"Yo no he decidido mi vida"
Dos enormes cabezas observan a Antonio L¨®pez, lleno de polvo hasta las cejas, en la fundici¨®n de Arganda del Rey (Madrid) donde sus bocetos se hacen realidad en bronce. Reproducen el rostro de una de sus nietas y pronto adornar¨¢n el vest¨ªbulo principal de la estaci¨®n de Atocha. El artista, siempre acompa?ado de su mujer, la pintora Mar¨ªa Moreno, reparte su tiempo entre este escenario y el estudio, donde trabaja en sus lienzos. All¨ª recibi¨® a EL PA?S el lunes para hablar de su vida y de su obra. Y de la gran antol¨®gica que desde el 15 de abril se podr¨¢ contemplar en el Museo de Bellas Artes de Boston.
El Greco, Vel¨¢zquez y Antonio L¨®pez. Dos maestros de la pintura espa?ola y el gran representante de la figuraci¨®n contempor¨¢nea compartir¨¢n ese espacio en una ins¨®lita e importante doble exposici¨®n dedicada al arte espa?ol. En la primera, un centenar de obras sirven para trazar el esplendor y la gloria art¨ªstica de los reinados de Felipe III y Felipe IV. La prolongaci¨®n de ¨¦sta es una antol¨®gica sobre Antonio L¨®pez (Tomelloso, Ciudad Real, 1936). Un artista sin¨®nimo de realismo figurativo, del paisaje contempor¨¢neo, el poeta de la soledad urbana.
"He trabajado muy a gusto, he vivido muy libre. ?Qu¨¦ m¨¢s puedo pedir?"
"Ahora pinto seis vistas en la Gran V¨ªa, desde Alcal¨¢ hasta plaza de Espa?a"
"Madrid es uno de mis grandes temas, como el Purgatorio para Dante"
"Mi trabajo me ha anclado, pero viajo mucho, cojo mucho el metro"
Pregunta. Expone junto al Greco y Vel¨¢zquez. ?C¨®mo le plantearon este proyecto?
Respuesta. No s¨¦ exactamente cu¨¢l es el argumento. Quer¨ªan completar la exposici¨®n del XVII con un artista contempor¨¢neo y pensaron en m¨ª. Vieron que hab¨ªa algo que est¨¦tica y arm¨®nicamente ten¨ªa que ver con todo aquello. Ese museo exhibe una donaci¨®n de unos coleccionistas neoyorquinos de arte figurativo del siglo XX en la que hay mucha obra espa?ola reciente. Tienen unas 12 obras m¨ªas en su colecci¨®n.
P. ?Tiene algo que ver con la que hace un a?o program¨® el Reina Sof¨ªa a prop¨®sito del Premio Vel¨¢zquez de Pintura y que finalmente fue cancelada?
R. No tiene nada que ver. Aqu¨¦lla no se hizo porque no hab¨ªa tiempo para prepararla. Tendr¨ªa que haberse hecho con obra posterior a 1993, fecha de la anterior y ser una prolongaci¨®n de aqu¨¦lla. No iba a acarrear todo lo que ya hab¨ªa sido visto en el mismo sitio de la misma ciudad. En Boston se exhibir¨¢ mi trabajo desde que merece la pena mostrarse. He participado en la selecci¨®n, aunque faltan obras que no me han prestado porque ya lo han hecho muchas veces.
P. ?Hay alguna ausencia que le duela especialmente?
R. No quiero dar nombres, pero la verdad es que me hubiera gustado que estuviera el de la ni?a jugando en la terraza. No ha podido ser.
P. ?Viajan obras inacabadas?
R. Claro. Adem¨¢s, ?qu¨¦ significa sin acabar? Nadie lo sabe. Cuando hay una sustancia lo suficientemente densa, la obra est¨¢ acabada.
P. En el s¨®tano de su casa, donde guarda esos lienzos inacabados, estaba la pintura que inspir¨® a V¨ªctor Erice El sol del membrillo.
R. El membrillo se vendi¨®. Durante el rodaje de la pel¨ªcula, que dur¨® tres meses, hice un dibujo y una pintura. Y ambas se vendieron. Inacabada fue la pintura. El dibujo s¨ª se termin¨®.
P. ?Qu¨¦ recuerdo guarda de aquella pel¨ªcula?
R. Qued¨® maravillosa. Una gran historia sobre este mundo. Mucho mejor que la de Picasso que hizo Henri-Georges Clouzot [El misterio de Picasso, de 1956].
P. ?No le han vuelto a tentar con un proyecto similar?
R. Ha habido alguna cosa, pero con una vez basta.
P. No ha sucedido as¨ª con sus exposiciones en el extranjero, que se repiten con cierta frecuencia. Trabajar para una galer¨ªa como Marlborough habr¨¢ influido en esa proyecci¨®n.
R. No s¨¦. Ha salido as¨ª. Estuve entre 1960 y 1970 con Juana Mord¨®, que lo programaba todo fuera de su galer¨ªa, en Italia, Francia, Nueva York. No hab¨ªa estrategia. As¨ª ha sido mi recorrido, bastante at¨ªpico.
