Los ecos de la revuelta
Touraine, Audier, Rotman, Sirinelli, Le Goff, pensadores, analistas y ex l¨ªderes del movimiento estudiantil debaten la vigencia del 68. Seg¨²n unos, cambi¨® el mundo; para otros, no cambi¨® nada
Qu¨¦ fue Mayo del 68? ?Una revoluci¨®n? ?Una revuelta? ?Una fiesta? ?El caos? ?Un rel¨¢mpago en un cielo sereno? ?El comienzo de algo o el fin de otra cosa? ?Nada? Las interrogaciones ret¨®ricas, propias de los aniversarios, carecer¨ªan de especial inter¨¦s si Nicolas Sarkozy no hubiera rescatado Mayo del 68 del basurero -o el desv¨¢n, si lo prefieren- de la Historia durante la ¨²ltima campa?a presidencial. Lo agit¨® como un espantajo fundador de todos los males que atraviesan la sociedad francesa de hoy: "Mayo del 68 nos impuso el relativismo moral e intelectual. Los herederos de Mayo del 68 impusieron la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo". Y no s¨®lo eso: "Intentaron hacernos creer que el alumno vale tanto como el maestro, que no hab¨ªa que poner notas para evitar traumatizar a los malos alumnos, que no necesit¨¢bamos de clasificaciones. Quer¨ªan que crey¨¦semos que la v¨ªctima cuenta menos que el delincuente".
Las interrogaciones ret¨®ricas carecer¨ªan de inter¨¦s si Sarkozy no hubiera rescatado Mayo 68 del basurero de la Historia
Sabemos que Sarkozy reconoci¨® ante Yasmina Reza, ya en privado, que su discurso era "un ejemplo de mala fe". De acuerdo, ¨¦l sab¨ªa que ment¨ªa o exageraba, pero ?por qu¨¦ lo hac¨ªa? Quiz¨¢s otras frases del mismo discurso nos iluminen: "Ved pues c¨®mo la herencia de Mayo del 68 ha introducido el cinismo en la sociedad y la pol¨ªtica. Ved c¨®mo el culto del dinero todopoderoso, del provecho a corto plazo, de la especulaci¨®n, c¨®mo las derivas del capital financiero han encontrado su base en los valores de Mayo del 68. Ved c¨®mo la contestaci¨®n de todas las referencias ¨¦ticas, de todos los valores morales, ha debilitado la moral del capitalismo, ha preparado el terreno al capitalismo sin escr¨²pulos y sin ¨¦tica de los paraca¨ªdas de oro, de las jubilaciones no menos doradas y de los capitanes de empresa estafadores, c¨®mo ha preparado el triunfo del predador por encima del empresario, del especulador sobre el trabajador".
Esa sarta de falsedades y exageraciones -a Sarkozy solo le falt¨® darle a Mayo del 68 influencia retrospectiva, culparle del nazismo, la trata de esclavos o del hundimiento de la torre de Babel- puso de nuevo en la picota un acontecimiento cuya significaci¨®n y trascendencia sigue siendo imprecisa. Para el profesor Serge Audier, autor de un libro sobre las distintas facetas del pensamiento contrario a Mayo del 68 (La pens¨¦e anti-68. Essai sur les origines d'une restauration intellectuelle), Sarkozy "comprendi¨® que ¨¦l, como miembro de un Gobierno saliente, ten¨ªa todas las de perder, tal y como les ha sucedido a todos los gobiernos franceses desde 1974. Necesitaba romper con su derecha, con el chiraquismo y su pol¨ªtica de compromiso eterno pero, sobre todo, necesitaba decir que los problemas de Francia no eran debidos a un error del pilotaje pol¨ªtico sino del sistema en su conjunto. Y ah¨ª es d¨®nde entra Mayo del 68 y sirve de chivo expiatorio".
?Qu¨¦ queda en realidad de Mayo del 68? El cineasta y periodista Patrick Rotman, que firma libros y documentales sobre la cuesti¨®n (G¨¦n¨¦ration, Les ann¨¦es 68 y Mai 68 racont¨¦ ¨¤ ceux qui ne l'ont pas v¨¦cu), cree que "Mayo del 68 es la demostraci¨®n de que la gran religi¨®n terrestre del siglo XX, el comunismo, se estaba hundiendo". Para Laurent Joffrin, actual director del diario Lib¨¦ration, nacido al socaire del izquierdismo de Mayo del 68, "no hay que olvidar que la necesidad de Absoluto se repite de generaci¨®n en generaci¨®n". Daniel Cohn-Bendit, dirigente e impulsor de la revuelta, admite: "Nos sent¨ªamos capaces de todo. ?ramos prometeicos. El mundo nos pertenec¨ªa". Rotman insiste en lo factual: "En 1968 un franc¨¦s de cada cuatro tiene menos de 16 a?os, un 15% de la poblaci¨®n entre 16 y 25". Edgar Morin, en 1963, ya intu¨ªa en esos j¨®venes "fermentos de no adhesi¨®n a ese mundo adulto que destila aburrimiento burocr¨¢tico, repetici¨®n, mentira y muerte". El general De Gaulle estim¨® entonces: "Si se aburren que les hagan construir carreteras".
