La legalidad internacional tropieza otra vez
La pol¨ªtica rompe las costuras del derecho en Kosovo
Derecho y sanci¨®n son hermanos siameses. Ya los jurisconsultos de la antigua Roma ten¨ªan muy claro el concepto, no dudaban de que un derecho, sin fuerza suficiente para aplicarlo y protegerlo, no puede ir muy lejos. El concepto aparece en toda su cruda dureza en el tablero internacional, en el que no hay fuerza sancionatoria super partes y la aplicaci¨®n del derecho est¨¢ totalmente condicionada a que la defiendan algunas potencias.
"El papel de Occidente en los Balcanes es p¨¦simo", acusa Sartori
"No vale la ecuaci¨®n pol¨ªtica = mal, derecho = bien", dice un experto
"El caso kosovar es una semilla terrible e ilegal", alert¨® Felipe Gonz¨¢lez
La reciente declaraci¨®n de independencia de Kosovo, y su r¨¢pido reconocimiento por parte de Estados Unidos y de las principales potencias europeas, pone otra vez sobre la mesa, seg¨²n muchos juristas y analistas, el cad¨¢ver de la legalidad internacional atropellada por la voluntad de los Estados con m¨²sculo y que no temen las sanciones -porque son ellos mismos los ¨²nicos capaces de amenazar con una sanci¨®n-. Pero, ?es el caso de Kosovo verdaderamente una violaci¨®n? Y si as¨ª fuera: ?es per se malo que la pol¨ªtica act¨²e contra el derecho? ?O hay casos en los que ante la impotencia del ordenamiento es moralmente leg¨ªtimo violarlo? Kosovo es, por muchos aspectos, un caso de libro.
"En mi opini¨®n, se trata del p¨¦simo ep¨ªlogo de un asunto -como el balc¨¢nico- gestionado p¨¦simamente por las potencias occidentales", responde Giovanni Sartori, polit¨®logo y profesor em¨¦rito de la Universidad Columbia de Nueva York. "Podemos empezar diciendo que la base legal de la independencia es, como m¨ªnimo, d¨¦bil. Pero no me preocupa tanto que la pol¨ªtica atropelle el derecho: siempre fue as¨ª. La fuerza del derecho en las relaciones internacionales es cercana a la nada. Tampoco me preocupa la falta de coherencia de los mandatarios: lo que me preocupa es la falta de inteligencia", dice Sartori, premio Pr¨ªncipe de Asturias. Mientras hablaba desde Roma, en Belgrado ard¨ªa la Embajada estadounidense y se helaba la relaci¨®n con Bruselas.
El d¨ªa anterior, Felipe Gonz¨¢lez hab¨ªa tomado p¨²blicamente una postura parecida: el caso kosovar es una "semilla terrible e ilegal", dijo.
Anthony Clark Arend, director del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad de Georgetown, en Washington, tambi¨¦n considera que la independencia de Kosovo no est¨¢ amparada por el derecho, al igual que otros tres expertos consultados para esta informaci¨®n. "No creo que en el caso kosovar se pueda justificar la secesi¨®n sobre la base del derecho de autodeterminaci¨®n de los pueblos", concluye, tras una elaborada argumentaci¨®n jur¨ªdica. "Incluso aceptando la idea de que son un pueblo, en su caso creo que la autodeterminaci¨®n leg¨ªtima es interna, s¨®lo puede traducirse en una justa representaci¨®n y cierto grado de autonom¨ªa dentro del Estado serbio".
Arend tambi¨¦n excluye la validez para el caso del concepto "secesi¨®n necesaria". Kosovo ya no sufre violencias, y Serbia es un Estado democr¨¢tico.
"M¨¢s all¨¢ de los principios", prosigue Arend, "la resoluci¨®n 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU es muy clara cuando dice que la soluci¨®n pol¨ªtica a la crisis de Kosovo ha de buscarse respetando los principios de soberan¨ªa e integridad territorial. Entonces, sencillamente, me parece que en este caso los argumentos jur¨ªdicos est¨¢n en segundo plano". Una vez m¨¢s.
Naturalmente, puede haber opiniones jur¨ªdicas discordantes. Pero, si fuera como dicen Arend y otros, ?ser¨ªa eso malo de por s¨ª? ?O pueden los argumentos no-jur¨ªdicos, por ejemplo morales, autorizar a la pol¨ªtica a ir m¨¢s all¨¢ o hasta en contra del derecho?
