La pistola y el 'txangurro'
Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n (Torrelavega, Cantabria, 1942) presentar¨¢ el 4 de abril, en M¨¢laga, Todos estamos invitados, una pel¨ªcula brillante, inteligente, sobre un tema escabroso y pol¨¦mico que el realizador sit¨²a sin contemplaciones: "Durante el rodaje de Visionarios (2001) en peque?as localidades del Pa¨ªs Vasco y de Navarra vi lo que era la vida cotidiana para algunos, llam¨¦mosles disidentes del?, no s¨¦ c¨®mo llamarlo, ?del R¨¦gimen vasco? ?Del statu quo? Bueno, en Euskal Herria se vive bien, la gente suele ser hospitalaria, abierta? Me vino a visitar un amigo al rodaje, se qued¨® en mi mismo hotel de monta?a, en un lugar fant¨¢stico, con paisajes ¨²nicos, con ese lustre de historia antigua? El due?o le dijo a mi amigo: 'No hace falta que cierre la puerta de la habitaci¨®n, aqu¨ª la gente es honrada. Al que no se mete en nada, no le pasa nada'. Es curioso que ese tipo de frases, tan o¨ªdas en el Pa¨ªs Vasco, en vez de tranquilizarnos nos produce un verdadero estremecimiento. Porque ¨¦sa es la ra¨ªz de cualquier dictadura. Ya en el rodaje de Todos estamos invitados, alg¨²n transe¨²nte que lo contemplaba te dec¨ªa alguna palabra amable, o alguna observaci¨®n: 'Ya era hora de que hicieran una pel¨ªcula sobre esto?'. Pero al hablar bajaba la voz. ?A estas alturas! Era una actitud refleja; el temor a que le oyera alguien que pudiera luego denunciarle a los batasuneros. Me recordaba algunas situaciones vividas en la dictadura de Franco? En fin, las violaciones de los derechos hay que denunciarlas cuando se debe y mientras se pueda, lo dem¨¢s es historia. Hoy hay gente en el Partido Popular que anima a defender la Constituci¨®n, las libertades en el Pa¨ªs Vasco? Muy bien. Pero incluso las ideas m¨¢s nobles pueden utilizarse en forma de porra para darle en la cabeza al discrepante. Ya me hubiera gustado a m¨ª que defendieran lo mismo en el franquismo, con su presidente Manuel Fraga a la cabeza, que estaba entre los liberticidas".
"La corrupci¨®n del lenguaje. Se llama 'conflicto', como se?ala Savater, a lo que es el chantaje del terror"
"La pel¨ªcula tiene una manera distinta de verse con un atentado reciente, o si hay tregua. El cine tiene un valor simb¨®lico"
Se trata, pues, de un filme sobre una situaci¨®n actual en un pa¨ªs real en el que determinados ciudadanos son amenazados, chantajeados y, en ocasiones, asesinados (el ¨²ltimo caso ha sido el de Isa¨ªas Carrasco, ex edil de Mondrag¨®n) por defender ideas contrarias a las que los iluminados consideran verdades ¨²nicas y absolutas. Pero Todos estamos invitados, con ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde como coguionista, muestra sobre todo el miedo, consciente o inconsciente, de una parte de la ciudadan¨ªa vasca que opta por mirar hacia otro lado cada vez que se consuma la amenaza. M¨¢s que una denuncia, la pel¨ªcula describe un comportamiento colectivo aberrante, y lo hace sin demagogia ni manique¨ªsmos. No hay lugar para el confortable esquema de los biempensantes.
Guti¨¦rrez Arag¨®n ha realizado hasta la fecha 17 largometrajes, ha sido guionista en tres m¨¢s, ha dirigido teatro en varias ocasiones e incluso escribi¨® y dirigi¨® una obra teatral. A ello hay que sumar una adaptaci¨®n para la televisi¨®n del Quijote, una serie de documentales en Andaluc¨ªa y prepara una serie documental con diversas voces musicales y cinematogr¨¢ficas de Cuba y Espa?a. Pero volvamos a Todos estamos invitados, filme del que son protagonistas ?scar Jaenada y Jos¨¦ Coronado.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ le motiva a escribir y realizar Todos estamos invitados?