El profesor Alain Touraine, que desempe?¨® un papel en los hechos de Mayo del 68, acompa?ando a alumnos suyos que iban a negociar con el rector la reapertura de La Sorbona, piensa que "Mayo del 68 es la invenci¨®n del siglo XXI, lo hizo explotar todo porque supuso poner vino joven en odres viejos. La semilla plantada por Mayo del 68 se ha convertido en un ¨¢rbol bajo cuya sombra hoy nos refugiamos". La imagen no es del agrado de Jean-Fran?ois Sirinelli, especialista en esos a?os (Les vingt d¨¦cisives. Le pass¨¦ proche de notre avenir 1965-1985), pues "Mayo del 68 no es una semilla sino el chaparr¨®n que hace fructificar la semilla que ya estaba plantada. Es un acelerador de la Historia". El soci¨®logo Jean-Pierre Le Goff (L'heritage impossible), antiguo mao¨ªsta y muy cr¨ªtico con la mitificaci¨®n de Mayo del 68, cree que "Sarkozy ha sabido poner el dedo en la llaga. ?l sabe que hay distintas memorias no reconciliadas: la de la derecha cl¨¢sica, que vivi¨® el acontecimiento como una explosi¨®n ca¨®tica; la de los estudiantes y las capas sociales emergentes que ven el momento como el arranque de la liberalizaci¨®n de las costumbres; la memoria obrera y las capas populares, que hoy sit¨²an en torno a Mayo del 68 el final de la ¨¦poca de trabajo asegurado y aumentos de sueldo regulares".
La revista Esprit, fundada en 1932, fue la primera publicaci¨®n importante en analizar positivamente Mayo del 68. "Acabamos de vivir la primera revoluci¨®n posmarxista de Europa occidental. Tiende la mano a la esperanza asesinada en Budapest y que renace en Praga", sentenciaba el editorialista desde el mes de junio. Olivier Mongin, director hoy de Esprit, ironiza sobre "esa pasi¨®n francesa por atribuirse todo lo que tiene una dimensi¨®n universal, ya sean los derechos humanos o la revoluci¨®n" para admitir que Mayo del 68 tiene una dimensi¨®n estrictamente francesa -"contra la doble figura del Estado: el pa¨ªs entonces era una democracia autoritaria, centralista, presidida por De Gaulle, en la que el legislativo apenas contrapesaba el ejecutivo y la ¨¦lite administrativa. Y en ese pa¨ªs hab¨ªa un contra-Estado representado por la organizaci¨®n comunista, con su partido, sindicatos, diputados, ayuntamientos y centros populares"- al tiempo que se inscribe en unos cambios que se est¨¢n produciendo en otros lugares del mundo: "El baby-boom, la cr¨ªtica a la sociedad de consumo, la protesta contra la guerra de Vietnam son fen¨®menos que movilizaban a la opini¨®n p¨²blica en muchos pa¨ªses", recuerda Mongin.