P. At¨ªpico, pero sin altibajos. ?Nunca ha sentido par¨¢lisis?
R. De manera prolongada, no. Tengo tanta fe en mi trabajo y en m¨ª mismo que aqu¨ª sigo. Tengo 72 a?os y he llegado al estudio para hacer la entrevista directamente de la fundici¨®n. Sigo con la misma ilusi¨®n. En los momentos dif¨ªciles, que los he tenido como todo el mundo, siempre he seguido trabajando.
P. Tampoco se han percibido cambios bruscos en su forma de crear.
R. No estoy de acuerdo. No ha habido un cambio radical, pero cambios hay. Y muchos. ?Sabe cu¨¢l es el artista que ha cambiado m¨¢s sin que se hable de esos cambios? Vel¨¢zquez. Lo aprecias cuando contemplas la obra en su totalidad. Desde los cuadros oscuros sevillanos hasta Las meninas y Las hilanderas, esas glorias de luz y de color, notas todo el recorrido extenso y profundo que ha hecho. Se habla de las mutaciones de Picasso, de Goya, pero nadie ha cambiado tanto como Vel¨¢zquez. Sin pretenderlo, sino porque, sencillamente, la vida le cambi¨® a ¨¦l. En mi caso, igual. Te tiene que cambiar la vida. Hay cambios tan profundos que solamente sabiendo que son de verdad puedes valorar su esencia.
P. Su pintura ha sido especialmente bien acogida entre los coleccionistas estadounidenses.
R. Eso ha sido as¨ª en Nueva York, ciudad que yo considero que es EE UU y donde yo expongo de una forma regular. Expuse all¨ª por primera vez en 1965 y luego en el 68. En esos a?os se produc¨ªa el nacimiento del pop, el realismo que surge en Am¨¦rica en ese momento. La gente estaba muy sensible al lenguaje figurativo, le interesaba comparar el movimiento pop con el realismo europeo que yo representaba en ese momento. Pero yo lo supe por las cr¨ªticas, porque hasta 1985 yo no viaj¨¦ a Nueva York. Conoc¨ªa la ciudad por verla en mil pel¨ªculas, pero yo no hab¨ªa estado all¨ª.
P. Y al fin entr¨® en la pel¨ªcula.
R. No tuve esa sensaci¨®n. No me impresion¨®. Me pareci¨® peque?a. Todo era provisional. Al volver a?os despu¨¦s, me ocurri¨® lo mismo, nada. Puede que est¨¦ harto de las ciudades grandes.
P. No le interesan...
R. Estoy harto. Me interesa Madrid. Es uno de mis grandes temas. Pero lo hago m¨¢s por inter¨¦s que porque me guste la ciudad.
P. Es el personaje principal de su obra.
R. Es como el Purgatorio para Dante. Los grandes temas suelen ser algo subyugador para nuestra vida. Madrid lo es para m¨ª y en cambio jam¨¢s podr¨ªa serlo Nueva York. Sin conocer EE UU, s¨ª le digo que me gustar¨ªa conocer esa Am¨¦rica m¨¢s peque?a, eso que se llama la Am¨¦rica profunda.
P. Usted, que es amante del cine, habr¨¢ visto c¨®mo se retrata esa Am¨¦rica terrible y profunda.
R. Claro. Ya en las pel¨ªculas del Oeste empezamos a ver ese retrato que ha acabado en un cine perfectamente trabajado como No es pa¨ªs para viejos, de los Coen. La gran ciudad se retrat¨® de forma genial en el cine negro. Los americanos tienen una gran ventaja a la hora de retratar sus ciudades: su historia es muy reciente, est¨¢ en el XIX y XX. Y no olvidemos el gran talento de sus cineastas, que no han contado con un arte anterior, pintura o escultura, que les pueda desorientar. F¨ªjese en lo que es en Europa, en el neocl¨¢sico; el volver a los griegos. Los americanos no han tenido eso. Por eso tienen un arte tan vivo.
P. ?M¨¢s vivo o m¨¢s pobre?
R. Es muy directo y eso me parece extraordinario para el arte en todas sus manifestaciones: pintura, escultura, literatura, cine. Puede que no tenga todos los sedimentos y ra¨ªces profundas. Es su gran ventaja respecto a nosotros.
P. ?Qu¨¦ artistas contempor¨¢neos le interesan ahora?
R. No s¨¦ qu¨¦ es lo contempor¨¢neo. Ocurre que aqu¨ª llega con mucha dificultad...
P. ?Por razones del mercado?
R. Primero tiene que saturarse Estados Unidos y cuando rebosa, las cosas salen fuera.
P. A usted no le ha gustado mucho viajar.
R. Mi generaci¨®n no viajaba aunque lo necesit¨¢ramos. No ten¨ªamos c¨®mo hacerlo. Mi trabajo me ha anclado mucho a un lugar concreto. De todas formas, yo viajo mucho, cojo mucho el metro. Pienso como esos que dicen que conociendo a una mujer bien, se conoce a la mujer. Pues conociendo bien un lugar, Madrid en mi caso, se conocen todos los lugares. Lo creo sinceramente, aunque yo no lo haya decidido. Yo no he decidido mi vida, tengo esa sensaci¨®n. He sido como obediente a algo que me ha hecho hacer las cosas de una determinada manera. Es la sensaci¨®n que tengo.
