Sobre el deseo de amar
En Los amores dif¨ªciles, Italo Calvino escribi¨® sobre el deseo de amar. Un hombre pasa horas sentado en el tren nocturno que le lleva hasta su amada s¨®lo para averiguar, tras abrazarla, que la verdadera noche de amor la ha pasado escuchando el traqueteo del tren y esperando verla, y no una vez producido el encuentro.
A Il Salone de Mil¨¢n, el mayor acontecimiento anual en el mundo del dise?o, le sucede algo parecido. Empresarios, dise?adores, arquitectos, comerciantes o periodistas se pasan el a?o esperando el gran momento. Los prototipos deben estar listos, los hoteles se reservan con meses de antelaci¨®n y las rotativas se detienen para publicar las novedades. Sin embargo, cuando por fin llega Il Salone, uno puede pensar que es al rev¨¦s. El momento cumbre del dise?o no se ha vivido all¨ª, sino a lo largo del a?o, mientras unos pocos proyectistas preparaban los mejores dise?os que se iban a mostrar.
Y lo que mantiene viva la feria es que all¨ª los muebles se pueden probar. Uno se tropieza con los grandes del dise?o. Literalmente todos pasan por ah¨ª: de Andr¨¦e Putman a Philippe Stark. Cuando los ves curioseando entre muebles ajenos puedes dudar si van a controlar si les copian o buscan inspiraci¨®n.
Este a?o, dos amigos con muchas afinidades y libres de sospecha, Jasper Morrison y Naoto Fukasawa, han coincidido con sillas parecidas para dos productoras distintas: Vitra y Magis. Esa coincidencia se ha podido ver all¨ª. No despu¨¦s. Son la excepci¨®n. Hay empresarios y dise?adores que acuden a Mil¨¢n para rentabilizar la visita durante todo el a?o. Son los que copian. Para ellos Mil¨¢n es, efectivamente, el principio. Pero para quien llega a mostrar el trabajo serio e inspirado de todo un a?o Mil¨¢n es el final. Un final que debe, parad¨®jicamente, convertirse de nuevo en principio. Tras seis d¨ªas de agotadora gloria toca volver a empezar.
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