Un mill¨®n de voces
La protesta contra las FARC refuerza a Uribe, pero Colombia tambi¨¦n le pide flexibilidad negociadora
Unas 200 ciudades en todo el mundo, con cerca de 50 en Colombia, se unieron el lunes en un clamor contra las FARC, la guerrilla terrorista que retiene a cientos de secuestrados, entre ellos la ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt, en su guerra contra el Estado colombiano.
Las marchas, que se dice que congregaron a un mill¨®n de manifestantes en Bogot¨¢ y cientos de miles en Medell¨ªn, hab¨ªan sido convocadas por un grupo de usuarios de la web Facebook con el lema: "Un mill¨®n de voces contra las FARC", y es seguramente la primera en su g¨¦nero y, sin duda, la m¨¢s numerosa. Madrid, con varios miles de personas reunidas durante dos horas en la plaza Mayor, fue la capital europea que aun¨® m¨¢s voces.
La acci¨®n no logr¨®, con todo, hacer la unanimidad en la propia Colombia. La izquierda, representada por el Polo Democr¨¢tico Alternativo, no se sum¨® a la protesta, porque no se dirig¨ªa contra otros grupos armados, como los paras, aunque organiz¨® una concentraci¨®n, y algunos de sus l¨ªderes, como el alcalde de Bogot¨¢, Samuel Moreno, la secundaron.
La comunicaci¨®n entre el Gobierno del presidente Uribe y las FARC, que discurre por intermedio de la Iglesia, se halla en punto muerto. La guerrilla quiere celebrar conversaciones sin l¨ªmite de tiempo para acordar el canje de rehenes en una zona de miles de kil¨®metros cuadrados, que ser¨ªa despojada de toda representaci¨®n del Estado, y Bogot¨¢ s¨®lo ofrece unos cientos de kil¨®metros bajo supervisi¨®n internacional, por 60 d¨ªas. Pero se tiene por cierto que para liberar a los rehenes principales, como la se?ora Betancourt, las FARC exigir¨ªan que se les reconociera el estatuto de beligerante, lo que es inaceptable para el Gobierno.
Y para hacerlo todo a¨²n m¨¢s inmanejable, el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez se ha convertido en el ¨²nico canal por el que las FARC van liberando rehenes con cuentagotas. Caracas espera estos d¨ªas la entrega de tres ex legisladores enfermos, y aunque Uribe tiene que dar por buena su liberaci¨®n, las FARC se permiten ignorarle como interlocutor.
El presidente no puede ceder ante las ¨ªnfulas de los pistoleros, y las marchas le refuerzan a corto plazo, pero no deja de crecer en el pa¨ªs un sentimiento que le exige mayor flexibilidad negociadora. ?sa es una v¨ªa que habr¨ªa que explorar.
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