RESPUESTA. Que hay situaciones que no admiten ambig¨¹edades o neutralidad. ?Qu¨¦ me llev¨® a militar en el partido comunista? Pues el que era muy dif¨ªcil, en el franquismo, quedarse en casa disfrutando de la lectura de Sartre mientras ah¨ª fuera se negaban todas las libertades. Y hoy, en plena democracia, tambi¨¦n es dif¨ªcil gozar de placeres razonables mientras a algunos conciudadanos nuestros se les niega el derecho a la raz¨®n. Desde la simple amenaza, al terror.
P. Ese tono o atm¨®sfera permanente en su filme?, ese mirar constantemente hacia otro lado cada vez que se produce una amenaza, un atentado o un asesinato, salvo honrosas excepciones, remite un poco a lo que debi¨® ser la Alemania del Tercer Reich: nadie, al parecer, era consciente del Holocausto. Incluso la tamborrada final podr¨ªa subtitularse "la noche de los tambores largos". Y a¨²n m¨¢s terrible es el hecho de que quienes se comportan as¨ª parecen no ser responsables de su actitud, ni se lo plantean. Es como si el subconsciente colectivo se bloqueara ante situaciones indefendibles.
R. S¨ª, si le digo la verdad, mi impulso para hacer la pel¨ªcula no es ni ETA ni la situaci¨®n pol¨ªtica ni nada de eso. Mi primer impulso es hacerla sobre la gente que mira para otro lado mientras otros —no importa si pocos o muchos— son amenazados y perseguidos o asesinados. Y no importa que los amenazados sean pocos o muchos, porque, una vez admitido el principio, ya es s¨®lo cosa de ponerse a ello. Y adem¨¢s sirve de advertencia a todos. En fin, eso es el fascismo.
P. ?Qu¨¦ tiene m¨¢s importancia en su pel¨ªcula, el testimonio o la ficci¨®n? El tono narrativo del filme es fundamentalmente descriptivo, antropol¨®gico. Lo que Ignacio Fern¨¢ndez de Castro llam¨® en su d¨ªa "la demagogia de los hechos".
R. No, no, Todos estamos invitados es ante todo una pel¨ªcula, una ficci¨®n. Es m¨¢s, utiliza sucesos ocurridos en fechas distintas? Hay una s¨ªntesis entre hechos diversos y situaciones diversas que no puede permitirse el cine documental. Por eso no se precisa en qu¨¦ fechas concretas ocurre la pel¨ªcula. Ocurri¨® ayer, hoy? est¨¢ pasando ahora mismo. En el cine las cosas ocurren mientras se contemplan, como en la m¨²sica en directo. Yo insisto en que Todos estamos invitados no es un documental, y que conste que se han hecho documentales muy buenos. Asesinato en febrero (2001) o Perseguidos (2004), de Eterio Ortega y El¨ªas Querejeta, son obras fundamentales. Claro que, en el caso de mi pel¨ªcula, muchos de los di¨¢logos y de las escenas son reproducci¨®n de di¨¢logos y escenas que ocurrieron en realidad. As¨ª, lo de la carta amenazante con la copia de la llave de la casa en que vive Xavier (Jos¨¦ Coronado) o el di¨¢logo de Xavier y Francesca (Vanessa Incontrada) cuando ella dice: "He o¨ªdo un disparo" y ¨¦l contesta: "S¨ª, un disparo? a m¨ª". Son di¨¢logos que se produjeron en la realidad. Pero no por eso son di¨¢logos documentales. De todas maneras, eso que dice es verdad: la pel¨ªcula es m¨¢s descriptiva de unos hechos que una construcci¨®n dram¨¢tica al uso. En eso creo que se diferencia tambi¨¦n de alguna de mis pel¨ªculas.
