Un foro c¨ªvico estima que en 2007 hubo 600 agresiones neonazis

Una mujer de 83 a?os y vecina de Sagunto es golpeada en la cabeza con un bate de b¨¦isbol por dos j¨®venes a los que recrimin¨® que intentaran entrar en una casa vac¨ªa sin pedir permiso al due?o. Sucedi¨® el 21 de abril.

Dos semanas despu¨¦s, cinco skins echan a correr al paso de un coche de polic¨ªa en la calle del Pintor L¨®pez de Valencia. Son detenidos. "Fuera los antifascistas del barrio del Carmen", gritan. Minutos antes, hab¨ªan golpeado a un grupo de j¨®venes. Dos necesitaron atenci¨®n m¨¦dica. Otro, rociado con un aerosol, fue trasladado al hospital.

Radwan Daoud, inmigrante liban¨¦s de origen sirio, recibe dos pu?aladas en un bar en la Avenida de Blasco Ib¨¢?ez de Valencia al grito de "?moro de mierda, vete a tu pa¨ªs!". Sucedi¨® el 16 de noviembre.

Los tres casos est¨¢n recogidos en sucesivos informes elaborados por el Movimiento contra la Intolerancia, un foro c¨ªvico constituido en 1991 para combatir los brotes de xenofobia, las agresiones hom¨®fobas o cualquier otro episodio de "odio a la diferencia". Seg¨²n las estimaciones del observatorio contra la intolerancia, a lo largo de 2007 se registraron en la Comunidad Valenciana un total de 600 agresiones de corte neonazi sobre un total de 4.000 casos en toda Espa?a. "Y nos quedamos cortos". Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y portavoz de Acci¨®n Popular contra la Impunidad, apunt¨® ayer en rueda de prensa que la Comunidad Valenciana se ha convertido en un territorio fecundo para "criminales que salen de caza en grupos, armados con bates y navajas para practicar el odio al diferente".

La subdelegaci¨®n del Gobierno en Valencia considera desproporcionadas las estimaciones del Movimiento contra la Intolerancia. En la provincia de Valencia y a lo largo de todo 2007, apenas se registraron 10 denuncias relacionadas con agresiones fascistas.Un portavoz de la subdelegaci¨®n del Gobierno explica que la polic¨ªa solo registra como agresiones fascistas los casos que resultan indiscutibles a partir del testimonio de los denunciantes. "Un skin, por ejemplo, puede ser un fascista, o no", comenta. Tambi¨¦n explica que entre una denuncia, la calificaci¨®n del fiscal y la decisi¨®n judicial, muchos casos se diluyen. Las agresiones a sedes de partidos pol¨ªticos sin autor identificado, por ejemplo, tampoco se consignan como agresiones fascistas. Como los gritos contra militantes catalanistas sin que medie agresi¨®n f¨ªsica. En cualquier caso, la misma fuente subray¨® que la Comunidad Valenciana no sufre m¨¢s casos de violencia de corte neofascista que cualquier otra zona de Espa?a.

Esteban Ibarra se anticip¨® a la versi¨®n oficial al subrayar que el Movimiento contra la Intolerancia no persigue polemizar sobre estad¨ªsticas: "No queremos una guerra de cifras, solo queremos empat¨ªa con las v¨ªctimas". En primer lugar, a trav¨¦s de la creaci¨®n de una fiscal¨ªa especializada en delitos de odio. El foro contra la intolerancia reclama tambi¨¦n un registro espec¨ªfico de todos los episodios violentos de odio "como en otros pa¨ªses europeos"

Ignacio, pariente directo de Jos¨¦ Luis, el joven apu?alado la madrugada del 27 de enero en la plaza del Cedro de Valencia por un neonazi de apenas 20 a?os, ilustr¨® con su testimonio la necesidad de empat¨ªa que sufren las v¨ªctimas de los episodios de odio. "Jos¨¦ Luis tiene miedo. Estaba tomando una copa. Unos amigos entran en el bar y dicen que una banda de skins est¨¢ pegando a la gente, sale a la calle para ver lo que pasa y recibe una pu?alada sin mediar palabra. Los hemos visto. Est¨¢n localizados. La polic¨ªa act¨²a con diligencia. Pero el miedo se multiplica cuando los agresores quedan en libertad despu¨¦s de declarar ante el juez. Las v¨ªctimas nos sentimos desprotegidas mientras el agresor se siente impune. Estamos hablando de un intento de homicidio. Los amigos de Jos¨¦ Luis han sido muy valientes, pero no sabemos cu¨¢nto van a aguantar. El ¨²ltimo miedo es el silencio".

Tanto el Movimiento contra la Intolerancia como Acci¨®n Popular contra la Impunidad respaldan a la familia de Jos¨¦ Luis, se sumar¨¢n a la causa y calificar¨¢n la agresi¨®n como un intento de homicidio. Pero el principal escollo para erradicar la violencia gratuita, insisten, reside en el miedo a denunciar las agresiones.