Prestidigitadores del arte

Ocurri¨® con nocturnidad y alevos¨ªa, hace algunos a?os. Acabada la ¨²ltima gota, la botella de pl¨¢stico yac¨ªa in¨²til en mis manos. Sin saber por qu¨¦, decid¨ª asesinarla. Le clav¨¦ un cuchillo y compart¨ª la escena con el resto de comensales. Tuvo lugar luego de una noticia televisiva sobre Arco. Decid¨ª, por tanto, titular aquel crimen como El asesinato de una botella. Despreciamos cuanto ignoramos, pens¨¦ una vez diluidas las carcajadas.

En la presente edici¨®n de Arco 08 hay una obra titulada Circuito cerrado. Consiste en un alargador de seis tomas enchufado a s¨ª mismo. "Es un cable que se enchufa a s¨ª mismo, lo que anula el concepto". Su precio es de 15.000 euros. "Quien compre la obra, adquiere el derecho a reproducir ese gesto y a llamarlo por el nombre de su artista", nos explica una de las propietarias de la galer¨ªa.

Hoy me siento artista con car¨¢cter retroactivo. Sin saberlo, aquel d¨ªa me rebel¨¦ contra una can¨ªbal econom¨ªa de mercado que embotella agua mineral mientras millones de personas sufren la carest¨ªa del l¨ªquido elemento en todo el planeta. Y no menos importante, denunci¨¦ la utilizaci¨®n de materiales pl¨¢sticos no biodegradables. Cada vez que alguien emule mi obra, emprender¨¢ su cruzada particular por un mundo mejor. Estoy feliz, pero me sabe mal que aquel gesto de genialidad se quede sin remuneraci¨®n.