P. Ya, pero incluso en filmes tan estremecedores como Asesinato en febrero, tan suciamente programado por la televisi¨®n del PP en Madrid en v¨ªsperas de las elecciones del 14 de marzo de 2004 en aquella enloquecida manipulaci¨®n del Gobierno de Aznar tras los atentados del 11-M, sobre el asesinato de Fernando Buesa y de su escolta Jorge D¨ªez Elorza, ninguno de quienes recuerdan el hecho lo califican de "asesinato" ni hablan de "asesinos", es como si determinadas palabras no existiesen o el terror fascista estimulara el uso de sin¨®nimos.
R. La corrupci¨®n del lenguaje. Se llama "conflicto", como se?ala Savater —bueno, Savater o cualquier persona racional—, a lo que es el chantaje del terror.
P. En su pel¨ªcula, y siempre dentro de ese enfoque descriptivo o did¨¢ctico, el personaje del cura resulta especialmente despreciable por adoptar deliberadamente esa siniestra actitud ante lo que ocurre. Es de un farise¨ªsmo tan perverso como f¨¢cilmente comprobable en buena parte del clero y la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica vasca.
R. Por una vez, voy a defender a la Iglesia vasca. Tenga usted en cuenta que la represi¨®n franquista afect¨® tambi¨¦n al nacionalismo vasco, al democr¨¢tico y al totalitario. De esa igualdad de represi¨®n a unos y otros han venido no pocos equ¨ªvocos heredados en la ¨¦poca democr¨¢tica. ?Se acuerda usted de cuando nosotros, en el franquismo, llam¨¢bamos a los chicos de ETA valerosos luchadores por la libertad de Euskadi? Aqu¨ª hay para todos. Recuerde usted tambi¨¦n que muchos de los hoy perseguidos por ETA colaboraron en publicaciones abertzales. Nadie tiene obligaci¨®n de ser profeta, pero por lo menos hay que tener memoria.
P. Ya, pero usted no sit¨²a en su contexto las actitudes personales. En este a?o de 2008 se cumplen los 30 de la Constituci¨®n espa?ola, es decir, llevamos tres d¨¦cadas de convivencia en un sistema democr¨¢tico, nada que ver con los tiempos y las leyes de los de Franco, Carrero Blanco, Alonso Vega o Arias Navarro. Sin embargo, a¨²n quedan ciudadanos que parecen no admitirlo.
R. Hay lugares en que la Constituci¨®n parece secuestrada por esos ciudadanos que dice usted. Pero la amenaza de ETA, con ser grave, enmascara otro hecho tambi¨¦n grave: la desaparici¨®n en la Comunidad Vasca de los s¨ªmbolos y actitudes comunes al resto de los espa?oles. D¨ªa a d¨ªa, de forma aislada, peque?a, aparentemente irrelevante? pero continua. No es una opci¨®n libre, sino amparada por la intimidaci¨®n. Al final se conseguir¨¢ aparentar que las cosas se rompieron por una decisi¨®n consciente y no es as¨ª. En realidad, lo que no se ha roto no har¨ªa falta pegarlo.
