La revuelta de los 100
El importante premio franc¨¦s Escuadra de Plata ha reca¨ªdo en una modesta escuela de Burdeos. El fallo, que ignora otras arquitecturas m¨¢s "gesticulantes", ha desatado una tormenta
La arquitectura francesa se revuelve. Ha bastado que alguien haya hablado de "un gran gesto" y que otro haya entendido "gesticulaci¨®n" para que empiece la pol¨¦mica. En este embrollo hay de todo. Est¨¢ la paquid¨¦rmica prensa especializada que intenta quedar bien con el mundo, pero que no es independiente porque mantiene intereses comerciales y mezcla pol¨ªtica con arquitectura. Est¨¢n los jurados de arquitectura, que premian sin haber visitado los edificios. Est¨¢ la pugna interna entre figura y fondo, entre la ¨¦lite capitalina y los esforzados arquitectos provincianos que no tienen encargos reconocidos por los medios de comunicaci¨®n. Est¨¢ el complejo de inferioridad de la arquitectura francesa, que produce obras con un limitado nivel de osad¨ªa intelectual y dentro de latitudes parametrizadas por los reglamentos. Y est¨¢ Nicolas Sarkozy, que ha tomado la ciudad como algo personal, que quiere una clara ruptura con el pasado y que ha empe?ado su vanidad en aupar a la arquitectura a un lugar clave.
La tormenta surgi¨® del comentario sobre el premio a la "arquitectura de lo cotidiano" frente a la "arquitectura gesticulante"
El barrio de La Bastide, en Burdeos, es una antigua zona industrial en la margen derecha del r¨ªo Garona, con un peque?o n¨²cleo hist¨®rico y un entorno ocupado, hasta hace poco, por empresas y tinglados portuarios. Est¨¢ experimentando una renovaci¨®n completa y cuidadosa. En este tranquilo barrio es donde se sit¨²a el ojo de la tormenta. La Escuadra de Plata 2007, el ¨²nico premio anual a la mejor obra de arquitectura francesa, se ha descargado sobre el Grupo Escolar Nuyens en Burdeos, obra de los arquitectos Nathalie Franck e Yves Ballot. Mantienen los antiguos pabellones existentes en la parcela y a?aden otros nuevos a un conjunto que re¨²ne una escuela primaria y una escuela infantil con guarder¨ªa. La construcci¨®n, enfrentada al Jard¨ªn Bot¨¢nico, se integra con el entorno y es un b¨¢lsamo para el barrio porque evita las estridencias de materiales y los sobresaltos volum¨¦tricos. Es un trabajo sobrio y discreto. Arquitectura modesta que habr¨ªa pasado desapercibida a cualquier rastreador de tendencias.
El premio, que no ha cambiado sus bases en veinticinco a?os, lo organiza y promueve el grupo editorial Le Moniteur partiendo de una selecci¨®n previa de diecisiete trabajos repartidos por todo el hex¨¢gono, con un claro af¨¢n de justicia distributiva. Un jurado internacional destac¨® con el gran premio, Escuadra de Plata, la reestructuraci¨®n y ampliaci¨®n de estas escuelas bordelesas. El temporal lo ha provocado un comentario publicado en Le Monde por su cr¨ªtico de arquitectura Fr¨¦d¨¦ric Edelmann, en donde afirmaba que el jurado hab¨ªa querido recompensar a la "arquitectura de lo cotidiano" y proscribir la "arquitectura gesticulante". Un grupo de arquitectos, entre los que se encuentra Rudy Ricciotti -principal perjudicado por el fallo, ya que su Centro Coreogr¨¢fico Nacional en Aix-en-Provence figuraba como favorito-, ha puesto en marcha La revuelta de los 100. Protestan, porque dicen que la actitud de Le Moniteur supone una manipulaci¨®n reaccionaria, que la arquitectura que hacen ellos tambi¨¦n es cotidiana, que todos los d¨ªas tienen que resolver problemas prosaicos y funcionales y que se ha puesto en cuesti¨®n la credibilidad de su actividad, teniendo en cuenta que su arquitectura se valora m¨¢s all¨¢ de las fronteras francesas.
