"El 'plan Ibarretxe' es el monotema del nacionalismo"
El fundador de Eusko Alkartasuna, Carlos Garaikoetxea, sigue siendo un observador privilegiado de la actualidad pol¨ªtica, que disecciona con escrupulosa precisi¨®n y mucha pasi¨®n, a pesar de mantenerse en la retaguardia medi¨¢tica.
Pregunta. Los resultados del 9-M reflejan un claro retroceso del nacionalismo.
Respuesta. Ha habido factores ex¨®genos evidentes, como la bipolarizaci¨®n en los l¨ªderes de los dos grandes partidos con vocaci¨®n de gobierno. Y el impacto emocional del asesinato de Mondrag¨®n, que centr¨® la atenci¨®n p¨²blica en las ¨²ltimas 48 horas. Ya entonces pens¨¦ que [a EA] nos costaba el esca?o.
P. Tambi¨¦n el propio nacionalismo tendr¨¢ que ver en ello.
R. Efectivamente, hay factores propios. Cuando llevamos dos legislaturas con un monotema, ll¨¢mese plan Ibarretxe o propuesta de nuevo marco pol¨ªtico, sin darle una salida inmediata, parece que es un tema que va perdiendo chispa. Si, adem¨¢s, ese monotema se convierte en el mensaje exclusivo del mundo nacionalista durante la campa?a y se dirige a las generaciones que no vivieron la transici¨®n, cuando la cuesti¨®n nacional ten¨ªa otra carga emocional porque se sal¨ªa de una ¨¦poca represiva con grandes expectativas de cambio, el nacionalismo se encuentra con su propio problema que tiene que analizar y revisar.
"En EA no hay nadie que propugne acuerdos con la izquierda 'abertzale"
"Exigimos un replanteamiento de las relaciones con el Estado"
"Es l¨®gico que se recuerde al PNV que el 'plan' es un acuerdo entre tres"
P. ?De modo que el nacionalismo est¨¢ desajustado y no conecta con la sociedad?
R. Est¨¢ desajustado porque, insisto, el derecho a decidir y el plan Ibarretxe que no acaba de materializarse, termina por convertirse en un planteamiento end¨¦mico, un mensaje un poco aburrido y sin esperanza. Pero esto es circunstancial, porque las auton¨®micas son distintas.
P. Pero la tendencia a la baja no es reciente. Desde hace quince a?os hay una constante en esa l¨ªnea.
R. Tiene altibajos. En las auton¨®micas se suele equilibrar, aunque hay otros factores que influir¨¢n tambi¨¦n mucho en las pr¨®ximas auton¨®micas, como es el papel de ETA y su brazo pol¨ªtico. Aparte de la cuesti¨®n ¨¦tica, el da?o que hace al nacionalismo es evidente. Su incidencia en unas auton¨®micas o en otras eleccciones es enorme. El da?o que hace es inmenso. Ha creado la crispaci¨®n social y la identificaci¨®n de nacionalismo y violencia.
P. Pues EA est¨¢ dividido entre quienes prefieren tener una alianza con la izquierda abertzale o con la derecha nacionalista.
R. En nuestro partido no hay nadie que est¨¦ propugnando acuerdos con ese mundo. El foso de la estrategia de la violencia nos separa a todos. Lo que pasa es que hay sectores traumatizados por una convivencia m¨¢s pr¨®xima. No es lo mismo vivir en Oiartzun o Hernani que en el Bazt¨¢n. Cada pueblo es un mundo por su circunstancia concreta.
P. Como se ha demostrado en Mondrag¨®n, ?no cree que reacciones como la que ha habido distancian al nacionalismo de los ciudadanos?
R. Aqu¨ª todos tienen que asumir sus responsabilidades y, probablemente tambi¨¦n sus costes quienes han propiciado que estos se?ores est¨¦n gobernando en unas instituciones y no en otras, en esa especie de situaci¨®n kafkiana. Claro que va a tener costes, y tambi¨¢n comprensi¨®n de sectores del nacionalismo.