Pero hay muchas cosas que hoy parecen incomprensibles. Mayo del 68 pod¨ªa imaginarse como una utop¨ªa antiautoritaria que se resume -y trivializa- en alguno de sus esl¨®ganes, como el famoso "prohibido prohibir", pero eso casa mal con el entusiasmo mao¨ªsta de muchos de sus l¨ªderes y la pervivencia y reforzamiento del discurso marxista-leninista. "Una parte de la cr¨ªtica de Mayo del 68 insiste en la dimensi¨®n nihilista y hedonista de algunas de sus manifestaciones, relativizando su dimensi¨®n libertaria, de cr¨ªtica del consumismo, su abrir la puerta al ecologismo", dice Audier al tiempo que reconoce que "la famosa Revoluci¨®n Cultural china fue interpretada por algunos como una revoluci¨®n antiburocr¨¢tica, contra los dirigentes. Eso es importante en un contexto en el que el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) era a¨²n muy potente y el m¨¢s estalinista de Europa. El mao¨ªsmo se ve¨ªa como un retorno al marxismo de los or¨ªgenes. Es un caso de ceguera colosal". El incombustible trotskista y ex l¨ªder estudiantil Alain Krivine recuerda: "Cuando te rebelabas contra la sociedad capitalista, el PCF se te aparec¨ªa como una estructura de autodefensa". Andr¨¦ Senik, que milit¨® en las juventudes comunistas y particip¨® en la rebeli¨®n de 1968, coincide en que "el PCF ofrec¨ªa una visi¨®n del mundo y una raz¨®n para vivir". El hoy periodista Michel-Antoine Burnier recuerda su paso entre los estudiantes comunistas como algo obligado: "Donde se luchaba con m¨¢s intensidad contra el estalinismo era en el interior de las organizaciones de estudiantes comunistas. Hab¨ªa que desestabilizar desde el interior". Es un punto de vista que comparte uno de los cabecillas de la revuelta, Henri Weber, hoy eurodiputado socialista: "Hab¨ªa que ir al PCF para poder salir de ¨¦l". Adem¨¢s, entonces todos los activistas so?aban con crear un partido capaz de ganarse esa clase obrera portadora de futuro. "Pero la verdad es que la reuni¨®n de todos los militantes de la organizaci¨®n de Cohn-Bendit pod¨ªa hacerse en una cabina telef¨®nica", resume Weber.
El origen de los hechos, de ese mayo de barricadas, enfrentamientos, huelga, canciones, sue?os y amor, est¨¢ ah¨ª, en el amor. O en el sexo. Cohn-Bendit y los suyos quer¨ªan residencias universitarias mixtas y que las habitaciones de las chicas en Nanterre no fueran inaccesibles a los chicos. Es m¨¢s, el propio Cohn-Bendit aprovech¨® la visita del ministro Fran?ois Missoffe para interrogarle sobre "la miseria sexual entre los estudiantes". Missoffe, en la l¨ªnea de De Gaulle, le aconsej¨® que tomara "duchas fr¨ªas". Lo cierto es que la atenci¨®n que se prestaba a los textos de Wilhem Reich o Raoul Vaneigem, a los situacionistas, el auge del psicoan¨¢lisis, as¨ª como la importancia creciente de la m¨²sica pop y toda su mitolog¨ªa ya anunciaban la dimensi¨®n individualista de la revoluci¨®n por venir, con la exigencia de la liberaci¨®n del deseo. En Mayo del 68 ni feministas ni gays fueron protagonistas pero s¨ª herederos. Prisca Bachelet, entonces l¨ªder estudiantil y hoy psicoanalista, sintetiza Mayo del 68 en "el placer de descubrir que no se est¨¢ solo" y recuerda con emoci¨®n "asambleas en las que las personas contaban sus sue?os o deseos como algo plausible". Hermoso, pero Le Goff pincha el globo: "Una catarsis no sustituye una alternativa pol¨ªtica".
La cuesti¨®n de la herencia, de la pervivencia de Mayo del 68, agita sobre todo a quienes ven la revuelta desde una perspectiva m¨¢s bien negativa. "Es un caso de herencia imposible", afirma Le Goff, "de entrada, porque los hechos se producen en un mundo de pleno empleo". Es pues "una revoluci¨®n irrepetible". Y para Le Goff, "lo peor es que sus protagonistas han saturado el espacio p¨²blico con su imagen de juventud". El periodista Laurent Guimier constata que "la generaci¨®n o generaciones siguientes siguen siendo de hijos de... No llegan a ser padres. Los de Mayo del 68 aparecen como eternos j¨®venes". La socialista S¨¦gol¨¨ne Royal parece darles la raz¨®n a quienes mitifican el momento: "La legitimidad pol¨ªtica se conquista afrontando retos o pruebas. Nuestra clase pol¨ªtica sale de la Resistencia, de la guerra de Argelia o de Mayo del 68". ?Y ella? Ella ha elegido los molinos de viento de su generaci¨®n: "El paro, el sida y la protecci¨®n del planeta".
