Tambores de guerra
Ch¨¢vez aprovecha la crisis provocada por la incursi¨®n colombiana en un campamento de las FARC en territorio de Ecuador para mantener la zona al rojo vivo.
El incidente fronterizo entre Colombia y Ecuador, ocurrido a ra¨ªz de la incursi¨®n militar colombiana en un campamento de las FARC situado en territorio ecuatoriano, deber¨ªa eclipsarse pronto con las excusas formales del Gobierno colombiano y el acuerdo propiciado por la OEA (Organizaci¨®n de Estados Americanos) para evitar en el futuro episodios semejantes. Pero cabe que no sea as¨ª, por la intromisi¨®n en el asunto del mandatario venezolano, Hugo Ch¨¢vez, el gran desestabilizador de Am¨¦rica Latina.
En efecto, a Ch¨¢vez le viene como anillo al dedo el conflicto y tratar¨¢ de mantenerlo al rojo vivo. Desde el refer¨¦ndum que perdi¨®, su impopularidad en su propio pa¨ªs no hace m¨¢s que crecer, al mismo tiempo que la inflaci¨®n, el desabastecimiento alimenticio y la corrupci¨®n, que golpean sin misericordia a aquellos sectores venezolanos m¨¢s pobres que en un principio eran su principal apoyo. En estas condiciones, nada tan oportuno como un conflicto b¨¦lico que permita a su Gobierno efusiones efervescentes de patriotismo a fin de crear artificialmente la unidad nacional. Y que tenga entretenidas a unas Fuerzas Armadas en las que jam¨¢s prendi¨® la pr¨¦dica ideol¨®gica de Ch¨¢vez a favor del "Socialismo del Siglo XXI" y cuya lealtad, ahora vacilante, ha conseguido sobre todo sobornando a su c¨²pula.
Nada tan oportuno como un conflicto b¨¦lico para permitir a Ch¨¢vez efusiones de patriotismo
Los narcoterroristas colombianos han recibido de Ch¨¢vez 300 millones de d¨®lares
No se explica de otra manera a cuento de qu¨¦ el caudillo venezolano se precipit¨® a atizar el fuego de aquel episodio que tuvo lugar a muchos cientos de kil¨®metros de las fronteras venezolanas, a lanzar sus habituales amenazas e insultos contra el mandatario colombiano ?lvaro Uribe y a ordenar, ante las c¨¢maras de la televisi¨®n, con gesto musoliniano, a su ministro de Defensa: "?A ver, p¨®ngame de inmediato diez batallones en la frontera con Colombia!".
Las payasadas del mandatario venezolano son pintorescas, pero, en este caso, tambi¨¦n preocupantes. Pues, en la actualidad se trata, pol¨ªticamente hablando, de un animal herido, que se siente cada vez m¨¢s rechazado por su pueblo y totalmente incapaz de revertir una crisis econ¨®mica y social desatada por su ignorancia y megaloman¨ªa. En esas circunstancias no se puede descartar que reabra la crisis, directamente, o a trav¨¦s del Gobierno ecuatoriano del presidente Correa, quien, a juzgar por su err¨¢tico comportamiento desde el inicio de este conflicto -aceptando en un principio las excusas y explicaciones del presidente Uribe y, luego, escalando las protestas y magnificando lo sucedido-, despu¨¦s de mantener una cierta independencia, parece haberse resignado a integrar tambi¨¦n, junto con el boliviano Evo Morales y el nicarag¨¹ense Daniel Ortega, la cofrad¨ªa de vasallos pol¨ªticos de Hugo Ch¨¢vez.
Pese a las FARC y al narcotr¨¢fico, Colombia es una democracia que ha resistido una embestida feroz contra su sistema pol¨ªtico, de dos poderosos movimientos subversivos, apoyados por la industria de la droga m¨¢s rica de Am¨¦rica Latina, y por la Cuba de Fidel Castro y la Venezuela de Ch¨¢vez. Con el Gobierno de ?lvaro Uribe, el m¨¢s popular que ha conocido Colombia en varias d¨¦cadas, la narcoguerrilla ha comenzado a ceder el terreno y el pueblo colombiano a perder el miedo y a recuperar la esperanza. Eso hace de Uribe un ejemplo odiado por quienes quisieran, como Ch¨¢vez, convertir a Am¨¦rica Latina en una sociedad comunista a la manera de Cuba o en ese galimat¨ªas socialista y bolivariano en que ¨¦l ha transformado a Venezuela.
