Emergencia en Italia
El escritor Roberto Saviano, amenazado por sus revelaciones sobre la Camorra, explica c¨®mo la crisis de la basura en N¨¢poles refleja el caos que imponen los clanes mafiosos en la vida cotidiana
En Europa, en Espa?a, en el mundo, a menudo se preguntan por qu¨¦. Por qu¨¦ N¨¢poles est¨¢ lleno de desperdicios, por qu¨¦ el sur de Italia est¨¢ podrido por el crimen, por qu¨¦ Italia no consigue, como los dem¨¢s pa¨ªses europeos, gestionar "la crisis de la basura". Habr¨¢ que ser claro para mostrar las contradicciones de este pa¨ªs y tratar de hacer entender los motivos del desastre. Los pueblos se han convertido en vertederos. Toda la provincia es una extensi¨®n ininterrumpida de bolsas. Y la indignaci¨®n aumenta. Basura a los lados de la calle o acumulada en monta?itas multicolores cerca de los portales, donde han aparecido mensajes como "No tiren aqu¨ª la basura porque no nos atrevemos a llamar a la puerta". En estos d¨ªas nada ha cambiado, salvo el inter¨¦s medi¨¢tico. Ha dejado de ocupar la portada y ha pasado al comentario desganado en la ¨²ltima p¨¢gina de la secci¨®n local.
?Por qu¨¦ no se ha hecho nada? Porque el desastre da dinero a todos
El crimen es un mal natural, fisiol¨®gico. Da lo mismo derecha que izquierda
Se corre el riesgo de que todo esto se convierta en habitual, en normal: la inmundicia como algo corriente, casi una broma, parte del folclor napolitano, cotidiana como el robo, la orilla del mar o la a?oranza de Maradona. Y, sin embargo, es una cat¨¢strofe. Porquer¨ªa por todas partes, vertederos llenos, hinchados, podridos. Camiones repletos, en fila. Protestas. Y discusiones, investigaciones, dimisiones y culpables, ecologistas, camorristas, pol¨ªticos, expertos. Mayor¨ªas y oposiciones y ca¨ªdas de Gobiernos. Pero la porquer¨ªa lo resiste todo. Y aumenta. La trasladan del centro a la periferia, la env¨ªan lejos de la ciudad, incluso la sacan de la regi¨®n. Pero no es suficiente porque se reproduce, se vuelve a acumular. Todos est¨¢n dispuestos a hablar, en una orquesta que emite sonidos tan confusos que se convierten en indescifrables, como el silencio.
Si Roma, Florencia, Mil¨¢n o Venecia se encontraran en situaci¨®n parecida, es dif¨ªcil creer que dejaran que la basura se pudriera en sus plazas, que se quedaran con las calles adornadas con pa?ales y c¨¢scaras de pl¨¢tano, que dejaran que el aire se contaminara con el olor putrefacto de restos de pescado. Es dif¨ªcil imaginar que en una de estas ciudades pasaran camiones cada noche, echando cal sobre los vertidos para evitar la propagaci¨®n de enfermedades y prevenir posibles incendios.
?Por qu¨¦ hay tanta suciedad en N¨¢poles? ?C¨®mo es posible si nada semejante ocurre en Ciudad de M¨¦xico, Calcuta o Yakarta? Es incomprensible. Por eso hace falta hablar con claridad. ?Por qu¨¦ est¨¢n llenos los vertederos? F¨¢cil. Porque se han usado muy mal. Se ha recogido de todo y sin control. Si se juntaran los residuos ilegales gestionados por el Clan de la Camorra se formar¨ªa una monta?a de 14.600 metros de altura y tres hect¨¢reas de base; ser¨ªa el monte m¨¢s grande del planeta.
Los que gestionaban los vertederos no respetaban l¨ªmites ni normas sobre tipos de residuos. Los vertederos, m¨¢s parecidos a un agujero mal hecho que a una organizaci¨®n de la recogida, se convert¨ªan en lagos de una mezcla asquerosa, una alcantarilla al aire libre. Se llenaban r¨¢pidamente, y no s¨®lo con residuos urbanos. Lo cl¨¢sico era cavar enormes agujeros, hacer bajar el cami¨®n al fondo y despu¨¦s, una vez que sal¨ªa el conductor, soldar las puertas del veh¨ªculo y echar tierra hasta cubrirlo todo. Una t¨¢ctica para no tocar la basura ni con un dedo. El beneficio econ¨®mico era tan elevado que permit¨ªa sacrificar camiones enterr¨¢ndolos. En Pianura, seg¨²n cuenta la gente, hay incluso un esqueleto de ballena. Y en Parete, paquetes y paquetes de liras antiguas. Como todos los residuos peligrosos, las liras, que desaparecieron por toneladas, fueron en buena parte absorbidas por el Clan, trituradas y escondidas bajo tierra. Y de esta forma, cuando araban los campos, muchos campesinos encontraban tesoros de monedas que ya no serv¨ªan y, como recompensa, contaminaban la tierra con plomo.
