C¨¢rceles y campa?a electoral
La privaci¨®n de libertad, en la mayor¨ªa de los pa¨ªses democr¨¢ticos, es un recurso propio de la Administraci¨®n de justicia; en Espa?a tambi¨¦n, pero menos, porque desde el a?o 1996 se concibe, sobre todo, como una herramienta policial en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia; por eso reubicaron las c¨¢rceles en el Ministerio del Interior sac¨¢ndolas del Ministerio de Justicia, donde estuvieron hasta entonces.
La retenci¨®n y custodia de los internos es un recurso necesario, no la finalidad ¨²ltima. El mandato constitucional es imperativo, obliga a procurar la reeducaci¨®n y la reinserci¨®n social de los penados y evitar, en la medida de lo posible, el deterioro f¨ªsico y ps¨ªquico de los presos preventivos. Sin embargo, la intervenci¨®n penitenciaria y el tratamiento individualizado han sido conscientemente olvidados durante los ¨²ltimos 12 a?os, en aras de otras urgencias pol¨ªticas no siempre explicadas y a veces vergonzantes. Creo, adem¨¢s, que la sociedad espa?ola tiene obligaciones morales con los condenados todav¨ªa no asumidas; no podemos limitar por la fuerza los intereses, las motivaciones y las capacidades de determinados conciudadanos durante espacios temporales prolongados (de hasta 40 a?os) y luego pretender que reinicien su vida cotidiana, en condiciones de competitividad y autonom¨ªa plenas.
Los partidos pol¨ªticos gozan, en estos momentos, de promesas electorales y futuros compromisos sociales, de una oportunidad sin igual para recuperar la plena naturaleza jur¨ªdica que tiene la privaci¨®n de libertad, respetando las obligaciones legales que le atribuye la Constituci¨®n, devolver la instituci¨®n penitenciaria al Ministerio de Justicia y promover el compromiso ciudadano con los presos durante su internamiento y, sobre todo, cuando alcancen la libertad. Mi voto va a depender de ello.
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