Guerra entre chi¨ªes
El nuevo frente entre facciones iraqu¨ªes tiene el petr¨®leo como inequ¨ªvoco trasfondo
No es casualidad que la guerra civil entre chi¨ªes estallada esta semana en Irak adquiera su m¨¢xima dimensi¨®n en la ensangrentada Basora. El nuevo conflicto, largamente incubado, es una pelea entre caudillos y milicias rivales del grupo dominante, que compiten por la supremac¨ªa en los pasillos del poder en Bagdad, pero sobre todo por el control del abundante petr¨®leo iraqu¨ª.
El crudo es el principal activo del pa¨ªs ¨¢rabe y el subsuelo de Basora, salida exportadora al Golfo, atesora el 80% de esta riqueza. Contra Basora, hasta hace poco ocupada por los brit¨¢nicos y ahora b¨¢sicamente en manos del cl¨¦rigo fundamentalista M¨²qtada al S¨¢der, ha lanzado las fuerzas gubernamentales el primer ministro y antiguo aliado Nuri al Maliki. Sin ning¨²n ¨¦xito por el momento. Su ultim¨¢tum a los insurgentes para que dejen las armas, que expiraba ayer, ha sido prorrogado hasta el 8 de abril. En Bagdad, los milicianos saderistas han impedido con fuego de mortero el qu¨®rum parlamentario que se propon¨ªa estudiar la crisis.
El nuevo frente de la guerra civil iraqu¨ª, que se ha cobrado en pocos d¨ªas centenares de muertos, pone de relieve no s¨®lo la fragilidad de lo conseguido en los ¨²ltimos meses con el aumento de tropas estadounidenses y la tregua -todav¨ªa t¨¦cnicamente en vigor- decretada por Al S¨¢der en verano y renovada en febrero. Evidencia tambi¨¦n una nueva fase, intracomunitaria, de la lucha por el poder y los recursos que podr¨ªa ser especialmente cruenta si siguen prevaleciendo los intereses sectarios. En realidad, Irak tiene s¨®lo de nombre un Gobierno y un ej¨¦rcito nacionales. El Ejecutivo del chi¨ª Al Maliki sigue siendo una colecci¨®n de facciones con objetivos diferentes, y el embri¨®n de fuerzas armadas poco m¨¢s que otra milicia rebautizada.
No es menos relevante que Washington, mentor de Al Maliki, est¨¦ implic¨¢ndose cada vez m¨¢s -ayer bombarde¨® Basora con su aviaci¨®n- en una pelea que puede dar al traste con todas sus previsiones en Irak y que, adem¨¢s, no puede ganarse por las armas. El joven M¨²qtada al S¨¢der no s¨®lo es un muy inquietante personaje al frente de una potente, motivada y con frecuencia gansteril guerrilla y de un importante grupo parlamentario. Representa, para bien o para mal, las aspiraciones pol¨ªticas de muchos de los chi¨ªes m¨¢s pobres y, por tanto, con poco que perder.
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