ra¨ªz de dos hechos concretos. Cuando el Madrid quiso pagar en 1995 su cl¨¢usula de rescisi¨®n (unos 1.200 millones de pesetas; 7,2 millones de euros) y cuando al inter¨¦s de al menos otros tres conjuntos de talla mundial (Barcelona, Milan y Roma) el jugador dijo no. Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate, entonces presidente, le firm¨® un contrato por diez a?os como jugador con contraprestaciones econ¨®micas ins¨®litas. Guerrero acept¨®, aunque, al decir no a los grandes clubes europeos, sostiene que dej¨® de ganar en torno a los 30 millones de euros. Pero fue su decisi¨®n. A cambio, Arrate, con la aclamaci¨®n popular, le firm¨® un contrato de larga duraci¨®n como futbolista y un contrato vitalicio.
Era la ¨¦poca de las vacas gordas en el Athletic, cuando proliferaron los contratos blindados entre otras figuras extra?as en el club. En aqu¨¦l se estipulaba que Guerrero ser¨ªa entrenador de uno de los cuatro principales equipos del club: Athletic, Bilbao Athletic, Baskonia o Juvenil de la Divisi¨®n de Honor. Sus emolumentos se equiparar¨ªan al del segundo entrenador mejor pagado, aunque ¨¦l lo niega.
Los conflictos internos en el vestuario, unidos a su desaparici¨®n del equipo y la pol¨¦mica en la grada sobre su ausencia en las alineaciones, hicieron insostenible su presencia en la plantilla. Fernando Lamikiz, el presidente siguiente, lleg¨® a un acuerdo con ¨¦l para que colgara las botas y se convirtiera en t¨¦cnico de Lezama. Antes, Guerrero accedi¨® a reconvertir su contrato vitalicio en uno indefinido a raz¨®n de 60.000 euros anuales. Al renunciar a ser el segundo entrenador mejor pagado con contrato vitalicio, Guerrero renunciaba a una cantidad cercana a los 18 millones (con una expectativa de vida razonable).
En virtud de sus atribuciones contractuales, Lamikiz le pag¨® su ¨²ltimo a?o como jugador y le nombr¨® entrenador del Juvenil abon¨¢ndole los 60.000 euros de su nueva situaci¨®n. Su mandato no fue un ¨¦xito: firm¨® la peor clasificaci¨®n de la historia del equipo y sufri¨® una rebeli¨®n a bordo de varios jugadores. Seg¨²n el entorno de Guerrero, el club no le apoy¨® como deb¨ªa; seg¨²n el entorno del club, ¨¦l no supo ejercer su autoridad.
El segundo error de Guerrero fue en las elecciones de julio de 2007. Uno de los candidatos, Juan Carlos Erkoreka, le ofreci¨® el cargo de director deportivo. Guerrero asegura que brind¨® sus informes a los tres aspirantes a la presidencia, pero acudi¨® con Erkoreka y tuvo un papel activo en la jornada electoral. Su fallo fue no dimitir como empleado. Hoy s¨®lo pisa Lezama para entrenarse con los veteranos.
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