P. Rafael Azcona dec¨ªa que a las m¨¢s grandes o miserables situaciones se llega de una manera ajena a la decisi¨®n del hombre.
R. Nuestra generaci¨®n se mov¨ªa en el espacio que encontr¨¢bamos. Los que nos han seguido se han podido mover en un espacio inabarcable. Nosotros, no. Hay que aceptar lo que cada ¨¦poca da a los que nacen en ella. Es una circunstancia que no nos ha dado nada. Ni bueno ni malo.
P. ?Ning¨²n poso de insatisfacci¨®n?
R. En absoluto. Viv¨ª una infancia maravillosa. He comido bien, he trabajado muy a gusto, he conocido a gente fant¨¢stica y he vivido una vida muy libre. ?Qu¨¦ puedo pedir?
P. Poco m¨¢s. ?En qu¨¦ trabaja?
R. Mi ¨²ltima salida ha sido en el metro rumbo a la Gran V¨ªa. Tengo empezadas seis vistas de la Gran V¨ªa. Desde que nace en Alcal¨¢ hasta su final en la plaza de Espa?a. Son seis puntos desde el exterior y uno desde un interior. Y ahora tengo que rematar las cabezas que he hecho para Atocha. Tienen unos tres metros de altura. Representan la cabeza de mi nieta, que ahora tiene tres a?os y cuando empec¨¦ con ellas ten¨ªa uno. En una duerme y en la otra est¨¢ despierta. Son un encargo de Fomento para la estaci¨®n de Atocha. En un mes y medio estar¨¢n instaladas en el vest¨ªbulo de acceso a las v¨ªas de alta velocidad.
P. ?Y c¨®mo lleva ese cuadro suyo de la familia real que lleva m¨¢s de una d¨¦cada pintando?
R. Avanza. Pero no quiero tratarlo como a un encargo. Quiero que queden vinculadas al tipo de trabajo que he hecho siempre. No quiero forzar nada.
P. Eso quiere decir que no avanza nada.
R. Le he puesto una fecha, octubre.
P. Habr¨¢ que ver...
R. Bueno, cosas m¨¢s dif¨ªciles he hecho. Dej¨¦ de fumar en 1993 y no he vuelto. Sue?o que fumo... Tal como est¨¢ todo, lo importante es que las cosas queden bien. Reconstruir ese tema, el retrato colectivo real, es un esfuerzo grande. Tiene que transmitir sinceridad y ser entendido por todos. No s¨¦ c¨®mo me atrev¨ª a aceptarlo. No han posado pr¨¢cticamente nada y yo no trabajo as¨ª. Est¨¢ hecho a partir de unas fotograf¨ªas. Francisco y Julio L¨®pez y yo lo hicimos con las esculturas de Valladolid, pero el lenguaje de la pintura es otro. Tienes que retomar un tema tratado por la fotograf¨ªa.
P. Dec¨ªa antes que ahora no se valoran las cosas bien hechas...
R. La aportaci¨®n tiene que tener un inter¨¦s que cubra las expectativas de lo contempor¨¢neo. Si no tiene ese inter¨¦s, todo lo que se entiende como bien hecho, como dominio del oficio, sirve para poco.
P. ?A qu¨¦ expectativas se refiere?
R. Tiene que tener un lenguaje cuya aportaci¨®n sea nueva para la figuraci¨®n. Un cuadro de ahora, no se puede parecer al de otras ¨¦pocas. Tiene que tener un elemento espiritual, ¨¦tico, est¨¦tico, un conjunto de cosas que justifique que se haga en un momento en el que se trabaja por lo general fuera de ese territorio. S¨®lo ah¨ª tiene espacio la figuraci¨®n. Y naturalmente, tiene que estar muy bien hecho, como tambi¨¦n lo tiene que estar la abstracci¨®n. Pero ya no se habla de lo bien hecho, sino de lo que pueda sorprender. El gran arte de todas las ¨¦pocas siempre ha necesitado que el contenido tenga hondura y que el espect¨¢culo de su lenguaje sea atractivo. No me parece dif¨ªcil, lo que hace falta es que te dejen hacer las cosas. Si te dan patadas desde que empiezas, vamos mal.
P. Su figuraci¨®n no ha sido siempre bien entendida.
R. No tengo esa sensaci¨®n. Mi primera exposici¨®n fue en 1955. Entonces ¨¦ramos modernos, como los no figurativos. La ruptura con todo lo tradicional se hac¨ªa desde la figuraci¨®n y la abstracci¨®n. Los coleccionistas y los galeristas eran los mismos para todos. Incomprensi¨®n hay siempre. Me ha pasado a m¨ª, a Barcel¨®, a Picasso. Estoy harto de Picasso, y eso no quiere decir nada.
P. ?Harto de Picasso?
R. Estoy hasta las narices. Me parece que ha abusado de demasiadas cosas. Todo evoluciona. Me aburre tanto como hablar de la figuraci¨®n y de la abstracci¨®n.
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