La CIA sin guantes

"Ponle en un avi¨®n", espeta Meryl Streep, magn¨ªfica como jefa de la CIA, cuando le preguntan qu¨¦ hacer con un sospechoso de terrorismo. Lo que le espera al ciudadano egipcio residente de Estados Unidos contra el que se acaba de dictar esa sentencia es algo m¨¢s que una pesadilla en la T-4 de Barajas. Significa ser secuestrado por los servicios secretos estadounidenses y torturado durante semanas, con las mismas garant¨ªas legales de las que gozaban los clientes de Torquemada.

?ste es el arranque de Expediente Anwar (mala traducci¨®n del original, Rendition, el nombre que reciben los secuestros de la CIA), el primer filme del surafricano Gavin Hood desde que gan¨® el Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa con Tsotsi.

Expediente Anwar es un buen filme, pero sobre todo es una pel¨ªcula necesaria. Movilizar a un reparto de estrellas -Jake Gyllenhaal, Reese Witherspoon, Meryl Streep- para tratar uno de los problemas m¨¢s graves que ha sufrido EE UU tiene m¨¦ritos que van m¨¢s all¨¢ de lo cinematogr¨¢fico. Es la versi¨®n para p¨²blicos masivos de Taxi al infierno, el excelente documental que lleg¨® a la final de los Oscar, sobre un afgano desaparecido en Afganist¨¢n tras ser detenido.

"Hemos enviado a mucha gente por todo el mundo", fue el eufemismo que utiliz¨® la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para reconocer las desapariciones. Cuando en noviembre de 2005, The Washington Post revel¨® la existencia de c¨¢rceles y vuelos secretos de la CIA, qued¨® claro que Guant¨¢namo y Abu Ghraib eran la punta del iceberg de una violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos. Cofer Black, antiguo responsable de antiterrorismo de la CIA, resumi¨® la visi¨®n de muchos funcionarios de la Administraci¨®n de Bush sobre este tema: "Tras el 11-S, nos hemos quitado los guantes".

El filme est¨¢ inspirado en la historia de Maher Arar, un canadiense que fue secuestrado por la CIA en Nueva York en 2002 y torturado durante un a?o en Siria antes de ser liberado. Al protagonista de este filme le ocurre algo parecido. El ¨²nico crimen que ha cometido es ser ingeniero qu¨ªmico y haber recibido una llamada equivocada en su m¨®vil. Como Jack Lemmon en Desaparecido, su mujer, una embarazada Reese Witherspoon, se dedica a recorrer los pasillos kafkianos de Washington en busca de una respuesta, mientras su marido es sometido a tormentos sin fin en una mazmorra marroqu¨ª. Algo muy grave ocurre cuando el Estado, en una democracia, utiliza el terror. Y, aunque a veces se va por las ramas en las tramas paralelas, de eso trata esta valiente pel¨ªcula.