El Papa clama contra el odio en la 'zona cero'
Benedicto XVI critica la sinraz¨®n que provoc¨® los atentados de Nueva York - El Pont¨ªfice recuerda "a todos los que murieron" en las Torres Gemelas
Benedicto XVI culmin¨® ayer su primer viaje oficial a EE UU con una visita a la zona cero y una reuni¨®n con supervivientes y familiares de las v¨ªctimas en el mismo lugar donde tuvieron lugar los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Joseph Ratzinger lament¨® la situaci¨®n en la que se encuentra "nuestro violento mundo" y reclam¨® la atenci¨®n de los Gobiernos e instituciones internacionales sobre "aquellos cuyas mentes y corazones est¨¢n nublados por el odio". Luego ofici¨® una misa ante 57.000 personas en el estadio del equipo de b¨¦isbol de los Yankees.
Una ma?ana gris y lluviosa acompa?¨® a Ratzinger en su paseo hasta el punto donde, hace m¨¢s de seis a?os, dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas. A las 9.40 el papam¨®vil atraves¨® la pasarela que se ha erigido sobre los escombros de estos edificios para que los camiones transporten los materiales que se utilizan en la construcci¨®n de un monumento llamado Reflejos de una ausencia. El semblante del Papa era extremadamente serio. Se arrodill¨®, rez¨® durante tres minutos y luego encendi¨® un cirio en memoria de las casi 2.700 personas que fallecieron en este mismo lugar.
Pidi¨® a los fieles que se dejen guiar por los principios morales cat¨®licos
Advirti¨® a los hispanos contra el ego¨ªsmo del "pa¨ªs de libertad"
El Pont¨ªfice se atrevi¨® a hablar de su propio pasado en la Alemania nazi
"Mi adolescencia estuvo marcada por un r¨¦gimen siniestro", dijo
En un sobrio lamento, el Papa record¨® a "todos los que murieron aqu¨ª, a los que heroicamente acudieron los primeros, nuestros bomberos, polic¨ªas, servicios de emergencia, autoridades portuarias y a todos los hombres y mujeres inocentes que fueron v¨ªctimas de esta tragedia". Ratzinger, sin embargo, no s¨®lo tuvo palabras para los fallecidos, sino tambi¨¦n para las razones que gestaron este "escenario de violencia y dolor incre¨ªbles". Critic¨® el odio y la sinraz¨®n que llevaron a 19 personas a secuestrar tres aviones y matar a casi 3.000 personas en Nueva York, Washington y Pensilvania. El mundo necesita, dijo, "verdadera paz y amor".
Tras esparcir agua bendita por el recinto, Ratzinger habl¨® personalmente con 24 personas relacionadas con los atentados de alguna manera: supervivientes, familiares de fallecidos y miembros de los equipos de emergencia y rescate. Algunos intentaron arrodillarse ante el Papa, pero ¨¦ste se lo impidi¨® con un gesto firme, manteni¨¦ndolos a su altura y mir¨¢ndoles a los ojos. Fue ¨¦ste el ¨²nico momento en que la multitud que ha acompa?ado al Papa a lo largo de este viaje cambi¨® sus c¨¢nticos y gritos de alegr¨ªa por un gesto sombr¨ªo y un silencio sepulcral.
"No le podemos agradecer lo suficiente al Papa el que haya querido venir a la zona cero", dec¨ªa ayer el bombero Steve Clavel, de 26 a?os y que estaba de servicio en aquella ma?ana de septiembre de 2001. "No soy cat¨®lico, pero es muy reconfortante para m¨ª y para mis compa?eros que alguien de tanta importancia venga y bendiga este lugar en el que tanto hemos sufrido". Clavel estaba de servicio en el estadio de los Yankees, en el que Benedicto XVI celebr¨® su ¨²ltima misa antes de regresar a Europa.
