Batiburrillo de g¨¦neros
Afirma Jos¨¦ Antonio Salgot, director de Myway, que en principio hab¨ªa construido un gui¨®n basado exclusivamente en el narcotr¨¢fico, pero que a su padre le diagnosticaron alzh¨¦imer y en ese momento decidi¨® fundir el primer argumento con otro que tratara tambi¨¦n de la p¨¦rdida de la memoria. Hasta aqu¨ª, todo correcto, si no fuera porque la puesta en escena que quiz¨¢ ten¨ªa prevista para su idea inicial no puede ser m¨¢s contraproducente para el desarrollo de la segunda.
Puede que Salgot, director de err¨¢tica carrera desde su prometedor debut, Mater amat¨ªsima (1980), haya sido demasiado ambicioso al querer hablar de excesivos temas que acaban englob¨¢ndose mal en una mezcla de g¨¦neros que va desde el drama familiar al thriller de acci¨®n pasando por la denuncia pol¨ªtico-social. Drogas, enfermedad, chantajes, secuestros, corrupci¨®n municipal, abandono, soledad, intolerancia, legados... Con una estructura de idas y vueltas que funciona bien como sistem¨¢tica para el suspense dram¨¢tico, y una puesta en escena que recuerda al Michael Mann de tonos azulados de los a?os ochenta (Ladr¨®n, Hunter), el director catal¨¢n abusa de los primer¨ªsimos planos en continuo movimiento y se equivoca al otorgar grandilocuencia a lo que necesitaba mucha menos pompa, caso del retrato del alzh¨¦imer, o de las secuencias que muestran las palizas a los sin techo por parte de los j¨®venes en sus coches de lujo.
MYWAY
Direcci¨®n: J. A. Salgot.
Int¨¦rpretes: Ariel Casas, Silvia Mars¨®, Joan Dalmau, Jordi S¨¢nchez.
G¨¦nero: thriller dram¨¢tico. Espa?a, 2008.
Duraci¨®n: 103 minutos
Todo ello partiendo de la base de que la idea de arranque de la pel¨ªcula (un narcotraficante que lleva 16 a?os sin preocuparse de su anciano padre decide llev¨¢rselo a vivir a su lujosa casa para mal cuidarlo), la que va a provocar la mayor¨ªa de los conflictos de gui¨®n en torno a los personajes, carece de soporte dram¨¢tico. De hecho, hay un momento en el que, quiz¨¢ consciente de que la fusi¨®n entre narcotr¨¢fico y alzh¨¦imer es demasiado forzada, Salgot y sus coguionistas deciden explicar las motivaciones: "Me lo llevo a casa para portarme con ¨¦l como ¨¦l no supo hacer conmigo", viene a decir el capo respecto de su padre. Pero, a esas alturas, y vistos los comportamientos de los protagonistas, el razonamiento resulta tan peregrino como el incluido en el gui¨®n, casi entre l¨ªneas, para justificar que un actor argentino sea hijo de Joan Dalmau y Asunci¨®n Balaguer.
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