El grupo de los 100 se ha negado a que Le Moniteur publique sus trabajos en el Anuario de Arquitectura Francesa 2007, que recopila a los seleccionados para la Escuadra de Plata en un n¨²mero de su revista AMC. Como respuesta, estos arquitectos encolerizados editar¨¢n su propio anuario y lo llamar¨¢n "Feliz Anuario de Arquitectura 2007". Adem¨¢s han creado una asociaci¨®n -con un nombre, sorprendentemente, en ingl¨¦s- llamada French Touch (toque franc¨¦s) y han prohibido a Le Moniteur usar las im¨¢genes de sus edificios, petici¨®n a la que la editorial ha hecho caso omiso.
En la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Cannes, la cr¨ªtica dudaba de si el jurado iba a tener la valent¨ªa de premiar al desconocido ex profesor y periodista rumano Cristian Mungiu por su seca pel¨ªcula Cuatro meses, tres semanas y dos d¨ªas, quien declar¨® al recoger el premio: "Esta Palma de Oro es una buena noticia para la peque?a cinematograf¨ªa de un peque?o pa¨ªs". Algo se est¨¢ moviendo contra el espect¨¢culo fatuo. OMA, en la memoria de uno de sus ¨²ltimos proyectos en Dubai, coincide: "La ambici¨®n de este trabajo es acabar con la presente fase de idolatr¨ªa arquitect¨®nica -la era del icono- en la que la obsesi¨®n por el genio individual excede ampliamente ese compromiso con el esfuerzo colectivo que se necesita para construir la ciudad". Lleg¨® el comandante y mand¨® parar.
En el fondo, la escuadra plateada, herramienta de dibujo ca¨ªda en desuso, no ha sido m¨¢s que la se?al que estaban esperando unos cuantos para promover una revuelta que va contracorriente. La arquitectura francesa, dos millas por detr¨¢s, navega por canales estrechos y sobre aguas movidas. Ricciotti le ha expuesto a Sarkozy la dificultad que existe para construir en Francia. "Estamos en un pa¨ªs que hace agua, hay que ir a salvarlo". Dice que el presidente le respondi¨® "cuente conmigo". El Gobierno franc¨¦s se ha apuntado al espect¨¢culo. En la inauguraci¨®n de la Ciudad de la Arquitectura y del Patrimonio, Sarkozy, delante de varios premios Pritzker y de los Grandes Premios Nacionales franceses, ha manifestado que desea que el gesto arquitect¨®nico acompa?e a la vivienda social y que los promotores se muestren creativos y demandantes de arquitectura. Proclama ablandar las normativas para que los actores de la ciudad tengan un margen mayor de maniobra. Quiere autorizar por decreto la posibilidad de la audacia.
Mientras en otros pa¨ªses es el destello de los arquiestrellas el que ciega el trabajo de los locales, en Francia parte de la profesi¨®n se rebela, porque un peque?o equipo de provincias hace un edificio correcto y un jurado decide premiarlo. Mon Dieu!, es una obra con demasiada seriedad para un panorama reciente dominado por la ausencia de hondura. El toque franc¨¦s se disuelve entre el gesto glamouroso y el desencanto te¨®rico. Ante esto, no cabe m¨¢s que contraponer lo escrito por Georges Didi-Hubermas en Le Danseur des Solitudes: "Intenta construir cada momento del tiempo (...) como un acontecimiento de misterio y de profundidad, 'misterio y jondura' (sic). Para que la hondura aparezca no hay que hacer trampas; nunca jam¨¢s hay que 'aparentar'. No bailar, m¨¢s que con una pura y simple verdad".
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