Una agresi¨®n en una residencia destapa la falta de personal
Un anciano peg¨® a una enferma de alzh¨¦imer que iba a golpear a su mujer - La ratio de auxiliares del centro es menor que la recomendada
Esto fue lo que ocurri¨®, seg¨²n Alfonso Porras: eran las seis de la tarde del martes y Manuela (nombre supuesto), enferma de alzh¨¦imer y de conducta agresiva, fue a pegar a Carmen, de 81 a?os y con la misma dolencia. Alfonso, un hombre de 85 a?os, marido de Carmen y residente acompa?ante del centro especializado en alzh¨¦imer donde viven los tres, vio venir a Manuela la primera vez y la par¨® con su bast¨®n. Pero, a la segunda, le solt¨® un guantazo: "Son muchas veces; est¨¢ enferma, pero yo no voy a consentir que pegue a mi mujer, que tambi¨¦n lo est¨¢". Ocurri¨® en el Centro de Alzh¨¦imer Fundaci¨®n Reina Sof¨ªa, una moderna residencia concertada con la Comunidad de Madrid, con 156 plazas, sin que nadie neutralizase ni la conducta agresiva de Manuela, enferma de alzh¨¦imer, ni la respuesta de Alfonso, que no est¨¢ enfermo.
Hab¨ªa dos auxiliares para atender a los 18 residentes de la unidad. La Asociaci¨®n Nacional de Alzh¨¦imer recomienda en su web que en las residencias exista un auxiliar para cada seis enfermos por turno como m¨¢ximo. Varias trabajadoras y ex trabajadoras se quejan de que deber¨ªa haber tres, tal y como est¨¢ previsto en las planillas. "Hay noches que hay una para dos unidades [36 personas]", dice una ex trabajadora. Pero lo que s¨ª ocurri¨® es que en la residencia llamaron a la polic¨ªa y el hombre, un diab¨¦tico que precisa pincharse insulina, pas¨® la noche en comisar¨ªa.
Una portavoz de la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales descart¨® que ese "altercado puntual" estuviera relacionado con "la falta de personal, que es otro tema", dijo, pero no ofreci¨® los datos de la ratio para estos centros que le solicit¨® EL PA?S. "El hombre, por su car¨¢cter, se puso agresivo y la directora [que declin¨® hablar con este peri¨®dico] se vio obligada a llamar a la polic¨ªa", a?adi¨®. La medida le pareci¨® excesiva a las empleadas: "Habr¨ªa bastado con hablar con ¨¦l y tranquilizarlo". La residencia fue inaugurada hace un a?o en Vallecas como "centro de referencia" con modern¨ªsimas instalaciones.
Manuela se da?¨® la mano, no requiri¨® ni vendajes, seg¨²n comprob¨® este peri¨®dico. Dos polic¨ªas se llevaron por la noche a Alfonso.
Mientras Alfonso relata el suceso junto a su hija Teresa, el familiar de una residente le cuenta a otro con gesto preocupado: "Mi madre tiene unas escaras tremendas porque no la mueven. Ha estado con el mismo pa?al mucho tiempo. Voy a subir a ver a la directora". Alfonso cuenta otros problemas en una residencia cuya sala de rehabilitaci¨®n, crucial para estos enfermos, no tiene personal asignado: "Rellenan los botes de gel con agua"; "comemos al lado de los sacos de los pa?ales sucios, que huelen"; "s¨®lo galletas para desayunar, ni pan, ni nada de lo que pone el men¨²".
Tres trabajadoras con contrato indefinido, despedidas hace d¨ªas coincidiendo con su voluntad de montar un comit¨¦ de empresa, denunciaban la situaci¨®n el jueves: "Una sola no puede atender bien a 16 o 18 personas"; "han llegado a obligarnos a quitarle la pastilla de hierro a uno para d¨¢rselo a otro"; "nos rega?aban si les cambi¨¢bamos tres veces los pa?ales en vez de dos".
IU se va a presentar como acusaci¨®n particular en el caso de Alfonso "porque lo sucedido demuestra que existe falta de personal", dice Carmen Torres, la portavoz parlamentaria de Asuntos Sociales de IU. Y Pilar S¨¢nchez, su hom¨®loga en el PSOE, asegura que su grupo prepara una interpelaci¨®n sobre el asunto.
La otra noche, el hombre durmi¨® en el calabozo de la comisar¨ªa, pero antes los agentes y ¨¦l tuvieron que regresar a la residencia porque necesitaba pincharse insulina. "Dorm¨ª en un banco, con dos colchonetas y mantas". Su hija Teresa no se enter¨® hasta recibir la llamada de la polic¨ªa a las 2.30. Alfonso regres¨® a la residencia al d¨ªa siguiente, con su honor dolido ("ahora soy un criminal") y con los pantalones orinados, eso s¨ª.
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