"El primer depredador daba mordiscos en forma de uve doble"
El yacimiento de Burgess Shale es como el Valle de los Reyes para quienes, en lugar de faraones, buscan f¨®siles. En ese emplazamiento de las Rocosas canadienses aparecieron hace 99 a?os las mejores pruebas del acontecimiento prehist¨®rico que encandila a los estudiosos de la evoluci¨®n: la gran explosi¨®n de vida del periodo c¨¢mbrico (que empez¨® 525 millones de a?os atr¨¢s). El paleont¨®logo irland¨¦s Derek Briggs, de 58 a?os y que ejerce como catedr¨¢tico en la Universidad de Yale, es la m¨¢xima autoridad a la hora de interpretar el significado de los f¨®siles, un asunto que ha ocasionado encendidos debates por sus implicaciones para explicar la evoluci¨®n. Briggs estuvo en Barcelona, invitado por la Obra Social La Caixa, para hablar de lo ¨²ltimo sobre ese momento en que la vida dio su gran estir¨®n.
"Hasta el C¨¢mbrico hab¨ªa pocas especies animales en los mares"
"Los artr¨®podos representan el 40% de la fauna de Burgess Shale"
"Gould cre¨ªa que muchos de los f¨®siles se hab¨ªan extinguido"
"No era ni es tan raro que un animal tenga muchos ojos"
Pregunta. ?Por qu¨¦ Burgess Shale es m¨¢s importante que otros yacimientos de f¨®siles?
Respuesta. Porque al estar situado en la base de un gran precipicio submarino, las avalanchas de fango capturaron animales de cuerpo blando que luego se fosilizaron, cuando lo habitual es que desaparezcan y s¨®lo queden las conchas de los moluscos o los esqueletos de los artr¨®podos, que se mineralizan.
P. ?C¨®mo est¨¢n tan seguros de que durante el C¨¢mbrico ocurri¨® una explosi¨®n de vida?
R. En la etapa anterior, el Prec¨¢mbrico, hab¨ªa pocas especies animales en los mares. No exist¨ªan depredadores y el animal m¨¢s abundante, cuyos f¨®siles se encontraron en Ediacara Hills (Australia), era un pac¨ªfico ser con forma de hoja que se alimentaba filtrando microorganismos. Tanto es as¨ª que los paleont¨®logos solemos llamar a este periodo jard¨ªn de Ediacara, en referencia al Jard¨ªn del Ed¨¦n: todo era tranquilo y encantador [sonr¨ªe]. De repente, en el C¨¢mbrico se dio un s¨²bito aumento del n¨²mero de familias animales en un lapso de tiempo muy corto, como puede verse en los f¨®siles de Burgess Shale. No s¨®lo lo apreciamos en los esqueletos; las marcas de desplazamiento de los animales que tambi¨¦n quedaron grabadas en la roca son mucho m¨¢s numerosas y complejas, lo que confirma la hip¨®tesis de la explosi¨®n de vida.
P. As¨ª que con el C¨¢mbrico se acab¨® la paz en los mares.
R. Surgi¨® el primer depredador, el Anomalocaris. Med¨ªa entre 50 cent¨ªmetros y un metro, mucho m¨¢s que cualquier otro animal. Ten¨ªa una mand¨ªbula formidable: una estructura de disco circular con dientes proyect¨¢ndose hacia el centro. Era capaz de morder trilobites, un enemigo bastante duro de roer. Es interesante que las mordeduras que les propinaban los Anomalocaris tienen forma de uve doble, seguramente por las caracter¨ªsticas de su mand¨ªbula.
P. ?Cu¨¢l era el animal m¨¢s abundante?
R. Se han encontrado m¨¢s de 12.000 f¨®siles del Marrella, un antepasado del cangrejo bastante peque?o, que med¨ªa entre uno y dos cent¨ªmetros.
P. ?Hasta d¨®nde llega la diversidad del yacimiento?
R. La mayor¨ªa de los grandes grupos est¨¢n representados, y muy especialmente los artr¨®podos, con un 40% del total de la fauna. Esto ilustra que los artr¨®podos ya eran muy exitosos como grupo animal en el C¨¢mbrico, una tendencia que se ha incrementado a lo largo de la historia. En la actualidad constituyen entre el 75% y el 80% de todos los animales, sobre todo por la aportaci¨®n de los insectos.
P. ?Hay alg¨²n f¨®sil que podamos considerar antepasado de los humanos?
R. Un posible ancestro es el Pikaia, el ¨²nico que, como los vertebrados, pertenec¨ªa al grupo de los cordados -los que tienen un eje dorsal-. El Pikaia nadaba un poco como un pez, aunque no lo era. Por cierto, los principales grupos de animales que hay en la actualidad (los phylla, la categor¨ªa taxon¨®mica m¨¢xima para dividir las especies de un reino) aparecieron en el C¨¢mbrico temprano o en el C¨¢mbrico medio. Esto enfatiza lo importante que fue la explosi¨®n de vida.
P. ?Pero estos animales no son demasiado diferentes a los que hoy ser¨ªan sus descendientes? Los hab¨ªa con cinco ojos, como la Opabinia.
R. ?se es el argumento que utiliz¨® Stephen Jay Gould en su libro La vida maravillosa, sobre los descubrimientos de Burgess Shale. ?l se sent¨ªa muy impresionado por el concepto de "maravillas extra?as", formas de vida muy raras, y critic¨® que en la clasificaci¨®n inicial de los f¨®siles del yacimiento, realizada en 1909, se los intentara entroncar en grupos o g¨¦neros actuales. ?l cre¨ªa, en cambio, que muchos se hab¨ªan extinguido. Elev¨® a la categor¨ªa de icono a la Hallucigenia, un animal que, seg¨²n la primera reconstrucci¨®n del f¨®sil, parec¨ªa que caminaba sobre enormes pares de espinas a modo de zancos y al que le sal¨ªan de la espalda siete tubos verticales. Gould pensaba que cada tubo era una especie de tent¨¢culo con una boca, de manera que contaba con siete bocas. Un an¨¢lisis posterior revel¨® que el f¨®sil se hab¨ªa reconstruido al rev¨¦s. En cuanto a los cinco ojos de la Opabinia, no era ni es tan raro que un animal tenga muchos: las ara?as tienen ocho ojos y los cangrejos cacerola, artr¨®podos que apenas han evolucionado en 300 millones de a?os, tienen cinco. Cuando tenemos m¨¢s evidencias nos damos cuenta de que los animales que nos parecen tan extra?os no lo son tanto y tienen parientes actuales.
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