El ascenso imparable de unos dinamiteros del jazz
EST desmiente los t¨®picos con un brillante disco en directo
Mucho m¨¢s que un conjunto de jazz. El tr¨ªo del pianista Esbj?rn Svensson, EST para los amigos, constituye un fen¨®meno sociol¨®gico digno de estudio. Un grupo de jazz sueco que vende discos como el que m¨¢s, llena grandes auditorios y gusta, incluso, a los aficionados al jazz. Para el l¨ªder (aunque no se reconozca como tal), la explicaci¨®n es muy sencilla: "No existe ning¨²n otro tr¨ªo en ning¨²n lugar del mundo como el nuestro. Ni en Am¨¦rica, Jap¨®n, Suecia o en Espa?a va nadie a encontrar otro EST. Si quieres escuchar a EST tienes que escuchar a EST".
Svensson: "Si crees que lo nuestro no es jazz, vale; si piensas que s¨ª, pues tambi¨¦n"
"Ser¨ªa aburrido si fuese lo mismo todas las noches, por suerte, no lo es"
Svensson, Dan Berglund (contrabajo) y Magnus ?str?m (bater¨ªa) acudieron recientemente a Hamburgo para presentar su nuevo disco. Una elecci¨®n obvia teniendo en cuenta que se trata de una grabaci¨®n en vivo realizada en esta ciudad. Cualquiera podr¨ªa llevarse la falsa impresi¨®n de que la llamada Venecia del Norte constituye un fetiche para Svensson: "En los ochenta recorr¨ª Europa por Interrail con mi novia y siempre ten¨ªamos que pasar por Hamburgo", recuerda el pianista. "Por alg¨²n motivo, la ciudad no me gustaba demasiado y todo lo que quer¨ªa era subir al tren y salir pitando. Pero ahora he descubierto que es un sitio estupendo".
Para la presentaci¨®n, escogieron el Indra, un diminuto habit¨¢culo con apariencia de club de alterne de los a?os cincuenta que fue el escenario de la primera actuaci¨®n de unos tales Beatles fuera del Reino Unido. Para Svensson, "ha sido la oportunidad de volver a saborear el feeling de tocar en un club", "un lujo" que ya no se pueden permitir, reconoce Svensson. "Los clubes de jazz suelen ser lugares muy peque?os con lo que tendr¨ªamos que estar de gira eternamente. Nuestro reto es crear la atm¨®sfera precisa para hacer sentir a quienes van a escucharnos que no est¨¢n en un lugar inmenso sino en un club o en la sala de estar de su casa y que nosotros no estamos all¨ª; hasta que, de repente, abre los ojos y comprueba que est¨¢ rodeado por otros 500".
El "culpable" de que todos estemos aqu¨ª -m¨²sicos, ejecutivos y prensa venida de toda Europa- se llama Siegfried, Siggi, Loch, un arist¨®crata, antiguo presidente de WEA-Europa que en 1992 lo dej¨® todo para fundar ACT, cumpliendo con su sue?o de convertirse en productor de discos de jazz. Svensson reconoce que fue gracias al empe?o de Loch que EST live in Hamburg vio la luz: "Yo no estaba demasiado entusiasmado con la idea de editar la grabaci¨®n del concierto pero Siggi insist¨ªa en que ten¨ªamos que escucharla, que hab¨ªa sido algo grande, y, efectivamente, lo hab¨ªa sido".
Svensson recuerda la primera vez que EST toc¨® en Madrid: en un club, un domingo por la tarde-noche, ante una docena de espectadores. "Es algo que uno no debe olvidar. El riesgo de crecer como nosotros lo hemos hecho es que acabes ocup¨¢ndote m¨¢s de los deseos de la gente que de la m¨²sica. La filosof¨ªa del grupo es justo la contraria: lo ¨²nico que importa es la m¨²sica y lo que sentimos y lo que queremos tocar. Si seguimos as¨ª seguro que la audiencia seguir¨¢ estando ah¨ª".
Su m¨²sica puede sonar tanto en una sala de conciertos como en un garito del "barrio rojo" de Hamburgo o en un after en Ibiza... pero, toquen donde toquen, siempre cabr¨¢ la duda de si calificarles como un grupo de jazz con apariencia de conjunto pop o como un grupo pop que improvisa. "El problema del jazz es que todo el mundo sabe qu¨¦ est¨¢ ocurriendo a cada momento. Con EST no est¨¢ tan claro qu¨¦ es un solo y qu¨¦ la melod¨ªa, lo que me encanta. Las formas tradicionales del jazz me aburren. Nos inspira la m¨²sica afroamericana, por supuesto, pero tambi¨¦n la m¨²sica cl¨¢sica europea, la m¨²sica electr¨®nica, el pop, el rock and roll..., si alguien piensa que no es jazz, por m¨ª vale, y si piensa que s¨ª, pues tambi¨¦n".
Las cifras cantan: EST ofrece m¨¢s de 100 conciertos al a?o por todo el mundo, una presumible tortura para alguien que afirma "odiar a muerte" las repeticiones. "Ser¨ªa aburrido si fuera lo mismo todas las noches pero no lo es", confiesa Svensson. "No hay una sola noche en que no ocurra algo que te lleve a preguntarte qu¨¦ est¨¢ pasando. Todo lo tocamos en vivo y sin trampa, no tenemos loops ni nada parecido. Cualquiera puede empezar cualquier cosa y tienes que estar absolutamente concentrado porque corres el riesgo de perderte. Basta que pares un minuto a fumarte un cigarrillo para que ya no sepas d¨®nde est¨¢s".
Babelia
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