Efecto espejo

Hace a?o y medio le le¨ª en este peri¨®dico una frase maravillosa, muy suya, de las que tantas veces le hab¨ªa o¨ªdo desde que publiqu¨¦ en Taurus su primer libro, El repelente ni?o Vicente. Rafael Azcona estaba a punto de cumplir 80 a?os. Y regateaba a la efem¨¦rides con la muleta de su humor profundo, cargado de sabidur¨ªa y de naturalidad: "?Ochent¨®n? Pues s¨ª. Una haza?a que no tiene ning¨²n m¨¦rito porque hoy d¨ªa 80 a?os los cumple cualquiera". En esas mismas fechas, tuve el honor de entregarle en Valladolid el Premio de Artes Esc¨¦nicas 2006 de la Fundaci¨®n Crist¨®bal Gabarr¨®n.

Hasta poco antes de irse, y dejarnos en un mundo en el que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil sobrevivir sin el asidero del humor, Rafael sigui¨® produciendo reflexiones cargadas de hondura y agudeza, de las que arrancan una sonrisa y te sumergen en una meditaci¨®n. "Yo, el pasado, intento no olvidarlo, pero no lo a?oro; prefiero perder el tiempo en el territorio de la esperanza que en el de la nostalgia", dijo en su ¨²ltima entrevista en este diario. Estoy de acuerdo, como lo estuve tantas veces, cuando almorz¨¢bamos juntos, con Antonio Mingote, en restaurantes modestos del Madrid de los a?os cincuenta y sesenta.

Por esos motivos, y por tantos otros que justificaban mi admiraci¨®n hacia ¨¦l, siento que se me ha ido un amigo cuyo talento ha servido para poner ante los espa?oles un espejo con el que nos hemos conocido mejor.

Francisco P¨¦rez Gonz¨¢lez es vicepresidente de la Fundaci¨®n Santillana.