Del pudridero a la gloria
Barcelona es prolija en transformaciones asombrosas. Aqu¨ª hay sitios que -?voil¨¤!- de la noche a la ma?ana aparecen convertidos en algo distinto. De la miseria a la opulencia -?pum!- como si tal cosa, prosaicamente tocados por una vulgar coyuntura o fruto megal¨®mano de un consistorio. Eso es lo que hace especial a la estrecha calle de Taulat, que nace -parad¨®jicamente- en un camposanto y va a morir como ancha avenida junto a la Diagonal, permitiendo ver, con un simple paseo por sus aceras, la evoluci¨®n de todo este sector de la ciudad.
- Hasta el siglo XIX, esto fueron las insalubres lagunas del canyet, el pudridero de la ciudad, el lugar donde se abandonaban los animales muertos y los cuerpos de aquellos que no pudieran ser enterrados en sagrado. Herejes, rebeldes, homosexuales y todo aquel que fuese ajusticiado era dejado all¨ª para que -??am!- se lo comiesen las fieras. Este origen fantasmag¨®rico sigue presente en el lenguaje coloquial ("anar al canyet", por morirse) y en esa joya de la arquitectura rom¨¢ntica -tan poco apreciada por los barceloneses- que es el cementerio del Este.
- Junto a sus tapias, el paisaje est¨¢ salpicado de gr¨²as y viejos talleres a punto de la demolici¨®n. En las paredes, carteles del "t¨ªo Lele e hijos", controladores de obras. Estamos en el casco antiguo del Poblenou, con sus casas bajitas, de cuando los obreros viv¨ªan a pie de f¨¢brica. Por un momento, el aire huele a serr¨ªn y a cola de carpintero, y todo adopta un aire familiar. Pero el espejismo se desvanece al contacto con la calle de Bilbao, como si el Eixample se precipitara sobre la barriada. Aqu¨ª, Taulat se vuelve avenida de paseo medianero y laterales con parterres, todo a lo grande. Urbanismo de nuevo cu?o, con cinco jardines dedicados a Gil de Biedma, Joan Fuster, Carlos Barral, Manuel Sacrist¨¢n y Josep Maria Sostres. Jardines sobre el papel -nunca mejor dicho-, pues quedan ocultos en el interior de sendos bloques de viviendas.
- Nuevo cambio. En pleno rapto ecologista, la avenida del Taulat cruza -chulesca y reciclada- el parque de Diagonal Mar. Y pasa frente al centro comercial del mismo nombre, donde se pone chachi -y un tanto pijis- para unirse en la muerte a la mism¨ªsima Diagonal, a las puertas del F¨®rum. Un recorrido que empieza con una mas¨ªa de las de reloj de sol en la fachada y termina entre torres vanguardistas y amplios bulevares. Impresionante.
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