El PP rompe el techo
El primer detalle que debemos traer a colaci¨®n es que para un crecimiento moderado del censo electoral entre 2004 y 2008 de apenas 50.000 electores, el PP obtiene en la Comunidad Valenciana un crecimiento neto de m¨¢s de 168.000 votos, mientras que el PSOE se queda a casi 14.000 votos de su resultado de 2004 (que fue, con todo, el mejor en la serie de elecciones legislativas en la Comunidad Valenciana).
En apariencia, pues, tanto el crecimiento del censo cuanto el descenso moderado de la abstenci¨®n (de 22,29% a 20,37%) y el estancamiento del PSOE en sus resultados de 2004 explican que el 51,72% logrado por el PP en el conjunto de la Comunidad Valenciana proceda de la consolidaci¨®n de su voto anterior y de nuevos aportes procedentes de abstencionistas y nuevos votantes. Sin embargo, y en lo tocante a los votos del PSOE, una primera lectura de los resultados de sus m¨¢s directos competidores (EU y el Bloc, con sus respectivas coaliciones) parece indicar que las p¨¦rdidas de estos van a la candidatura socialista, pero si se estudian con detalle los resultados municipio a municipio (que de todos modos no exonera de llevar a cabo el minucioso repaso de los resultados de las mesas, a falta de las correspondientes encuestas post-electorales que ilustran sobre las transferencias de voto entre siglas), vemos que no hay correspondencia entre las p¨¦rdidas de las dos candidaturas (de 164.370 pasan a 103.694) y las hipot¨¦ticas ganancias del PSOE.
?Qu¨¦ pudo ocurrir para que estas p¨¦rdidas no se hayan traducido en un aumento del voto socialista? Aun a riesgo de admitir que los datos emp¨ªricos que manejamos est¨¢n sujetos a comprobaci¨®n mediante las encuestas post-electorales, aventuro la siguiente hip¨®tesis: en realidad, una parte sustancial de las p¨¦rdidas de voto de las formaciones aludidas s¨ª habr¨ªa ido a parar al PSOE, pero no es menos cierto que una parte de los votantes del PSOE ya hab¨ªan declarado en varias encuestas que o bien no recordaban haberle votado en las anteriores, o no ten¨ªan el voto decidido, o no iban a votar a esa formaci¨®n; ello significa que las ganancias de votos procedentes de la izquierda que practica el voto ¨²til pudieron ir al PSOE se enjugan con el dato de que antiguos votantes del PSOE, o se abstuvieron (hip¨®tesis menos probable) o votaron ahora al PP. Es decir, que no hay explicaci¨®n suficiente para comprender el aumento del PP solo con los nuevos votantes y la mayor participaci¨®n, como tampoco la hay para que la repetici¨®n de resultados por el PSOE circunscripci¨®n a circunscripci¨®n proceda de una fidelidad de voto sin fisuras.
As¨ª, mientras el PP aumenta en las tres circunscripciones de manera bastante coherente, pues a mayor participaci¨®n registra mayor crecimiento (3,44 puntos en Castell¨®n, con un ¨ªndice de abstenci¨®n del 21,74%, que supone 12.763 votos m¨¢s; 4,45 en Alicante, con abstenci¨®n del 20,53%, que supone 53.511 votos m¨¢s; y un 5,59 en Valencia, con abstenci¨®n del 19,98%, que supone 101.978 votos), el PSOE se mantiene en la de Castell¨®n (pr¨¢cticamente los mismos votos que en 2004, alrededor de los 139.000), los mejora muy ligeramente en Alicante (de 374.631 a 380.305) y baja ligeramente en Valencia (de 613. 833 a 594.273), poniendo de manifiesto que sus resultados municipales constituyen un discreto diente de sierra con ligeras subidas y ligeras bajadas cuyo balance final es imperceptiblemente negativo.
Con respecto al resto de singularidades de estos resultados cabe apuntar que el PP ha roto de nuevo sus techos tanto en elecciones auton¨®micas cuanto en generales. Si antes de las elecciones del domingo algunos analistas nos pregunt¨¢bamos si el PP llegar¨ªa a los 1.300.000 votos, considerando que quiz¨¢s estamos ya muy cerca del tope que una sociedad plural como la nuestra presenta (el pluralismo municipal todav¨ªa existente apuntaba a ciertos l¨ªmites en el voto ¨²til del centro-derecha, y el dualismo voto auton¨®mico-voto legislativo no presentaba grandes cifras), los resultados abocan a una realidad que supone, por una parte, la consolidaci¨®n del partido hegem¨®nico, y, por otra, la minimizaci¨®n de los competidores tanto a derecha e izquierda, si se excepciona al PSOE, cuya posici¨®n queda, despu¨¦s de una d¨¦cada de comicios de diferentes ¨¢mbitos en la Comunidad Valenciana, en una situaci¨®n como la del PP de Andaluc¨ªa en los ¨²ltimos 22 a?os, es decir, en expectativa de perpetuarse en la oposici¨®n ocurra lo que ocurra en el ¨¢mbito estatal, pues ni siquiera el factor gobierno le permite acercarse lo suficiente al PP como para preparar su alternativa.
Quiz¨¢s la otra gran novedad de estas elecciones haya sido para muchos la p¨¦rdida del esca?o que EU, y antes el PCPV-PCE, tuvieron en la circunscripci¨®n de Valencia. Sin embargo, era algo cantado, pero no por la crisis reciente de esta formaci¨®n despu¨¦s de firmar con el Bloc y otros el llamado Comprom¨ªs, sino porque cada vez que hay elecciones competidas IU sufr¨ªa los embates del voto ¨²til, y cuanto m¨¢s competidas, m¨¢s p¨¦rdidas, y esas p¨¦rdidas proceden inevitablemente de la p¨¦rdida de solvencia del proyecto ante sus propios electores, y del empecinamiento de las siglas comunistas en el seno de un movimiento que no responde a los nuevos movimientos sociales, ni los lidera, ni los mima, ni los valora m¨¢s all¨¢ de un tutelaje anclado en los modos de siempre. Son las maneras de la izquierda, los dogmatismos, la apuesta por una revoluci¨®n imposible (rep¨²blica, moratoria urban¨ªstica, sector p¨²blico, antieurope¨ªsmo, ecologismo conservador, radicalismo social,...), por un horizonte que la inmensa mayor¨ªa no desea ni quiere, aun con la crisis en puertas. Que una parte de sus electores se hayan ido con Rosa D¨ªez -y en Madrid es bastante evidente que esos votos proceden al alim¨®n de votantes socialistas y comunistas, con alguna guinda del PP-, o que sus desavenencias hayan llevado a la diputada Isaura Navarro a concurrir en otra lista, ahora, en comandita con el Bloc, no a?ade nada al drama de la izquierda alternativa tanto en el Pa¨ªs Valenciano cuanto en el conjunto de Espa?a (con la consabida excepci¨®n de Catalunya, es decir, de Barcelona).
Y si miramos al nacionalismo valenciano, quiz¨¢s sea bueno dejar indicado que, puesto que no aprenden nunca, quiz¨¢s el finiquito cercano les abra los ojos. Siempre terminal no se es: se acaba uno muriendo.
Vicent Franch es profesor de Ciencia Pol¨ªtica y de la Administraci¨®n en la Universitat de Val¨¨ncia-Estudi General.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.