"Pol¨ªtica y derecho est¨¢n a menudo en ant¨ªtesis en la escena internacional", reflexiona Ignacio Molina, investigador principal de Europa del Real Instituto Elcano de estudios estrat¨¦gicos. Balcanes e Irak lo simbolizan. "Pero yo rechazo la ecuaci¨®n pol¨ªtica = mal / derecho = bien. Es demasiado plana, hace falta matizarla. El derecho internacional es, por naturaleza, un sistema limitado, imperfecto. La pol¨ªtica puede y debe llegar adonde ese derecho no llega".
"La supremac¨ªa de la pol¨ªtica puede causar atropellos", prosigue, "porque no tiene como fundamento necesario la justicia, pero tambi¨¦n puede arreglar situaciones, como ocurri¨® en 1999 cuando la OTAN intervino en ayuda de los golpeados kosovares sin el amparo de una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU. Estoy de acuerdo en que en Kosovo se ha actuado en contra del derecho, pero en lugar de poner el grito en el cielo creo que hay que analizar la sustancia del acto m¨¢s all¨¢ de su legalidad".
Sartori recurre al m¨¢s crudo realismo: "En el fondo, lo que m¨¢s importa es la inteligencia del acto".
Naturalmente, a veces, los extremos del conflicto derecho y pol¨ªtica se confunden. El mismo sistema legal que no ampara la independencia de Kosovo es un sistema muy pol¨ªtico. El derecho internacional es un derecho de Estados soberanos. No sorprende que sea restrictivo en materia de secesiones.
Y la peligrosidad de la independencia de Pristina reside en buena medida en que Kosovo era (?es?) una provincia de Serbia, y no una de las rep¨²blicas federadas yugoslavas.
"Es indiscutible que, jur¨ªdicamente, Kosovo era una provincia. Pero, ?por qu¨¦ lo era? Porque los kosovares eran ciudadanos de segunda en Yugoslavia", razona Molina, del Instituto Elcano. "Por cohesi¨®n ¨¦tnica, religiosa, cultural y territorial ten¨ªan probablemente tanto o m¨¢s derecho a ser una rep¨²blica que las otras. Pero, por una vejaci¨®n pol¨ªtica, no se les otorg¨® el status e incluso Milosevic le arrebat¨® la autonom¨ªa limitada que ten¨ªa Kosovo en los ochenta. Por ello, ahora, son jur¨ªdicamente un caso distinto a los dem¨¢s. Yo no desprecio el valor del derecho de la antigua Yugoslavia o de la antigua URSS, pero tampoco puedo magnificarlo". La dicotom¨ªa pol¨ªtica-derecho se esfuma.
La distancia jer¨¢rquica establecida en la ex URSS entre rep¨²blicas y provincias tambi¨¦n ha desembocado en un abismo, lleno de conflictos y muertes. Mientras las rep¨²blicas se separaron en 1991 sin violencia, provincias y otras entidades territoriales se han quedado donde estaban, a veces nadando en sangre. All¨ª est¨¢n las tensiones de Chechenia, Abjazia, Osetia del Sur, Nagorno-Karabaj, Transdni¨¦ster...
Hacer excepciones a la norma puede ser a la vez ileg¨ªtimo y justo. Pero la peligrosidad de establecer precedentes siempre sugiere buscar una cobertura.
"Tanto en el caso de Kosovo como en el de Irak, las potencias pol¨ªticas han intentado vestir de un aura de legalidad las evidentes violaciones cometidas", comenta Antonio Remiro, catedr¨¢tico de Derecho Internacional en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Las declaraciones de la UE del pasado lunes son jur¨ªdicamente grotescas, con sus referencias al respeto de principios en realidad violados por activa y por pasiva. Pero se nota la voluntad de abrigarse". La pol¨ªtica desnuda es quiz¨¢ una visi¨®n demasiado fuerte para los est¨®magos de la opini¨®n p¨²blica. Su doble rasero, un rasgo incendiario.
"Es dif¨ªcil aceptar que Kosovo pueda y, por ejemplo, el S¨¢hara Occidental, no, cuando ¨¦ste tiene una base legal pr¨¢cticamente impecable para ser independiente, mucho m¨¢s s¨®lida que la kosovar", reflexiona Molina. Dif¨ªcil de aceptar: los Estados nacen o no dependiendo de qui¨¦n lo quiera. El derecho, si puede, que acompa?e.
As¨ª, Namibia naci¨® en 1990 separ¨¢ndose de Sur¨¢frica. Eritrea logr¨® su reconocimiento en 1993. Antes, en 1971, Bangladesh proclam¨® su independencia de Pakist¨¢n, y tambi¨¦n acab¨® siendo reconocido. Taiw¨¢n en cambio queda en su limbo, como la rep¨²blica de Somalilandia y la de Chipre Norte.
Su futuro depende de actos pol¨ªticos. Quiz¨¢, como dice Sartori, lo ¨²nico que cabe esperar es que sean inteligentes.
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