No debemos invadir Gaza
La ira, la frustraci¨®n y las invectivas hacen que nos hierva la sangre. Pero Israel no debe caer en la trampa que nos tiende Ham¨¢s: no debemos invadir Gaza. El n¨²mero de bajas en una invasi¨®n terrestre de Gaza ser¨¢ muy superior al causado por los misiles Qassam en los ¨²ltimos siete a?os. Durante cinco de esos siete a?os de Qassam, controlamos toda la franja de Gaza y, aun as¨ª, se dispararon cientos de cohetes contra Sederot, y eso adem¨¢s de los repetidos ataques sangrientos contra los colonos israel¨ªes que viv¨ªan all¨ª. Por lo visto, lo hemos olvidado. Volver a ocupar la franja de Gaza no acabar¨¢ necesariamente con los lanzamientos de cohetes contra Sederot y sus alrededores.
Adem¨¢s de esos ataques, nuestras fuerzas de ocupaci¨®n sufrir¨¢n atentados un d¨ªa s¨ª y otro no, con bombas al borde de la carretera, armas de fuego y sangrientos ataques de terroristas suicidas. Adem¨¢s, si invadimos Gaza conseguiremos unir a las masas palestinas y a los pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes detr¨¢s de Ham¨¢s, que ahora est¨¢ aislado y cuenta con el desprecio de la mayor parte de los ¨¢rabes. En cuanto las fuerzas israel¨ªes invadan Gaza, los combatientes de Ham¨¢s ser¨¢n, para los palestinos, el mundo ¨¢rabe y la opini¨®n p¨²blica internacional, los defensores de una Masada palestina; unos pocos contra muchos, los barrios residenciales contra el ej¨¦rcito regular, los campos de refugiados sobrevolados por escuadrones de bombarderos, los ni?os contra los carros de combate, David contra Goliat. Si conquistamos Gaza, acabaremos sentados sobre espinas y escorpiones. La fuerza de ocupaci¨®n no tendr¨¢ un solo d¨ªa de paz. Tampoco lo tendr¨¢n los habitantes de Sederot ni del ¨¢rea en torno a ella.
Incluso en estos momentos de indignaci¨®n, en los que nuestros corazones est¨¢n con los israel¨ªes que sufren all¨ª, no debemos olvidar que la ra¨ªz del problema de Gaza est¨¢ en los cientos de miles de seres humanos que se pudren en los campos de refugiados, unos campos que son caldos de cultivo de pobreza, desesperaci¨®n, ignorancia, fanatismo religioso y nacionalista, odio y violencia. Desde el punto de vista hist¨®rico, no puede haber soluci¨®n al problema de Gaza mientras no exista en el horizonte, por lo menos, un m¨ªnimo de esperanza para ese pueblo desesperado. ?Qu¨¦ podemos hacer, pues? Podemos y debemos lograr un alto el fuego con Ham¨¢s en gaza. Un alto el fuego, por supuesto, tendr¨¢ un precio pol¨ªtico elevado. Pero, de todos los precios que tendr¨ªa que pagar Israel por una decisi¨®n apresurada y err¨®nea, ¨¦se es el menos letal y el m¨¢s soportable.
Amos Oz es escritor israel¨ª. Traducci¨®n del ingl¨¦s de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? Amos Oz 2008.
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