Un c¨²mulo de errores

Cinco a?os despu¨¦s de una desastrosa invasi¨®n de Irak basada en mentiras y juicios equivocados, George W. Bush no s¨®lo no mostr¨® ayer arrepentimiento alguno, sino que se reafirm¨® en su decisi¨®n e incluso en su ¨¢nimo de lograr la victoria, aunque se guard¨® mucho de definir en qu¨¦ consistir¨ªa esa proeza. Est¨¢ as¨ª en l¨ªnea con su c¨®mplice Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien, ignorando la realidad, ha llegado a afirmar que "la situaci¨®n actual iraqu¨ª no es id¨ªlica, pero s¨ª muy buena". No cabe mayor cinismo por parte de quienes, junto a Blair y Barroso, se citaron unos d¨ªas antes en las Azores para preparar esta guerra que no s¨®lo ha puesto patas arriba el castigado pa¨ªs, sino toda la regi¨®n. Bush empez¨® un conflicto en el que han muerto cientos de miles de personas, pero quien deber¨¢ terminarlo, mal, ser¨¢ su sucesor en la Casa Blanca.

Fue un enga?o justificar la invasi¨®n en unas armas de destrucci¨®n masiva que no exist¨ªan. Fue un error empezar la guerra en nombre de la lucha contra el terrorismo, pues el r¨¦gimen de Sadam Husein no era un problema en este sentido ni ten¨ªa nada que ver con Al Qaeda, aunque Irak se ha convertido desde entonces en la mejor escuela, ahora junto a Afganist¨¢n, de terrorismo yihadista. Y fue una enorme equivocaci¨®n acabar con toda la estructura del Estado de Sadam Husein sin haber dispuesto antes de un recambio. De ah¨ª s¨®lo pod¨ªa surgir el caos.

Bush y Aznar hablan de victoria pero hoy los iraqu¨ªes siguen viviendo en el miedo, no ya de un dictador, sino de la dictadura de la violencia. La producci¨®n de petr¨®leo sigue estancada, as¨ª como el suministro de fuel y electricidad a los hogares. Aunque ha aumentado el n¨²mero de soldados iraqu¨ªes y los atentados se han reducido, est¨¢n al mismo insoportable nivel que en 2005. Y es de lamentar que se haya juzgado y ejecutado someramente a Sadam Husein, pues deber¨ªa haber vivido para pagar por sus cr¨ªmenes en la c¨¢rcel y contar c¨®mo fue aliado de EE UU en otros tiempos. Y no ya un error, sino un crimen de guerra, fue sustituir las torturas del r¨¦gimen anterior por otras de sus presos en Abu Ghraib.

Esta guerra dividi¨® a Europa y distrajo los esfuerzos necesarios para estabilizar Afganist¨¢n y acercar a palestinos e israel¨ªes. Ha dado nuevas alas a Ir¨¢n y a sus aliados en la zona, de Hezbol¨¢ a Ham¨¢s, y a los chi¨ªes. Irak ha pasado de ser uno de los pocos reg¨ªmenes ¨¢rabes laicos a convertirse en una rep¨²blica islamista.

Lo ideal ser¨ªa una soluci¨®n regional a esta guerra. Pero EE UU no va a encontrar aliados ni entre los occidentales ni en el mundo isl¨¢mico para ello. Le corresponde acabarla, teniendo en cuenta que Irak, por la zona en la que se asienta y por las riquezas petroleras que contiene, no es Vietnam. La decisi¨®n es muy dif¨ªcil, porque no es lo mismo invadir que retirarse precipitadamente de un pa¨ªs que se podr¨ªa quebrar en tres (sun¨ªes, chi¨ªes y kurdos) con consecuencias desestabilizadoras para toda la regi¨®n y el mundo.