Kabul libra la batalla contra el miedo
Los extranjeros estudian la creaci¨®n de una zona de seguridad como la de Bagdad - El Ministerio de Interior afgano ha identificado 15 objetivos potenciales en la capital
Las mesas del Flower Street Caf¨¦ est¨¢n vac¨ªas pese a su agradable estufa en un Kabul nevado. Desde el atentado contra el hotel Serena en enero, la capital afgana no es la misma. El terrorista suicida se llev¨® consigo, adem¨¢s de ocho vidas, la relativa confianza con la que se mov¨ªan por la ciudad diplom¨¢ticos y cooperantes. Desde entonces, Kabul lucha contra el miedo.
En Kabul hay casi 90 terroristas suicidas 'durmientes', seg¨²n los servicios secretos
Si el miedo se impone habr¨¢n ganado quienes desean abortar el proceso de modernizaci¨®n de Afganist¨¢n. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, lograron el primer ¨¦xito con el cierre sin fecha de la Embajada de Noruega por "amenazas terroristas". Su ministro de Exteriores, Jonas Gahr Store, se encontraba con una delegaci¨®n en el hotel Serena el d¨ªa del ataque y una de las v¨ªctimas mortales fue un periodista noruego que segu¨ªa la visita. Pero, m¨¢s all¨¢ del efecto del atentado, Al Qaeda ha se?alado directamente a ese pa¨ªs en dos ocasiones recientes por su despliegue en Afganist¨¢n y su presencia previa en Irak. Adem¨¢s, un documento del Ministerio del Interior afgano del pasado 20 de enero inclu¨ªa la legaci¨®n noruega y el Serena entre 15 objetivos potenciales en la capital.
"Los enemigos planean lanzar una serie de ataques suicidas, explosiones y actividades da?inas en Kabul; con ese prop¨®sito, su primer plan es atacar algunas de las infraestructuras m¨¢s vulnerables de la ciudad", asegura el texto filtrado a la prensa. La amenaza es consistente con la nueva estrategia de los talibanes quienes, seg¨²n su portavoz, han puesto en el punto de mira a los civiles y quieren llevar su caos a los sitios donde se re¨²nen los extranjeros. Un comunicado firmado por el cl¨¦rigo Omar, l¨ªder del movimiento talib¨¢n, explicaba ayer que su objetivo "s¨®lo es expulsar a las tropas extranjeras de Afganist¨¢n". El temor se acrecienta ante los entre 80 y 90 suicidas durmientes que, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas europeas, los servicios secretos han detectado en la capital.
As¨ª que tras anunciar el pasado viernes que aumenta de 500 a 700 los soldados que tiene asignados a la ISAF (la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad), el Gobierno de Oslo ha sentido el peligro. Todo el personal de su embajada ha sido evacuado a un lugar seguro que nadie en la comunidad diplom¨¢tica quiere identificar, probablemente la base de ISAF en Kabul.
El Serena, por su parte, ha reforzado su seguridad tanto interior como exterior. Adem¨¢s de los polic¨ªas del port¨®n de acceso y de los guardias de seguridad en la entrada al vest¨ªbulo, varios agentes patrullan sus alrededores. Todo es insuficiente para devolverle la aureola de oasis de tranquilidad que proyectaba sobre los expatriados en una ciudad que, a pesar de las mejoras, sigue siendo un villorrio polvoriento.
En seguida, los responsables de seguridad de la ONU prohibieron las salidas en Kabul a los funcionarios. La medida, imitada por varias ONG, priva de la mayor¨ªa de su clientela a los pocos restaurantes bautizados como "internacionales" por el solo hecho de servir alcohol. "Est¨¢n todos vac¨ªos", comenta un joven diplom¨¢tico de un pa¨ªs n¨®rdico que reci¨¦n llegado a Kabul se ha dedicado a recorrer la escasa oferta local. "Si esto sigue as¨ª no creo que tarden mucho en cerrar", a?ade.
L'Atmosph¨¨re, uno de los m¨¢s populares por su comida, su servicio y su piscina de verano, ya lo ha hecho, lo que significa que sus camareros, ayudantes de cocina, limpiadores y guardias de seguridad, se quedan sin empleo. Poco consuela que vaya a reabrir dentro del recinto ISAF, una posibilidad que, junto a los rumores de establecer una Zona Verde, al estilo de Bagdad, confirma el fracaso de la comunidad internacional.
"Y Kabul est¨¢ mejor que las provincias", asegura un afgano en la zona comercial de Shahr-i Now, donde a pesar de las bajas temperaturas, el trasiego de compradores o simples curiosos contin¨²a. Las tiendas de m¨²sica y pel¨ªculas se han integrado en el paisaje junto a un moderno supermercado, el Hamidi, y una enorme sucursal del paquistan¨ª Habib Bank.
La misma sensaci¨®n de normalidad junto al castillo de Bila Hissar donde, al sol del mediod¨ªa, los chavales juegan al f¨²tbol. "Son supervivientes", afirma el diplom¨¢tico antes citado, a quien le preocupa que la comunidad internacional haya ca¨ªdo en la trampa de los terroristas. "Cuando tras el ataque al Serena, un portavoz de la ONU dijo que si hay otro atentado similar se retiran, est¨¢ entrando en su juego", lamenta. De vuelta en el Flower Street Caf¨¦, Mohamed Am¨ªn, un profesional que comprende el miedo de los expatriados, asegura que "si las fuerzas extranjeras se van, el actual Gobierno no dura ni un d¨ªa".
Ayer fue secuestrado el embajador paquistan¨ª en Afganist¨¢n, Tariq Azizudin, poco despu¨¦s de cruzar en coche el legendario paso fronterizo de Khyber, el que utiliz¨® Alejandro Magno. El diplom¨¢tico ven¨ªa de la boda de su hijo en Pakist¨¢n y se dirig¨ªa a Kabul.
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