Intelectuales consideran retr¨®grado suprimir el nombre de Gil-Albert

El intento del presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, del PP, de enterrar definitivamente o dejar en un segundo plano al escritor alcoyano Juan Gil-Albert en el instituto provincial que lleva su nombre desde 1984 despert¨® ayer indignaci¨®n e inquietud entre escritores, historiadores y profesionales vinculados a la trayectoria de la instituci¨®n. Todos critican que se quiera acentuar el car¨¢cter "provincialista" del futuro Instituto Alicantino de Cultura y consideran que es una medida "retr¨®grada y obsoleta". Las reacciones y comentarios llegaron desde distintos ¨¢mbitos de la pol¨ªtica y de la cultura. Estos son algunos de los testimonios.

- Jos¨¦ Luis Ferris, escritor y actual responsable de publicaciones en el Gil-Albert, desconoc¨ªa la pretensi¨®n de prescindir del nombre del escritor, y asegura que oficialmente no se ha planteado. "Si se elimina su nombre habr¨¢ que esgrimir razones de peso, es una figura muy reconocida".

La mayor¨ªa critica que se quiera acentuar el car¨¢cter "provincialista"

- Jes¨²s Huguet, secretario del Consell Valenci¨¤ de Cultura, admiti¨® desconocer la intenci¨®n de la Diputaci¨®n, que ser¨ªa "poco adecuada y nada feliz", ya que Gil-Albert fue el primer presidente del CVC y es un "referente literario y cultural".

- Arcadi Blasco, escultor, lament¨® que se quiera volver al pasado y "resucitar el nombre franquista" del extinto Instituto de Estudios Alicantinos. En su opini¨®n, algunos mandatarios del PP "son herederos de Franco" y no reconocen a un intelectual comprometido y de izquierdas.

- Jos¨¦ Carlos Rovira, catedr¨¢tico de Literatura Iberoamericana en Alicante, recordaba la frase que pronunci¨® Gil-Albert en Valencia en la tarde del 23 de febrero de 1981, con motivo del intento de golpe de Estado -"incorregibles, son incorregibles"-, y ahora estima que "algunos quieren vengarse de alguien que fue coherente". Rovira lo consider¨® una "acci¨®n pol¨ªtica miserable la que intentan perpetrar desde la prepotencia", que le da "verg¨¹enza" desde su condici¨®n "de amigo y estudioso de su obra".

- Emilio Laparra, historiador, que fue director del Gil-Albert en la etapa socialista, cree que eliminar el nombre del poeta es una "barbaridad" que delata "el legado franquista del que se nutre la jerarqu¨ªa del PP y su incomodidad con lo que no sea la tradici¨®n m¨¢s rancia". Laparra cree que "el alicantinismo no tiene sentido y que la reducci¨®n al provincialismo es un insulto que delata la ignorancia de los dirigentes actuales de la instituci¨®n".

- Jos¨¦ Ram¨®n Giner, periodista, cree que Alicante es una ciudad "que mira m¨¢s al pasado que al futuro; cuando todos piensan en un mundo global, aqu¨ª se propugna el aislamiento de la provincia", dice, y critica que cada vez determinadas instituciones "se a¨ªslen m¨¢s".

- Emilio Soler, historiador y director de la Sede de la Universidad en Alicante, critic¨® la idea, porque prescinden de uno de "nuestros mejores literatos y se vuelve, de alguna manera, a los tiempos del cupl¨¦ franquista". Adem¨¢s, "se renuncia a la universalidad y se cae en el t¨®pico del provincialismo, que ya se ha venido confirmando durante los ¨²ltimos a?os por algunas publicaciones, salvo la revista Canelobre".

- Enrique Cerd¨¢n Tato, cronista y periodista, no entiende "las causas de este retraimiento a las trincheras del franquismo". Le "intrigan las causas reales", y agrega: "Tengo derecho a malpensar de las razones, que no exhibir¨¢n, por las que entierran la memoria de Gil-Albert".