El silencio electoral de la sanidad
Vivimos en un pa¨ªs con una democracia reciente, francamente mejorable cuando nos comparamos con otros de larga tradici¨®n democr¨¢tica como Reino Unido o Suecia. En pa¨ªses como ¨¦stos, la sanidad tiene un lugar importante en la agenda pol¨ªtica. En el nuestro, no tanto. Aqu¨ª los pol¨ªticos hablan de sanidad s¨®lo en periodo electoral y, ¨²ltimamente, ni eso. Y uno se atrever¨ªa a m¨¢s: nuestros pol¨ªticos hablan de sanidad s¨®lo cuando la pueden utilizar como arma arrojadiza frente al contrincante en una dial¨¦ctica, cada vez m¨¢s frecuente, que azuza la rivalidad interregional.
El espect¨¢culo dado por algunos consejeros de Salud en el Consejo Interterritorial en los ¨²ltimos a?os es buena muestra de ello, as¨ª como que todas y cada una de las Consejer¨ªas de Salud presumen de tener ellas el mejor sistema de historia cl¨ªnica informatizada, la menor lista de espera para intervenciones, los profesionales mejor pagados, la mejor tecnolog¨ªa, etc¨¦tera. Siendo sinceros, uno ya no sabe si la descentralizaci¨®n est¨¢ siendo la mejor opci¨®n para gestionar los recursos destinados a la misma. Y no s¨®lo me refiero a que la descentralizaci¨®n facilita la utilizaci¨®n partidista de la sanidad p¨²blica en la refriega electoral local y nacional, sino tambi¨¦n a lo relacionado con la utilizaci¨®n equitativa y eficiente de los recursos.
Tres millones de usuarios eligen establecimientos de provisi¨®n sanitaria privada a cargo del erario p¨²blico
Que las desigualdades sanitarias inter-regionales se hayan mantenido a pesar de la descentralizaci¨®n y que el gasto per c¨¢pita en administraci¨®n, direcci¨®n y gesti¨®n de los sistemas regionales de salud sea mucho mayor en las comunidades m¨¢s peque?as (por debajo de dos millones de habitantes) que en las m¨¢s grandes no habla, precisamente, a favor de una utilizaci¨®n equitativa ni eficiente de los recursos, ni del aprovechamiento que una gesti¨®n territorial y poblacionalmente m¨¢s amplia podr¨ªa hacer de la econom¨ªa de escala.
Por otra parte, la innovaci¨®n en sanidad, al menos la de tipo organizativo, podr¨ªa haberse visto potenciada por la descentralizaci¨®n auton¨®mica, pero no ha sido as¨ª, al menos en la Atenci¨®n Primaria y en la Especializada ambulatoria, salvando la honrosa excepci¨®n de los centros de salud tipo EBA catalanes, ahora (un "ahora" de m¨¢s de cuatro a?os) paralizada (?d¨®nde queda la gesti¨®n sanitaria basada en la evidencia?). Pero volvamos al n¨²cleo. Hablar, lo que se dice hablar de pol¨ªtica sanitaria, nuestros pol¨ªticos hablan bien poco. Y menos que poco, en campa?a electoral nacional o auton¨®mica, como se ha podido comprobar. ?Por qu¨¦ ser¨¢? ?Es que no necesita nuestra sanidad p¨²blica ning¨²n cambio relevante del que se ocupen sus mayores responsables? Y ¨¦stos, ?la utilizan habitualmente o, como funcionarios que la mayor¨ªa son, eligen preferentemente la provisi¨®n sanitaria privada de MUFACE (o similares) a cargo del erario p¨²blico?
Los funcionarios p¨²blicos no son los ¨²nicos espa?oles que pueden elegir prestaci¨®n sanitaria privada a cargo de los fondos p¨²blicos. S¨®lo destacar¨¦ el caso de algunas empresas (BSCH, BBVA, Banco de Espa?a, Banco Urquijo, RTVE, Telemadrid, la FNMT, entre otras) que proporcionan ellas mismas asistencia sanitaria a sus trabajadores y familias compensando estos gastos mediante deducciones del pago de sus cuotas a la Seguridad Social o mediante subvenciones de fondos p¨²blicos. Tambi¨¦n, el trato excepcional, mediante convenio con la Seguridad Social, para la Asociaci¨®n de la Prensa.
Curioso sistema sanitario p¨²blico el nuestro que permite, precisamente a los funcionarios p¨²blicos (y a otros espa?oles no empleados p¨²blicos), elegir provisi¨®n sanitaria privada pagada con dinero p¨²blico. En total, tres millones de espa?oles, entre titulares y beneficiarios. ?Cu¨¢ntos de los senadores y diputados podr¨ªan sacar de su cartera y mostrar una tarjeta de la sanidad p¨²blica con el nombre en el reverso de su m¨¦dico de familia del centro de salud de su barrio? Por el contrario, ?cu¨¢ntos de ellos prefieren MUFACE o similares?
Los datos se?alan que m¨¢s del 90% de los que pueden elegir eligen estos sistemas de provisi¨®n sanitaria privada a cargo del erario p¨²blico. Pero, ?y qu¨¦ pasa con los que no podemos elegir? Si tan buena es nuestra sanidad en los centros de salud y ambulatorios de especialistas, ?c¨®mo consiente el poder pol¨ªtico que no se beneficien de ella esos tres millones de personas? A lo mejor, contestando a estas preguntas contestar¨ªamos tambi¨¦n a la principal: ?por qu¨¦ no se habla de pol¨ªtica sanitaria en campa?a electoral? ?Ser¨¢ porque se quiere que todo siga igual?
Evidencias: todos los espa?oles somos iguales ante la ley, ante Hacienda... ?y ante Sanidad? Ante esta ¨²ltima hay tres millones de espa?oles que son m¨¢s iguales que los dem¨¢s. Tres millones, entre los que se encuentran la mayor¨ªa de senadores, diputados, l¨ªderes pol¨ªticos y medi¨¢ticos, que comparten un mismo y t¨¢cito acuerdo: no hablemos del asunto, no vaya a ser que terminemos yendo todos a que nos atienda un m¨¦dico de familia al que se le citan los pacientes cada tres-cuatro minutos o a un especialista ambulatorio con una lista de espera de meses para una primera consulta o prueba diagn¨®stica. Ese m¨¦dico de familia y especialista no son para nosotros, servidores p¨²blicos, esos m¨¦dicos son para... la gente. Nosotros decidimos c¨®mo debe ser esa sanidad pero que la utilicemos, eso ya es otra cosa. Silencio, se vota.
Juan Sim¨® Mi?ana. Plataforma 10 Minutos en la Comunitat Valenciana.
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