P. La condena de la violencia es un punto de inflexi¨®n. ?C¨®mo se puede combatir a ETA si no hay unidad contra quien no la condena?
R. Nuestro empe?o del a?o 98 por convencer a ETA que cesara, a pesar de las manipulaciones, fue superar esa situaci¨®n. Fue un intento de terminar con ETA desde nuestra visi¨®n, aunque ahora estemos empezando a perder la esperanza de su eficacia a la hora de convencer a esta gente y llevarla al huerto de la pol¨ªtica sin recurrir a una estrategia violenta. ?Contribuir¨ªa a mejorar la situaci¨®n de Arrasate el echar a la alcaldesa, recalentando al mundo de Batasuna? Probablemente, no. Pero hay muchas cosas que se est¨¢n haciendo mal, como la publicidad impagable que se hace a ese mundo en las campa?as electorales que coinciden con el momento procesal de las ilegalizaciones y encarcelaciones, que producen el cierre de filas. Ah¨ª tenemos muy diferentes posiciones. Creo que hay que ganarles pol¨ªticamente.
P. ?Con una alternativa como la del Gobierno vasco, que, como ha reconocido, no engancha con la sociedad y es reiterativa?
R. No quisiera que se me malinterpretara. Lo que digo es que el plan del lehendakari est¨¢ en punto muerto, pero no por su culpa. Ibarretxe fue al Congreso y ah¨ª le dan un portazo al no dejar que se discuta en la Comisi¨®n Constitucional, aunque sea para decirle que no convencen sus argumentos, y se acab¨® la historia. Ahora es un momento en el que tiene que producirse una negociaci¨®n, como est¨¢ previsto en la hoja de ruta. Y con plazos, porque llevamos siete a?os esperando. El Estatuto lo negociamos el mes de San Ferm¨ªn en dos semanas, en 1979.
P. La situaci¨®n exig¨ªa entonces una transformaci¨®n, pero ahora no hay esa demanda social.
R. No s¨¦ si la hay, pero los partidos pol¨ªticos estamos para explicar las convicciones en las que ceemos, no para estar al socaire de cada momento de la sociedad, sea hedonista o idealista.Quienes tenemos la convicci¨®n de que se ha reducido la potencialidad del Estatuto exigimos un replanteamiento en las relaciones con el Estado porque no funciona lo que tenemos. Se trata de negociar que, en pol¨ªtica, es un proceso dial¨¦ctico.
P. ?Estar¨ªa dispuesto a flexibilizar los plazos?
R. Eso no se puede contestar porque si respondiera con otro plazo estar¨ªa dando un ultimatum. Se trata de hacer las cosas con l¨®gica.
P. EA ha expresado su desconfianza en el PNV porque pretende aparcar el plan.
R. Si se trata de un acuerdo de gobierno entre tres partidos y uno empieza a hacer declaraciones unilateralmente, es l¨®gico que se le recuerde que es un compromiso a tres que se negoci¨® a fondo.
P. ?Se f¨ªa del PNV?
R. En los contactos con el lehendakari he constatado que tiene una posici¨®n muy clara y firme al respecto. Con el PNV no he tenido relaci¨®n mayor.
P. Enfocando al escenario inmediato, si el 25 de junio no hay entendimiento y se adelantan las elecciones, ?seguir¨¢n EA y el PNV de la mano en el tema del derecho a decidir?
R. Vamos a ver lo que queda de esa negociaci¨®n. Creo que hay que hacer un esfuerzo de negociaci¨®n, sean los meses que sean. En esto, tienen que entender que la nuestra no se trata de una reforma estatutaria, porque hay una especifidad que nos singulariza. Los famosos derechos hist¨®ricos significan algo y encierran potencialidades en las que hay que ahondar. Existe una exigencia de autogobierno real, hist¨®rica, profunda y pol¨ªtica.
