Abuelos cuidadores de nietos
?Cu¨¢les dir¨¢ la historia que han sido los hechos m¨¢s importantes ocurridos en este inicio del siglo XXI? No ser¨¢n, en mi opini¨®n, el Estatuto, el terrorismo o la crisis inmobiliaria. Es la inmigraci¨®n y el aumento de la esperanza de vida, es decir, el mal llamado envejecimiento. Su importancia reside en que cambian el tama?o y la composici¨®n de la poblaci¨®n.
La inmigraci¨®n ha incrementado la poblaci¨®n espa?ola en cinco millones, un poco m¨¢s del 10% del total, algo que constituye un hecho crucial. El aumento de la esperanza de vida y la ca¨ªda de la natalidad hacen que un tercio de la poblaci¨®n tenga hoy m¨¢s de 50 a?os, y llegar¨¢ a la mitad en un futuro cercano, con un aumento muy r¨¢pido de las personas de 80 a?os o m¨¢s.
Hay que tender a conciliar jubilaci¨®n y trabajo parcial, y apoyar la autonom¨ªa de los ancianos
Estos cambios en el tama?o y composici¨®n de la poblaci¨®n traen retos importantes. As¨ª, dejando de lado los que plantea la inmigraci¨®n, ?cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias de la mayor proporci¨®n de mayores sobre el sistema de bienestar, la sanidad, la econom¨ªa, la pol¨ªtica o los valores sociales y familiares? ?Vamos, como algunos piensan, hacia una econom¨ªa menos productiva y una sociedad pol¨ªticamente m¨¢s conservadora y moralmente m¨¢s ego¨ªsta?
En todo caso, el aumento de la esperanza de vida trae tambi¨¦n oportunidades. La principal es que ahora la mayor parte de la poblaci¨®n, y no s¨®lo la m¨¢s acaudalada, tiene la oportunidad de disfrutar de las cosas de la vida una vez que ha dejado atr¨¢s la carga del trabajo.
?Cu¨¢les ser¨¢n los contenidos y el alcance de esos retos y oportunidades? La respuesta depende de las actitudes y el comportamiento de las personas que se jubilan. No es lo mismo que quieran jubilarse a los 60 que a los 65, que tengan una buena salud o que sean dependientes, que dispongan de recursos econ¨®micos o que vivan de ayudas, que su vida familiar y social sea satisfactoria o que est¨¦n solos o en residencias.
Un estudio reciente de V¨ªctor P¨¦rez-D¨ªaz y Juan Carlos D¨ªez (La generaci¨®n de la transici¨®n: entre el trabajo y la jubilaci¨®n) busca respuestas a estas cuestiones a partir de una encuesta a personas que est¨¢n entre los 50 y los 70 a?os. Se trata de "la generaci¨®n de la transici¨®n", la que entr¨® en la vida activa entre comienzos de los cincuenta y mediados de los setenta del siglo pasado. Es decir, en el momento hist¨®rico de "la gran transformaci¨®n" de Espa?a. La que protagoniz¨® ella misma los principales cambios socioecon¨®micos, pol¨ªticos, culturales y familiares. Y la que muy probablemente cambiar¨¢ la visi¨®n que hoy tenemos de los mayores.
Este estudio nos ofrece pistas valiosas para comprender algunos de los efectos de los cambios en el n¨²mero de mayores.
Los que ya se han jubilado han trabajado hasta los 58 a?os, y los que a¨²n permanecen en activo desean jubilarse a los 60, aunque no prev¨¦n hacerlo hasta los 63 a?os. Esto sugiere que existe predisposici¨®n a trabajar m¨¢s tiempo, especialmente si existe una cierta conciliaci¨®n de trabajo y jubilaci¨®n.
No son manirrotos. La mitad gasta lo que ingresa y la otra mitad ahorra algo. Son m¨¢s los que dan dinero a los hijos que los que lo reciben. El 93% son propietarios de su vivienda y el 27,5% tienen una segunda residencia. Adem¨¢s, muchos, especialmente en la franja de los 50 a los 54 a?os, tienen planes de pensiones.
En cuanto a su estado de salud, aunque hay dolencias, manifiestan sentirse razonablemente bien. Son mayores robustos y aut¨®nomos, no viejos dependientes.
Pero esta perspectiva, en general optimista, hay que matizarla con una perspectiva de g¨¦nero. La situaci¨®n laboral, econ¨®mica y de salud de las mujeres aparece como m¨¢s problem¨¢tica.
En conjunto, estamos ante mayores con pocos agobios econ¨®micos y con un elevado grado de autonom¨ªa. No hay motivos, por tanto, para el alarmismo. Los mayores no ser¨¢n una carga insoportable.
Al contrario, esta generaci¨®n tiene una filosof¨ªa moral, una idea de la "vida buena", que acent¨²a el valor del altruismo: son dadivosos con padres e hijos, y dan probablemente m¨¢s de lo que reciben de ellos.
Esta sensaci¨®n se refuerza al ver lo que ocurre con los nietos. Los autores se?alan la condici¨®n de los mayores como "abuelos cuidadores de nietos". Como el n¨²mero de nietos ha descendido, las mujeres se han puesto a trabajar y, en muchos casos, viven cerca, los abuelos se quedan como cuidadores de los nietos. Es un papel que realizan cada vez con m¨¢s intensidad: les atienden, les llevan al colegio, se hacen cargo de ellos.
Esto sugiere que las personas mayores est¨¢n desempe?ando un papel crucial, resolviendo problemas de la vida social. Un papel que es tan importante (o a¨²n m¨¢s) que el que desarrollan las instituciones p¨²blicas y empresariales del sistema de bienestar. Son una fuente de riqueza, pero como no se tiene en cuenta en el c¨¢lculo del PIB, pasa desapercibida y no se valora. Quiz¨¢ por eso, su papel apenas es visible en el debate p¨²blico.
Los autores se?alan consecuencias en general positivas del hecho de que la socializaci¨®n de los ni?os quede en manos de los abuelos, en la medida en que ese entrecruzamiento de experiencias entre abuelos y nietos puede poner los fundamentos de una sociedad m¨¢s reflexiva a largo plazo, emocional y moralmente m¨¢s equilibrada, y por tanto, una sociedad m¨¢s adecuada a la propia supervivencia y al crecimiento del sistema de los adultos.
Caminamos hacia una sociedad en la que por primera vez en la historia convivir¨¢n juntos y en activo cuatro generaciones: j¨®venes, adultos, mayores y ancianos, con unos mayores que no ser¨¢n carga sino una fuente de riqueza, y con unos ancianos cuya vida ser¨¢ m¨¢s satisfactoria y aut¨®noma. Lo que se necesita es que las empresas aprendan a conciliar jubilaci¨®n con trabajo parcial y que las pol¨ªticas apoyen la autonom¨ªa de los ancianos.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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