Tregua para Colombia

Las aguas vuelven a su cauce. Venezuela y Colombia reanudan las relaciones que rompieron la semana pasada; Ecuador se reconciliar¨¢ con Bogot¨¢, pero tom¨¢ndose un tiempo como parte ofendida por la incursi¨®n militar colombiana, en la que el 1 de marzo se dio muerte en su territorio al segundo jefe de las FARC, Ra¨²l Reyes; y Nicaragua, que, sol¨ªcita, acudi¨® al llamamiento del presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, deber¨¢ hacer otro tanto.

Tras unos d¨ªas de tensi¨®n, en los que el l¨ªder bolivariano hab¨ªa amenazado a Colombia con la guerra, todo acab¨® este fin de semana en abrazos y apretones de mano en la reuni¨®n del Grupo de R¨ªo. Es cierto que el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, se excus¨® y prometi¨® no reincidir, pero, m¨¢s notablemente a¨²n, Ch¨¢vez enton¨® el aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. Y sin quitarle ning¨²n m¨¦rito al anfitri¨®n, el presidente dominicano Leonel Fern¨¢ndez, que hizo de hombre bueno entre las partes, la crisis se ha resuelto porque no serv¨ªa a los intereses de nadie. El presidente ecuatoriano Rafael Correa no tiene ning¨²n inter¨¦s en que se le asocie con las FARC; al venezolano no le conviene que Bogot¨¢ siga escarbando en el ordenador personal de Reyes, donde pueden aparecer sus concupiscencias con una guerrilla que se dice tan radical, socialista y bolivariana como ¨¦l mismo; y Uribe s¨®lo desea que lo olviden todo sus vecinos.

?Pero es esto una paz o una tregua para Colombia? Las FARC habr¨¢n de replicar al golpe o admitir de hecho que est¨¢n en las ¨²ltimas; Ch¨¢vez ha invertido demasiado capital pol¨ªtico en el canje de secuestrados por la guerrilla para dejar la partida sin m¨¢s; y Uribe sigue empe?ado en vencer en el campo de batalla. Por ello, s¨®lo un acuerdo sobre persecuci¨®n en caliente o alg¨²n tipo de impermeabilizaci¨®n fronteriza entre Ecuador, Venezuela y Colombia puede asegurar la paz.