Pero, ?por qu¨¦ los ciudadanos se niegan a que se reabran los vertederos? ?Por qu¨¦ parecen unos locos que prefieren la basura que desde hace dos meses tienen en la puerta de su casa? Porque temen que, adem¨¢s de lo que deber¨ªan ser s¨®lo residuos s¨®lidos urbanos, tambi¨¦n haya sustancias t¨®xicas. Sin embargo, les han dado todas las garant¨ªas de que la situaci¨®n no empeorar¨¢. Pero, ?qui¨¦n se las ha dado? Aquellos de los que ya no se f¨ªan. Los que siempre adjudican la explotaci¨®n a empresas c¨®mplices, a personas impuestas por el Clan. Y, al final, ?qui¨¦n decidir¨¢ realmente el destino de la basura? Como siempre, el Clan.
Contra ellos no se pueden rebelar. Pero, puesto que contra el Estado s¨ª pueden, contando con una gran dosis de paciencia de los antidisturbios, se oponen a sus decisiones para que no se rompa su ritmo cotidiano. Prefieren renunciar a las becas de estudio y a las ayudas econ¨®micas para los que viven cerca del basurero, antes que arriesgarse a acabar podridos de c¨¢ncer por cualquier sustancia enterrada clandestinamente.
Los ¨²ltimos datos publicados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud muestran que la situaci¨®n en Campania es incre¨ªble. Hablan de un aumento vertiginoso del c¨¢ncer; de p¨¢ncreas, de pulm¨®n, de las v¨ªas biliares, m¨¢s del 12% superior a la media italiana. Ya en septiembre de 2004, en la revista m¨¦dica The Lancet Oncology se hablaba de un aumento del 24% de los tumores de h¨ªgado en las zonas de los vertederos, y las mujeres son las m¨¢s afectadas. Merece la pena recordar que en las zonas de mayor riesgo del norte de Italia el aumento es del 14%.
Cuantos m¨¢s vertederos est¨¦n saturados, mejor se podr¨¢n colar camiones llenos de residuos especiales para esconderlos, mientras los que esperan la cola con la basura urbana les sirven de tapadera. ?Y los consorcios y la pol¨ªtica? Los consorcios que gestionaban la basura lo hac¨ªan por cuenta de empresarios y patronos, mientras los responsables de la pol¨ªtica local y estatal aplicaban la pr¨¢ctica habitual de no dar los empleos a personas con conocimientos t¨¦cnicos, sino a los personajes de siempre cuyo ¨²nico m¨¦rito es estar en la lista de los partidos. ?Por qu¨¦ no se ha hecho nada? Porque el desastre da dinero a todos. Y, por tanto, del desastre se vive.
Finalizado el desastre, se acab¨® el dinero. Quiz¨¢ hab¨ªa que haberse rebelado tambi¨¦n en la ¨¦poca en que el Clan conquistaba la zona. ?Y la incineradora de Acerra, sobre la que tanto se debate, que durante a?os no se ha construido y que ahora, lentamente, se va a hacer? Dir¨¢n los onc¨®logos que este tipo de instalaciones no son nocivas, que incluso hay una parecida, en el centro de Viena, que se ha convertido en un prestigioso palacio. Cierto. Pero en un territorio en el que el ¨ªndice de mortalidad por c¨¢ncer alcanza el 38,4%, ?qui¨¦n le asegura a la gente que en las instalaciones se quemar¨¢ lo que se debe quemar? ?Qu¨¦ pol¨ªticos ser¨¢n capaces de mantener la promesa de control exhaustivo, en una zona que se ha definido como el Chern¨®bil de Italia? El centro-izquierda cre¨ªa que era inmune a la infiltraci¨®n camorrista porque la cuesti¨®n concern¨ªa al otro bando. Al contrario. Nunca como en estos a?os se han abierto al Clan las puertas de los grupos de izquierda.
Y el crimen se ha percibido como un mal natural, fisiol¨®gico. La pol¨ªtica ha seguido present¨¢ndose como algo muy diferente del negocio y del crimen. Da lo mismo derecha que izquierda, basta con comer.
Gracias a esta situaci¨®n desastrosa, han conseguido los negocios de una gran parte del norte de Italia: como ha demostrado la Operaci¨®n Houdini de 2004, los costes de mercado para tratar correctamente los residuos t¨®xicos obligaban a marcar un precio que oscilaba entre los 21 y los 62 c¨¦ntimos el kilo. El Clan suministraba el mismo servicio a 9 o 10 c¨¦ntimos el kilo. El Clan de la Camorra logr¨® garantizar que 800 toneladas de tierra contaminada con hidrocarburos, propiedad de una empresa qu¨ªmica, se trataran al precio de 25 c¨¦ntimos el kilo, transporte incluido. Un ahorro del 80% sobre el precio habitual. Cuando se quem¨® el transbordador Moby Prince y nadie quiso hacerse cargo de ¨¦l, el Clan no se neg¨®. Seg¨²n Legambiente (una organizaci¨®n ecologista), fue procesado en la planta de Caserta, se despiez¨® y se dej¨® descomponer en campos y vertederos.
