Plegarias
Tener que o¨ªr siempre el mismo murmullo oscuro y constante de plegarias elev¨¢ndose desde el fondo de la tierra supone una condena insufrible, que nadie que no fuera Dios podr¨ªa soportar. Si los salmos, letan¨ªas, rosarios, mantras y jaculatorias, que de forma r¨ªtmica y reiterada, d¨ªa y noche, los fieles elevan a Dios las dirigieran los s¨²bditos a un tirano de este mundo, sin duda, ¨¦ste acabar¨ªa por perder los nervios y en plena paranoia mandar¨ªa colocar ametralladoras en las ventanas de palacio y abrir¨ªa fuego sobre la multitud arrodillada. Crear el universo s¨®lo para entretenerse contemplando c¨®mo se devoran entre s¨ª las galaxias y sentirse deslumbrado con las llamaradas que dejan las estrellas en su ¨²ltima explosi¨®n antes de volver otra vez a la nada es un juego digno de un gran Dios. Este espect¨¢culo le permite soltar una enorme carcajada que resuena en un silencio metaf¨ªsico de piedra p¨®mez. Pero al finalizar este terrible fest¨ªn, he aqu¨ª que desde un punto ¨ªnfimo e insospechado de la V¨ªa L¨¢ctea se eleva un coro lleno de s¨²plicas y alabanzas, que llega hasta el trono de oro donde este gran director de escena se halla sentado. Olvidados en un rinc¨®n del universo han quedado unos seres que mirando hacia lo alto suplican que se atienda a sus demandas. En el fondo todo se reduce a que no quieren morir y para eso rezan, imploran y alaban a su Creador. Y lo hacen de una forma constante y r¨ªtmica con un rumor de mantras y letan¨ªas que arrastra el detritus de todas las miserias humanas. Dios se precipita de cabeza en el agujero negro del universo todos los d¨ªas. Har¨ªa lo mismo en una piscina azul si fuera californiano. No atiende las plegarias de la humanidad; en cambio, sigue saliendo todav¨ªa el sol por el horizonte cada ma?ana como un regalo, y los cerezos florecen a su tiempo y hay tomates, pimientos y coles en los mercados. Si alguien tratara de darte un sablazo y se postrara ante ti de rodillas d¨ªa y noche sin parar de rezar mil rosarios, ?no acabar¨ªas d¨¢ndole una patada? Ante el absurdo de la vida, hay que pensar en la metaf¨ªsica de las flores, en la filosof¨ªa de los montes y los valles, en la moral de los frutos, en la verdad del mar y dejar que Dios se devore una pata o juegue en el vac¨ªo a los dados.
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