De Mondrag¨®n a Bilbao
El nuevo atentado ridiculiza las razones de quienes se oponen a la moci¨®n de censura
A ETA no ha debido de gustarle que en el debate de investidura apenas se haya hablado de ella, y busca hacerse notar de la manera que le es propia: haciendo alarde de su capacidad para matar, destruir e intimidar. Ayer hizo estallar una bomba en una sede socialista de Bilbao que hiri¨® levemente a siete agentes de la polic¨ªa vasca mientras estaban desalojando a los vecinos de los inmuebles pr¨®ximos.
La banda culpa al Gobierno socialista del fracaso del proceso de di¨¢logo abierto por la tregua, y considera c¨®mplice al PNV por no haberse puesto de su lado en las conversaciones que precedieron a la ruptura. A los socialistas trata de amedrentarlos a tiros, como en Mondrag¨®n, o colocando bombas en sus sedes (Balmaseda, Derio, Bilbao); y como no se atreven a atacar directamente a los miembros del PNV, lo hacen contra la Ertzaintza cuando pueden. A los vecinos les ataca porque s¨ª; por vivir cerca de una casa del pueblo; o para que protesten porque hay una sede socialista (o un cuartel) en su barrio.
En su ¨²ltimo comunicado advert¨ªan de que no se iban a quedar "de brazos cruzados" ante la "estrategia salvaje" del Gobierno, que identificaba, entre otras cosas, con las "ilegalizaciones de partidos con total impunidad". Sin embargo, es la continuidad de los cr¨ªmenes de ETA y su incapacidad para desmarcarse de ellos lo que sac¨® de la legalidad a Batasuna y suced¨¢neos. No ser¨¢ poniendo bombas como ETA les ayudar¨¢ a recuperarla; al menos, mientras justifiquen, como hizo ayer mismo la portavoz de ANV, el recurso a la violencia hasta que se reconozca a los vascos "el derecho a decidir sobre su futuro". Es decir, hasta que decidan no lo que vienen decidiendo elecci¨®n tras elecci¨®n, sino lo que ETA quiere que decidan.
Para que haya pol¨ªtica tiene que desaparecer la violencia, y por eso es tan importante lo que est¨¢ ocurriendo en torno a la moci¨®n de censura de Mondrag¨®n. No puede retir¨¢rseles su acta a los siete concejales de ANV de esa localidad, que expresamente se negaron a condenar el asesinato de Isa¨ªas Carrasco; pero est¨¢ en las manos de los otros 14 ediles ponerse de acuerdo para sustituir a la alcaldesa de esa formaci¨®n; hacerlo no es una cuesti¨®n de oportunidad pol¨ªtica y ni siquiera depende de estar o no de acuerdo con la ley de partidos. Se trata de dejar claro que no se admite la coacci¨®n como instrumento de actuaci¨®n pol¨ªtica. Y eso se expresa apoyando la moci¨®n de censura.
Es as¨ª de simple, pero el temor a incomodar a ETA y otras razones igualmente inconfesables (que no se las confiesan a s¨ª mismos) est¨¢n embrollando la decisi¨®n y haciendo aflorar divergencias entre los partidos -y dentro de los partidos- que componen el tripartito de Ibarretxe. "Nos guste o no", escribi¨® el verano pasado Josu Jon Imaz, entonces presidente del PNV, "ETA va a marcar la agenda, y la prioridad es hacerle frente mediante la acci¨®n policial y la deslegitimaci¨®n social y pol¨ªtica". Negarse a votar la moci¨®n es resistirse a deslegitimar a ETA.
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