Entre quienes hablan de los factores negativos heredados de Mayo del 68 puede que el m¨¢s brillante sea el fil¨®sofo Marcel Gauchet, que describe la generaci¨®n de Mayo del 68 como "incapaz de optar entre la prosa democr¨¢tica y la poes¨ªa revolucionaria", es decir, su emblema es el "arist¨®crata de la democracia". Gauchet estima que se trata de "una generaci¨®n pol¨ªticamente dominante e intelectualmente dominada". Lo primero se explica por el hecho de ser tan numerosa, por la prosperidad de la ¨¦poca y por la eclosi¨®n del mito de la juventud. Lo segundo se materializa en la "falta de identidad" de sus creadores o pensadores, todos ellos partidarios de un ox¨ªmoron, "la ortodoxia cr¨ªtica". En definitiva, tanto elogio de la libertad individual ha desembocado en "una generaci¨®n de disc¨ªpulos".
Olivier Mongin no cree que los males de los que habla Gauchet sean exclusivamente franceses. "Mayo del 68 se rebelaba contra el Estado gaullista pero sin imaginar los problemas del Estado en un universo globalizado. Es una revuelta en un mundo a¨²n muy occidental. Es cierto que entonces asistimos a una forma de disociaci¨®n entre autoridad y poder. Con Sarkozy est¨¢ claro que la autoridad siempre toma una forma policial. La globalizaci¨®n ha desplazado el poder y reclama otros tipos de autoridad". Mongin piensa que lo mejor de las cr¨ªticas inspiradas en Mayo del 68 ha inspirado movimientos actuales como el altermundialismo.
Si Sirinelli insiste en que "Mayo del 68 ha sido el mayor movimiento de protesta social en Francia a lo largo del siglo XX" es porque no quiere que todo quede reducido a una rebeli¨®n de estudiantes. La fusi¨®n entre ¨¦stos y el mundo obrero nunca se produjo de verdad. "Quienes pod¨ªan y sab¨ªan hacer una revoluci¨®n, los comunistas, no quisieron; quienes quer¨ªan hacerla, los estudiantes, ni pod¨ªan ni sab¨ªan", sintetiza Patrick Rotman.
Serge Audier tampoco acepta la "demonizaci¨®n" de Mayo del 68: "A la debilitaci¨®n de la familia cl¨¢sica la responsabilizan de que los ni?os pasen hasta cinco horas diarias delante del televisor pero uno de los grandes pensadores liberales, Karl Popper, ya advierte del peligro que supone para la democracia la mera existencia de la televisi¨®n. El tel¨¦fono m¨®vil en los institutos y colegios, entre los alumnos, ?tambi¨¦n es culpa de Mayo del 68? Sarkozy ha conseguido federar a las distintas familias de la derecha: la liberal, la religiosa, la soberanista, la autoritaria, etc¨¦tera, y se ha servido de Mayo del 68, como se ha servido de la reintroducci¨®n de la religi¨®n en el debate pol¨ªtico. Adem¨¢s, ha explotado con ¨¦xito ciertos temas, como el de la crisis del sistema de pensiones de jubilaci¨®n, para enfrentar las generaciones y poner la de Mayo del 68, la del pleno empleo, la de las pensiones garantizadas, en la picota. Que le haya salido bien no quiere decir que lleve raz¨®n". -
G¨¦n¨¦ration. Herv¨¦ Hamon y Patrick Rotman. Dos vol¨²menes. 615 y 694 p¨¢ginas. Seuil, 1987 y 1988. Les ann¨¦es 68. Patrick y Charlotte Rotman.
343 p¨¢ginas. 59 euros. Mai 68 racont¨¦ ¨¤ ceux qui ne l'ont pas v¨¦cu. Patrick Rotman.
160 p¨¢ginas. 12 euros.
Les vingt d¨¦cisives. Le pass¨¦ proche de notre avenir 1965-1985. Jean-Fran?ois Sirinelli.
324 p¨¢ginas. 23 euros.
L'heritage impossible. Jean-Pierre Le Goff.
247 p¨¢ginas. 14,50 euros.
La bibliograf¨ªa de 2008 referida a Mayo del 68 debe superar la treintena de t¨ªtulos, escritos por historiadores pero tambi¨¦n por algunos de sus protagonistas -es el caso de Mon Mai 1968, de Alain Geismar (Perrin. 250 p¨¢ginas. 16,50 euros)-, o por los hijos de ellos, o desde una perspectiva militante: Mai 68 en France ou la r¨¦volte du citoyen disparu, de Christine Faur¨¦ (Les emp¨ºcheurs de penser en rond. 266 p¨¢ginas. 17 euros).
La pens¨¦e anti-68. Essai sur les origines d'une restauration intellectuelle. Serge Audier. La D¨¦couverte, 2008. 380 p¨¢ginas. 21,50 euros. Seuil, 2008. Seuil, 2008. Fayard, 2007. La D¨¦couverte, 1998 (reeditado en 2006).
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