P. ?Un acuerdo que aceptaran el PSOE y el nacionalismo significar¨ªa la normalizaci¨®n?
R. Podr¨ªa contribuir. La pol¨ªtica es un proceso dial¨¦ctico y la gracia de negociar est¨¢ en ver c¨®mo se llega a esa s¨ªntesis democr¨¢tica. Adem¨¢s, los nacionalistas no somos los que m¨¢s hemos cambiado. Llevamos con el PSOE y EE la pancarta de la autodeterminaci¨®n en los 80.
P. ?No tiene la sensaci¨®n de que hemos retrocedido, que las expectativas de un acuerdo est¨¢n m¨¢s lejos que hace diez o quince a?os?
R. Tal y como han sucedido las cosas, le han llevado al nacionalismo institucional a la convicci¨®n de que hay que hacer un replanteamiento: no aceptamos el bloqueo que se ha hecho con las leyes b¨¢sicas.
"El resultado de las coaliciones es negativo en la trayectoria de EA"
Pregunta. ?Qu¨¦ significa para EA la p¨¦rdida del esca?o?
Respuesta. Un gran rev¨¦s, una contrariedad. Pero los partidos relativamente j¨®venes, de los que nosotros somos un ejemplo de supervivencia, nos movemos en esa l¨ªnea de dif¨ªcil presencia institucional.
P. ?No tendr¨¢ repercusi¨®n en su supervivencia?
R. No. Vamos a estar en el Parlamento vasco en las pr¨®ximas elecciones con la misma voz que hemos tenido. Tengo la convicci¨®n de que hay un espacio socialdemocr¨¢tico y soberanista, entre el centroderecha del PNV y esa izquierda at¨ªpica e in¨¦dita en un mundo civilizado, que ahora ocupa EA.
P. ?Puede replantearse la coalici¨®n?
R. En unas auton¨®micas hay que dar oportunidades a esos espacios pol¨ªticos diversos que existen. Porque en coalici¨®n no siempre se suma.
P. Pues en las dos ¨²ltimas auton¨®micas PNV y EA han ido en coalici¨®n.
R. Nuestra trayectoria ha demostrado que, independientemente de otros ingredientes, el resultado objetivo de las coaliciones es negativo.
P. ?No van a atender el mensaje de Urkullu en el sentido de que los dos partidos deber¨ªan empezar a hablar m¨¢s?
R. Esas cosas tienen cierta connotaci¨®n de opa... pero no tengo ganas de hablar del asunto. La realidad es que EA ha reaparecido debilitada cuando ha salido de las coaliciones. Y es l¨®gico, porque el partido que asume mayor protagonismo eclipsa a su compa?ero de viaje. La coalici¨®n puede ser c¨®moda y tener ciertas ventajas operativas, pero es un pan para hoy y hambre para ma?ana.
"Al PNV le ha pesado la amenaza del Senado"
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha parecido la posici¨®n del PNV ante la moci¨®n de censura en Mondrag¨®n?
Respuesta. Ha habido una marcha atr¨¢s. Una rectificaci¨®n y desautorizaci¨®n de los que tomaron la decisi¨®n. Eso evidencia que ha pesado la amenaza de que no se cumpliera las previsi¨®n de constituir un grupo del PNV en el Senado, con el apoyo de los votos del PSOE. Veremos a largo plazo si se mantiene en lo dicho.
P. Desde EA tambi¨¦n se cuestion¨® la moci¨®n de censura porque la alcald¨ªa iba a recaer en los socialistas.
R. Aqu¨ª hay dos cosas. Una es el acto de censura y otra es el porvenir de un ayuntamiento, su gobernabilidad y el clima en un pueblo cuya composici¨®n pol¨ªtica y sociol¨®gica es bien conocida. Nosotros ped¨ªamos unanimidad de los grupos.
P. Pues los socialistas gobiernan en muchos pueblos guipuzcoanos.
R. EA iba a apoyar la moci¨®n si hab¨ªa una posici¨®n un¨¢nime. Pero sin PNV, sin Aralar y ya se ve qu¨¦ vacilaciones ha tenido EB, no hab¨ªa condiciones para que pudiera funcionar.
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