De entre su homil¨ªa, destacaron dos palabras: autoridad y obediencia. "Siendo francos, estas palabras no se pronuncian hoy f¨¢cilmente. Palabras como ¨¦stas representan una piedra de tropiezo para muchos de nuestros contempor¨¢neos, especialmente en una sociedad que justamente da mucho valor a la libertad personal", dijo. En un pa¨ªs cimentado sobre una tradici¨®n c¨ªvica liberal e individualista, el Papa pidi¨® a los fieles estadounidenses que se dejen guiar por su criterio y por los principios morales que ¨¦l representa.
La Iglesia ha sufrido numerosos reveses en Estados Unidos en los ¨²ltimos a?os. El mayor de ellos ha sido el de los casos de pederastia supuestamente ocultados por la jerarqu¨ªa cat¨®lica y que en su mayor¨ªa se resolvieron con pagos millonarios al margen de los juzgados. Un informe de la Conferencia Episcopal estadounidense elaborado en 2004 descubri¨® que al menos 4.392 curas hab¨ªan sido acusados de abusos sexuales entre 1950 y 2002. El Papa se reuni¨® el jueves en Washington con cinco v¨ªctimas de estos abusos, despu¨¦s de reconocer que sus palabras no eran "capaces de expresar el dolor y el da?o infligido" y acusar a los obispos estadounidenses de "haber gestionado el asunto de forma terrible".
Poco dado a las misas multitudinarias, Benedicto XVI ha dado dos de ellas en cuatro d¨ªas, en Washington y Nueva York. En ambas ocasiones ha querido dirigirse a la multitud en un perfecto espa?ol. Ayer advirti¨® a las familias hispanas en contra del "ego¨ªsmo y los caprichos" existentes en este "pa¨ªs de libertad". Era un gesto necesario, como el que tuvo al discutir la pol¨ªtica migratoria estadounidense en privado con el presidente George W. Bush. De los 65 millones de cat¨®licos del pa¨ªs, 18 son hispanoamericanos, la minor¨ªa que m¨¢s crece en Estados Unidos y pueden ser el futuro del catolicismo en esta naci¨®n.
"Como cat¨®licos, esper¨¢bamos este mensaje de unidad. Son muchas las familias latinas que viven separadas por las pol¨ªticas de inmigraci¨®n", explica Liliana Soto, de 40 a?os, colombiana de nacimiento y llegada al estadio de los Yankees desde su residencia en Nueva Jersey.
"Es bueno que el Papa pida que se permita a las familias estar juntas, que presione para que los gobiernos levanten estas barreras tan dolorosas. Conozco a muchas familias divididas y que sufren un calvario".
Ratzinger, un Papa al que se ha acusado de estar centrado excesivamente en la doctrina y la ortodoxia de los ritos, aprovech¨® el viaje para sincerarse y desvelar su cara m¨¢s humana a trav¨¦s de su propia historia familiar. Despu¨¦s de haber pedido perd¨®n por el esc¨¢ndalo de los abusos, de haberse reunido con j¨®venes seminaristas en un tiempo en que las vocaciones caen en picado, Benedicto XVI se atrevi¨® con su propio pasado en la Alemania nazi. "Mis a?os como adolescente se vieron marcados por un r¨¦gimen siniestro que se cre¨ªa sabedor de todas las respuestas", dijo el s¨¢bado ante 2.500 seminaristas. "Su influencia creci¨®. Se infiltr¨® en escuelas e instituciones c¨ªvicas y pol¨ªticas. Incluso alcanz¨® a la religi¨®n antes de que se le reconociera como el monstruo que era".
En muy pocas ocasiones ha hablado Ratzinger de esta parte de su pasado. Seg¨²n sus bi¨®grafos, en 1941 fue obligado a alistarse en las Juventudes Hitlerianas, algo entonces obligatorio para todos los ni?os mayores de 14 a?os. Sin embargo, su familia, fervientemente cat¨®lica, se opuso al r¨¦gimen nazi desde la llegada de Adolf Hitler al poder. Para finalizar, el Papa quiso a?adir otra raz¨®n para haber hecho este viaje a Estados Unidos: fue este pa¨ªs el que sirvi¨® de refugio a muchas v¨ªctimas de "aquel horror y aquella destrucci¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.