Lo extraordinario de esta historia es que sea Colombia el pa¨ªs que Ch¨¢vez y Correa han querido poner en la picota internacional como "violador de la soberan¨ªa territorial" de un vecino. Si de violaciones territoriales se trata, el comandante Hugo Ch¨¢vez deber¨ªa estar entre rejas hace muchos a?os. Nadie, ni siquiera Fidel Castro en los sesenta, en el apogeo de su mesianismo revolucionario, ha pisoteado de manera tan burda la soberan¨ªa de los dem¨¢s pa¨ªses latinoamericanos, financiando movimientos y candidatos extremistas, publicaciones revolucionarias, subvencionando huelgas y paros armados, y, como ha hecho con las FARC y el ELN colombianos, concediendo "santuarios" a los movimientos subversivos, que ¨¦stos aprovechan para curar a sus heridos, dar descanso a sus tropas, o refugiarse cuando se ven en peligro. En los documentos hallados en el campamento de las FARC reci¨¦n destruido, aparecen pruebas, seg¨²n ha ofrecido mostrar el Gobierno colombiano, de que los narcoterroristas colombianos han recibido ya, de Hugo Ch¨¢vez, 300 millones de d¨®lares. ?No son ¨¦sas violaciones descaradas y flagrantes de la soberan¨ªa de un pa¨ªs vecino?
La indignaci¨®n del presidente Correa ante la incursi¨®n militar colombiana tiene asidero, sin duda: es grave que ocurra y la comunidad civilizada internacional ha hecho bien en censurarla. Pero, ?es menos tolerable que un movimiento subversivo y narcoterrorista, como las FARC, tenga "santuarios" estables en territorio ecuatoriano, enclaves extraterritoriales que lo pongan a salvo de las acciones del gobierno democr¨¢tico que est¨¢ tratando de derribar? Eso es lo que mostraba ser, en las im¨¢genes, el campamento donde murieron Ra¨²l Reyes y la veintena de miembros de las FARC.
Lo menos que se puede decir en este caso es que el presidente Correa y su Gobierno, tan escrupulosos en la defensa de la soberan¨ªa ecuatoriana, deb¨ªan de serlo, tambi¨¦n, no permitiendo actos inamistosos contra su vecino como el establecimiento de campamentos subversivos a lo largo de su frontera. Porque, una de dos: o no est¨¢n en condiciones de impedir que las FARC hagan de las suyas en territorio ecuatoriano, y en ese caso no pueden quejarse de que el Gobierno colombiano act¨²e como lo ha hecho en su leg¨ªtima defensa, o lo est¨¢n, y no quieren hacerlo, por temor, prudencia o por complicidad con la subversi¨®n.
La soberan¨ªa territorial debe ser respetada, desde luego. Pero, por todos los gobiernos, empezando por el del comandante Ch¨¢vez. Porque el efecto desestabilizador de sus intromisiones -a golpe de los petrod¨®lares del desventurado pueblo venezolano que ¨¦l derrocha para hacer realidad sus sue?os hegem¨®nicos bolivarianos- est¨¢n causando mucho da?o a los pa¨ªses que tratan de fortalecer sus instituciones y luchan contra el subdesarrollo respetando la libertad y la legalidad.
Despu¨¦s de Colombia, otro de los objetivos prioritarios del caudillo llanero es el Per¨², cuya democracia le molesta. Ya en las ¨²ltimas elecciones trat¨® de imponer a un candidato af¨ªn a sus delirios ideol¨®gicos, que por fortuna los electores rechazaron (pero no por muchos votos). Desde entonces, su larga mano y su dinero est¨¢n detr¨¢s de toda la violencia social que los grup¨²sculos extremistas desatan en el Per¨², manipulado a los sectores marginales y desfavorecidos con huelgas, levantamientos, paros y toma de locales y empresas que s¨®lo sirven para retrasar el desarrollo y paralizar la vida econ¨®mica del pa¨ªs. Las casas de ALBA, que el Gobierno de Ch¨¢vez ha sembrado por toda la sierra peruana, est¨¢n lejos de ser esas instituciones humanitarias que pretenden: en verdad son focos activos de propaganda revolucionaria cuyo objetivo es socavar en los sectores campesinos y marginales toda forma de adhesi¨®n al sistema democr¨¢tico y ganar adeptos para las fuerzas que se empe?an en derribarlo.
El efecto m¨¢s pernicioso del incidente ecuatoriano-colombiano es que va a dar un nuevo impulso al armamentismo en Am¨¦rica Latina, de manera que preciosos recursos de los pa¨ªses latinoamericanos se gasten comprando aviones, tanques, misiles, etc¨¦tera, que nos defiendan del "peligro exterior". Peligros¨ªsimo juego que, adem¨¢s de un derroche insano, puede, en un momento de desvar¨ªo nacionalista, provocar otra de esas hecatombes que han ensangrentado nuestra historia.
? Mario Vargas Llosa, 2008. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El Pa¨ªs, SL, 2008.
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