La creaci¨®n involuntaria
Emma Cohen ha imaginado mil historias en forma de teatro y novela. "No pesa la ausencia de Fernando, est¨¢ por todas partes"
El mismo d¨ªa de su ¨²ltimo cumplea?os, el 21 de noviembre de 2007, cuando lleg¨® a los 61, la persona con la que hab¨ªa paseado por la vida durante cuatro d¨¦cadas falleci¨® tras una larga enfermedad. Ella, con ese humor inteligente que nunca pierde, dijo entonces: "Era muy absorbente y ha muerto hoy para que no celebre mi cumplea?os". La ausencia de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez le devolvi¨® todo su tiempo a Emma Cohen.
La inercia la empuja a llevar el mismo horario que en vida de ¨¦l. Desde las nueve de la ma?ana y hasta las tres de la tarde se sienta y se sumerge en sus escritos, como en los tres ¨²ltimos lustros en los que las circunstancias la alejaron de los escenarios y de las pantallas que frecuent¨® hasta los a?os noventa. Ha sido un tiempo en el que su universo creador ha germinado en torno a esa gran mesa de dos metros de di¨¢metro en la que ha imaginado mil historias, hoy convertidas en sus ¨²ltimas cuatro obras de teatro y una largu¨ªsima novela. "Cuando est¨¦ m¨¢s fuerte tengo que dar salida a todo lo que he escrito en mi etapa, digamos, de enfermera..., son obras surgidas casi sin yo quererlo". Lentamente se incorpora al mundo que hay m¨¢s all¨¢ de esa mesa. Anda enzarzada en una dramaturgia, que piensa poner en escena, en torno a cuatro importantes mujeres republicanas. "Y me tiene fascinada un proyecto para la Expo de Zaragoza", dice en referencia a un Hamlet que escribi¨® Bu?uel y con el que cuatro directores (uno es ella) har¨¢n un curioso proyecto esc¨¦nico. Tambi¨¦n asoma por la mesa la adaptaci¨®n de La antesala, de Ram¨®n J. S¨¦nder, convertida en un casi mon¨®logo.
La que fuera la musa del cine underground catal¨¢n de los sesenta, fij¨® su residencia en Madrid en 1970, despu¨¦s de vivir el Mayo Franc¨¦s en Par¨ªs. M¨¢s tarde lleg¨® a esta casa donde hoy crecen sus historias en el ordenador y tomates y otros frutos en el invernadero.
Su mesa est¨¢ a escasos metros de la de Fern¨¢n-G¨®mez. Las dos acogen ¨²ltimos sue?os. Ella habla de los suyos. La mesa de Fernando, de los de ¨¦l; unas hojas con notas de su pu?o y letra: en la primera pone Millonarios sin dinero. Especie de novela 2006. Emma lo deja claro: "No pienso ordenar nada, en este espacio no pesa la ausencia de Fernando, porque est¨¢ en todo, por todas partes". Mira a su alrededor y lanza una mirada sobre los miles de libros, papeles, legajos, piedras, gafas, l¨¢pices..., y concluye: "A¨²n falta tiempo para saber qu¨¦ pasa conmigo, para poder decidir en qu¨¦ me convierto; siempre me han gustado los interrogantes..., quiz¨¢ ahora son demasiados".
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