El estallido de este desastre no es asunto de la Camorra. No le gusta provocar desastres, no lo necesita; sus intereses y ganancias con la basura, como con todo lo dem¨¢s, los obtiene siempre; los consigue de todos modos, con sol o con lluvia, con desastres o con aparente normalidad, cuando se centra en sus propios intereses y nadie se interesa por su territorio, cuando el resto del pa¨ªs le conf¨ªa sus desechos t¨®xicos por un precio imbatible y cree que puede lavarse las manos y dormir tranquilamente.
Cuando se tira algo a la basura hay que pensar que no se transformar¨¢ en abono, en materia maloliente que alimentar¨¢ a las ratas y a las gaviotas, sino que se transformar¨¢ directamente en acciones de empresas, capital, equipos de f¨²tbol, palacios, flujos financieros, negocios y votos. Y del desastre no se quiere ni se puede salir, porque es uno de los momentos en que m¨¢s se gana. El desastre nunca ha sido creado directamente por el Clan, pero la pol¨ªtica de los ¨²ltimos a?os no ha conseguido cerrar el ciclo de los residuos. Los vertederos se agotan.
Lo que convierte en tr¨¢gico todo esto es que no es este momento el que est¨¢ comprometido. Las que van a sufrir el da?o no son las calles, que s¨®lo est¨¢n llenas de bolsas de basura. Las que van a resultar perjudicadas son las nuevas generaciones. El futuro en s¨ª mismo est¨¢ comprometido.
En esta tierra torturada, las malformaciones fetales son superiores en un 80% a la media italiana. Lo m¨¢s sorprendente es que en los ¨²ltimos cinco a?os han surgido enormes centros comerciales en un ¨¢rea de menos de 15 kil¨®metros. Primero, el m¨¢s grande del sur de Italia, en la zona de Caserta; a continuaci¨®n, el m¨¢s grande de toda Italia; a rengl¨®n seguido, el m¨¢s grande de Europa; y hace poco, uno de los centros comerciales m¨¢s grandes del mundo: un complejo de 200.000 metros cuadrados, con 80 tiendas de marcas nacionales e internacionales, un hipermercado, 25 restaurantes y bares, y un cine multisala con 11 pantallas y 2.500 butacas. El reci¨¦n llegado, el Vulcano Buono, en Nola, un centro comercial concebido y dise?ado por Renzo Piano, que ha intentado superar al icono napolitano por antonomasia: el Vesubio. Una colina artificial, una protuberancia que sigue la caracter¨ªstica forma sinuosa del volc¨¢n. Con una altura de 40 metros y con un di¨¢metro de m¨¢s de 170, es un complejo de 150.000 metros cuadrados cubiertos y 450.000 en total.
Se construyen centros comerciales como ¨²nica forma de mover dinero. ?Qu¨¦ dinero? Los c¨¢lculos del Estado se?alan que Campania crece menos que el resto de Italia. La regi¨®n est¨¢ deprimida. Y en renta per c¨¢pita, si la media nacional es de 21.806 euros por habitante, la media del sur no supera los 14.528.
No hay nada m¨¢s que decir o que hacer. Quitar, quitar r¨¢pido la basura. No se puede esperar m¨¢s. En estos d¨ªas me ha venido a la mente una escena contada en un relato de Salamov, quiz¨¢s el mejor narrador de las aberraciones del poder moderno. Cuando los soldados sovi¨¦ticos pusieron en aislamiento a algunos de los prisioneros del Gulag, todos inv¨¢lidos excepto Salamov, pretendieron que les entregaran sus pr¨®tesis: cors¨¦s, dentaduras, ojos de cristal y piernas de madera. A Salamov, que no ten¨ªa, le pregunt¨® bromeando el soldado: "?Y t¨² qu¨¦ entregas? ?El alma?". "No, el alma no se la doy", respondi¨®. Sufri¨® un castigo dur¨ªsimo por haber defendido algo que hasta ese momento cre¨ªa inexistente.
?ste es el momento de pensar si todav¨ªa tenemos alma y de no quit¨¢rnosla como una pr¨®tesis. De no entregarla. Antes de que s¨®lo nos queden las pr¨®tesis.
? 2008 by Roberto Saviano. Publicado con permiso de Roberto Santachiara Literary Agency. Traducci¨®n de News Clips.
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