Las disputas del agua

El debate sobre los trasvases fluviales no ha hecho m¨¢s que empezar. Aunque el verdadero debate tendr¨ªa que derivarse y dirigirse al propio cuidado, mantenimiento y optimizaci¨®n de los recursos h¨ªdricos. Nos consta que en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, seg¨²n los informes de la ONU, aumentar¨¢n las sequ¨ªas y no sabemos hasta qu¨¦ l¨ªmite. Pero es necesario partir de la base de que no existen aguas excedentes, que un r¨ªo no se desparrama en el mar con un derroche innecesario. Un r¨ªo es un conjunto biol¨®gico con su propio ecosistema desde el principio a la desembocadura. Tiene su propio sistema de regulaci¨®n, imprescindible para mantenerse vivo. Arag¨®n prescinde llamativamente de criterios sostenibles. Empezando por la propia Exposici¨®n, ubicada en los meandros del Ebro, de considerable valor ecol¨®gico. Proyectando un parque de ocio pensado para ser el mayor de Europa, en el desierto de Los Monegros. Y lo m¨¢s grave, construyendo enormes infraestructuras en zonas de alta monta?a, una autov¨ªa que atraviesa un valle virgen y varios viaductos que cruzan el r¨ªo Arag¨®n en su curso alto; una carretera ampliada junto al mismo r¨ªo que llegar¨ªa hasta las pistas de esqu¨ª y la frontera francesa, donde es parque nacional; y una ampliaci¨®n constante de las pistas de invierno, a pesar de su futuro incierto, por el cambio de las condiciones clim¨¢ticas.

El agua de calidad y los ecosistemas de monta?a son patrimonio de todos. Aqu¨ª m¨¢s que un debate pol¨ªtico se plantea un debate ¨¦tico de primera magnitud. No se trata de una pugna entre autonom¨ªas, sino de un valor que es objetivo y universal. Si no somos capaces de exigir que se preserven las fuentes ser¨¢n in¨²tiles las disputas por el agua.