P. ?En qu¨¦ momento de la historia reciente de ETA se empieza a preparar la pel¨ªcula?
R. El gui¨®n se empez¨® a escribir antes de la tregua. Se recopilaron escenas, nos asesoramos con Jos¨¦ Mar¨ªa Calleja? Luego, en el verano de 2006, lleg¨® la tregua decretada por la banda terrorista. Pero no por eso se modific¨® el gui¨®n. S¨ª es verdad que algunas reflexiones del personaje de Xavier con su novia, que es psic¨®loga, versan sobre si es posible superar el miedo, olvidarlo, o no? Pasean por la playa de Ondarreta, un d¨ªa soleado de oto?o, y charlan sobre si ser¨¢ posible enterrar alguna vez el miedo, las amenazas, el horror. Y bromean sobre que los psiquiatras se dedican a desenterrar los recuerdos, y que hay recuerdos insoportables. Hab¨ªa esperanzas durante la negociaci¨®n con ETA. Ahora, el miedo, la amenaza, la persecuci¨®n, el asesinato han vuelto. Si la tregua no modific¨® el gui¨®n, tampoco lo hizo la ruptura de la tregua. F¨ªjese, cuando empezamos a rodar la pel¨ªcula, esa misma ma?ana, me desayun¨¦ con la noticia de que ETA hab¨ªa robado un centenar de pistolas en Francia. As¨ª que nadie, en el entorno en el que yo me mov¨ªa en San Sebasti¨¢n, se hizo muchas ilusiones sobre la clase de tregua en la que se viv¨ªa.
P. ?C¨®mo se tom¨® la determinaci¨®n de rodar en San Sebasti¨¢n? ?Tuvieron problemas al rodar en la Parte Vieja de la ciudad, lugar habitual de protestas?
R. Se pens¨® mucho si era conveniente rodar en el Pa¨ªs Vasco o no. Al final, se opt¨® por rodar all¨ª. Debo decir que tuvimos toda clase de facilidades y que pr¨¢cticamente no hubo incidentes. Un d¨ªa, una manifestaci¨®n por la liberaci¨®n de De Juana Chaos atraves¨® el rodaje. Est¨¢bamos en la Parte Vieja, pero ellos estaban en lo suyo y nosotros en lo nuestro. M¨¢s terrible, la verdad, era encontrarte con verdaderos amenazados por las calles, con sus escoltas, en medio de la alegr¨ªa de los bares y el bell¨ªsimo fondo del Cant¨¢brico.
P. Seg¨²n parece, hubo gente que se neg¨® a participar en la pel¨ªcula?
R. Algunos establecimientos, algunas sociedades nos negaron los locales. Y alg¨²n actor me contest¨® diciendo: "Jo, Manolo, es que yo vivo aqu¨ª". S¨ª, hay miedo.
P. ?Hubo rechazos por motivos pol¨ªticos?
R. Algunos motivaron su rechazo en posiciones ideol¨®gicas: les parec¨ªa que la pel¨ªcula justificaba las tesis del Partido Popular sobre la violencia. Pero no es mi intenci¨®n enjuiciar la pol¨ªtica de ning¨²n partido. La pol¨ªtica da muchos m¨¢s bandazos que los relatos f¨ªlmicos o literarios. Tampoco es que yo quiera hacer pel¨ªculas sub specie aeternitatis, pero un argumento como el de Todos estamos invitados es inevitablemente dependiente del aqu¨ª y ahora.
P. Seg¨²n eso, ?hay distintas maneras de ver la pel¨ªcula?
R. La pel¨ªcula tiene una manera distinta de verse si se estrena con un atentado reciente, o si hay tregua, o si ha pasado determinada cosa. El cine tiene un valor simb¨®lico innegable. Parece que todo est¨¢ hecho adrede. O como respuesta a algo, aunque ese algo a¨²n no hubiera ocurrido cuando se hac¨ªa la pel¨ªcula.
