Examen para comandantes
Esa estatua de Sadam Husein que no termin¨® de caerse del pedestal se ha convertido en todo un s¨ªmbolo. Sucedi¨® hace ya cinco a?os, cuando las tropas norteamericanas ocuparon Bagdad. La fabricaci¨®n estaba perfectamente preparada. Se trataba de buscar la estampa hist¨®rica equivalente de la bandera de las barras y estrellas en Iwo Jima o de la sovi¨¦tica en lo alto del Reichstag. Pero la segunda guerra de Irak fue lo que fue. El monstruo qued¨® a medio caer y toda la tramoya qued¨® a la vista del p¨²blico: las mentiras de la guerra y la torpeza de la ocupaci¨®n han convertido aquella estampa en s¨ªmbolo del fracaso. Ahora no hay m¨¢s remedio que pasar p¨¢gina e intentar mirar hacia delante. Es lo que propuso Ryan Crocker, el actual embajador norteamericano en Bagdad, ante el comit¨¦ de las Fuerzas Armadas del Senado. "El mundo nos juzgar¨¢ m¨¢s por lo que hagamos a partir de ahora que por lo que hemos hecho". Crocker es una voz autorizada, porque predijo todas las cat¨¢strofes que se producir¨ªan cuando Bush le pidi¨® consejo antes de invadir Irak.
Con Petraeus, Irak es un desastre, pero al menos est¨¢ bajo control, algo ins¨®lito desde la invasi¨®n
El presidente ha dejado en sus manos, y sobre todo en las del general David Petraeus, la gesti¨®n del incierto futuro del pa¨ªs ¨¢rabe. Hace apenas unos d¨ªas la regi¨®n de Basora y Ciudad S¨¢der ard¨ªan con la guerra civil entre chiitas. Al cumplirse los cinco a?os de la invasi¨®n se han actualizado los balances de v¨ªctimas y de da?os, todos ellos espeluznantes. No caben diagn¨®sticos optimistas, pero Cocker y Petraeus han avanzado en sus comparecencias parlamentarias la existencia de progresos modestos. Cuando empez¨® la actual fase de la ocupaci¨®n, en enero de 2007, la violencia no hac¨ªa m¨¢s que aumentar y la sensaci¨®n de descontrol era absoluta. El ambiente pol¨ªtico era de derrota y un informe de consenso entre dem¨®cratas y republicanos, que adopt¨® el nombre de sus copresidentes Baker y Hamilton, recomendaba el camino de la retirada paulatina y apuntaba incluso la necesidad de manifestar el desinter¨¦s norteamericano por el mantenimiento de bases permanentes, como ¨²nico sistema para que los iraqu¨ªes se responsabilizaran de su propio destino.
Baker y Hamilton tambi¨¦n preve¨ªan un moment¨¢neo refuerzo del n¨²mero de tropas, que sirviera para realizar avances sustanciales y permitiera luego una desescalada paulatina. La respuesta de Bush fue el llamado surge, que se puede traducir como oleada, consistente en el env¨ªo de 30.000 soldados m¨¢s, que dar¨ªan paso a la reducci¨®n gradual a partir de este verano. A diferencia de la anterior fase, en esta etapa han quedado establecidos unos momentos de evaluaci¨®n de los resultados de la nueva estrategia. Petraeus hizo la primera en septiembre; ayer y anteayer ha hecho la segunda; y ha prometido una tercera en julio, para decidir si debe seguir la disminuci¨®n de tropas o debe limitarse a la recuperaci¨®n de los 130.000 soldados iniciales que hab¨ªa en enero de 2007. Las cuentas son muy sencillas, aunque quiz¨¢s han confundido a todos: se aument¨® hace un a?o para regresar ahora al n¨²mero inicial; aunque vista la prudencia de una evaluaci¨®n que considera reversibles los progresos e inciertos los resultados, quiz¨¢s ni siquiera la culminaci¨®n de este ¨²ltimo repliegue sea posible. Con Petraeus se puede decir que Irak es un desastre, pero como m¨ªnimo est¨¢ bajo control, algo ins¨®lito desde la invasi¨®n.
El resultado es que se abrir¨¢n las urnas en noviembre sin que el horizonte se haya despejado. Todo quedar¨¢ en manos del siguiente presidente, a quien se le exigir¨¢ que tome decisiones como comandante en jefe. Los electores tienen, por tanto, el m¨¢ximo inter¨¦s en conocer las ideas y aptitudes de cada uno de los candidatos, cosa que pudieron hacer el martes en la comparecencia de Petraeus y Crocker en el Senado, donde los tres ocupan esca?o. McCain apoya la actual estrategia e interpreta toda retirada como una derrota al estilo de la sufrida en Vietnam. Clinton y Obama, en cambio, est¨¢n por el regreso de las tropas, aunque han empezado a hablar de plazos, algo que les sit¨²a en camino de convergencia con los planes de Petraeus.
Sea quien sea el elegido, se enfrentar¨¢ a decisiones dram¨¢ticas. McCain deber¨¢ pensar en un plan B que incluya la salida, como Obama y Clinton deber¨¢n pensar en c¨®mo quedarse todav¨ªa m¨¢s tiempo sin romper sus promesas. Bush deja un legado muy pesado, que se transformar¨¢, seg¨²n se desprende de las palabras del general Petraeus, en una estrategia de contenci¨®n de Ir¨¢n, pa¨ªs al que ha se?alado el general como el principal responsable de los actuales niveles de violencia en Irak y que lleva camino de convertirse en un enemigo estrat¨¦gico y duradero. Cay¨® la estatua de Sadam hace cinco a?os, pero en este quinto aniversario Ahmadinejad present¨® con gran pompa sus nuevas 6.000 centrifugadoras nucleares.
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