Leon Greeman, testigo y superviviente de Auschwitz
El ingl¨¦s que pas¨® por seis campos de concentraci¨®n, consagr¨® su vida a mantener la memoria sobre el horror
Leon Greenman, el ¨²nico ingl¨¦s enviado al campo de concentraci¨®n de Auschwitz, consagr¨® su vida a ejercer de testigo de la barbarie nazi que, s¨®lo en ese centro ubicado en la Polonia ocupada, extermin¨® a 1,1 millones de personas. Logr¨® sobrevivir a aquel horror, aseguraba a?os m¨¢s tarde, gracias a la esperanza de volver a reunirse con su mujer e hijo peque?o. Tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial, descubri¨® que ambos hab¨ªan sido asesinados en la c¨¢mara de gas.
Greenman conoci¨® el cautiverio en seis campos de concentraci¨®n hasta su liberaci¨®n en Buchenwald por el Tercer Ej¨¦rcito de Estados Unidos, el 11 de abril de 1945. Se hab¨ªa prometido a s¨ª mismo que convertir¨ªa el relato de su historia en un conjuro contra el olvido, en el esfuerzo para que aquellas atrocidades no volvieran a repetirse. Un prop¨®sito que devino su ¨²nica misi¨®n tras escuchar, 17 a?os despu¨¦s, las teor¨ªas negacionistas del Holocausto en boca de uno de sus compatriotas, el controvertido David Irving. Frente a esa revisi¨®n de la historia, volc¨® todo su esfuerzo en mantener viva la memoria de las v¨ªctimas -asesinadas por su condici¨®n de jud¨ªos, gitanos, homosexuales o comunistas- hasta su muerte, el pasado 7 de marzo, a los 97 a?os.
Expuso su tr¨¢gica experiencia en innumerables foros, sobre todo confiado en el impacto entre los m¨¢s j¨®venes de su discurso sobre los peligros de la intolerancia. Desde 1995, el Museo Jud¨ªo de Londres dedica a su figura una galer¨ªa permanente.
Nacido en el East End londinense, en el seno de una modesta familia jud¨ªa de origen ruso, su pasi¨®n por la ¨®pera lig¨® su vida a la de la holandesa Esther Else van Dam, a quien conoci¨® en un grupo de aficionados. Su boda, en 1935, le llev¨® a establecerse en Rotterdam, donde trabajaba como librero junto a su suegro, aunque viajaba constantemente a Londres.
Los tambores preb¨¦licos en 1938 le convencieron de instalar a su familia -hab¨ªa nacido su hijo Barney- en el Reino Unido, pero un discurso radiado de Neville Chamberlain, asegurando que no habr¨ªa guerra con Alemania, acab¨® disuadi¨¦ndole. "En aquellos d¨ªas, cre¨ªas lo que te dec¨ªa tu primer ministro", explicaba en su autobiograf¨ªa Un ingl¨¦s en Auschwitz (2001).
Cuando los alemanes invadieron Holanda, en 1940, ya era demasiado tarde: Greenman acudi¨® al consulado brit¨¢nico en Rotterdam pero el personal hab¨ªa huido. La traici¨®n de un amigo, a quien hab¨ªa entregado los pasaportes y ahorros familiares, propici¨® el terrible desenlace. Leon, su mujer Else y su hijo Barney -de s¨®lo cinco a?os- fueron trasladados al campo de concentraci¨®n holand¨¦s de Westerbork y, meses tarde, a Auschwitz, donde les separaron para siempre.
De regreso a su pa¨ªs, Leon Greenman nunca volvi¨® a casarse e, instalado en el barrio de Ilford, de nuevo en el este de Londres, acogi¨® con amargura la victoria de un concejal del racista Partido Nacional Brit¨¢nico (BNP).
No dej¨® de salir a la calle para protestar contra aquellos empe?ados en borrar el pasado, siempre esgrimiendo bien visible el tatuaje que le marc¨® para siempre como el preso n¨²mero 98288.
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