P. La historia del etarra desmemoriado ?de d¨®nde sale?
R. Es una historia que me cont¨® Juan Mari Bandr¨¦s hace tiempo. La verdad es que me pareci¨® una historia irresistible: un militante de ETA que es herido en la cabeza mientras participa en un atentado y que, al recuperarse de sus heridas, no recuerda qui¨¦n es. Unos le dicen que es un valeroso gudari, y otros un ciudadano normal y ¨¦l no sabe a qu¨¦ carta quedarse. Compa?eros, madre, m¨¦dicos le intentan arrastrar hacia un lado u otro, cada uno tira de ¨¦l hacia la violencia militante o hacia la integraci¨®n social. Curiosa historia, ?verdad? Juan Mari Bandr¨¦s, al que yo conoc¨ªa poco, hab¨ªa participado en el juicio al etarra amn¨¦sico. Dicho sea de paso, Juan Mari me trat¨® muy amablemente, me invit¨® a su casa y me dio algunos datos. La verdad es que Bandr¨¦s me pareci¨® un tipo formidable, aunque la historia real del etarra me la desmitificara un poco. No, claro, no utilizo el nombre verdadero del ex etarra. Por cierto, con el nombre que le puse al personaje, Josu Jon, me ocurri¨® una cosa pintoresca. Yo le puse el nombre de Josu Jon s¨®lo porque me sonaba bien. Pues bueno, hubo muchas suspicacias respecto a que se llamara Josu Jon (como Imaz, ex presidente del PNV) y varias personas se mostraron recelosas de mis verdaderas intenciones. La paranoia est¨¢ servida.
P. Explique la elecci¨®n de ?scar Jaenada para el papel de Josu Jon.
R. Desde el principio pens¨¦ en ?scar para el papel del etarra. Simplemente porque me gusta mucho como actor. ?scar se meti¨® muy dentro del personaje, como acostumbra. Fue a sitios, digamos, conflictivos, y se junt¨® con gente bastante? problem¨¢tica. Llegu¨¦ a sentir cierto temor por ¨¦l. Un personaje de etarra no es como un personaje de camarero o de oficinista. En fin, un actor que arriesga siempre es digno de admiraci¨®n.
P. Usted insiste en que el gui¨®n agrupa casos diversos, ¨¦pocas diferentes, y me se?ala una y otra vez que en la pel¨ªcula no se precisa una ¨¦poca determinada. ?Por qu¨¦ tom¨® este camino?
R. A veces, para pintar un rostro, o una escena, se distorsiona el espacio. El cine puede distorsionar el tiempo. En la pel¨ªcula hay situaciones que no se suelen dar juntas. Pero ya ve, lo que creo que he conseguido es darle a todo un aire de pesadilla.
P. ?Por eso en el filme figuran dos secuencias de sue?os?
R. Que no se distinguen mucho de la realidad.
P. ?Me puede decir algo del tema gastron¨®mico? En la pel¨ªcula hay varias comidas y cenas, y alguna termina en amenaza o asesinato.
R. Eso, en cambio, hay que apuntarlo en el lado realista de la pel¨ªcula. Alg¨²n asesinato se ha producido al entrar o salir de un restaurante o bar de pinchos. Nuestro cocinero fue Xavi Guti¨¦rrez y la preparaci¨®n de los platos, real como la cocina misma. Por cierto, estaban muy buenos. La gastronom¨ªa es casi como una religi¨®n en el Pa¨ªs Vasco, y ya sabe usted que la religi¨®n y la muerte siempre est¨¢n muy cerca. Pero, en fin, esperemos que llegue un d¨ªa en que la sombra de la pistola no se proyecte sobre el plato de txangurro.
A?adamos como colof¨®n el ¨²ltimo de los men¨²s que se muestran en el filme, cocinado en directo durante el rodaje: Piparras. Jam¨®n. Pimientos de Guernika. Tostas de angulas. Cocochas en salsa verde. Bacalao al pilpil. Lubina al horno. Solomillitos con foie. Tejas de Tolosa. Un alarde de civilizaci¨®n, placer y cultura que nada tiene que ver con los fundamentalistas de las bombas-lapa y las pistolas.
Todos estamos invitados se estrena, fuera de concurso, el viernes 4 de abril en el Festival de M¨¢laga y el 11 en los cines. Direcci¨®n: Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n. 2007. Gui¨®n: Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde. Int¨¦rpretes: ?scar Jaenada, Jos¨¦ Coronado, I?aki Miram¨®n, Vanessa Incontrada. 95 minutos.
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