Figuras del deseo
Los sue?os o el vuelo de las aves fueron materiales de la adivinaci¨®n. Como figuras del temor o la esperanza, si hemos de creer a Spinoza, ocultaban y a la vez mostraban el inquieto quehacer del deseo. Las im¨¢genes diurnas, aun siendo creaciones del gran arte, estaban sujetas de alg¨²n modo al significante desp¨®tico o, si se prefiere, a la ideolog¨ªa dominante. Frente a ellas y desafiando su certeza, las figuras de la adivinaci¨®n revelaban lo oculto, lo vedado. Las primeras se ofrec¨ªan a la mirada frontal y gozaban de transparencia: el lenguaje de la perspectiva, por ejemplo, las inscrib¨ªa en un mundo infinito pero que los hombres pod¨ªan dominar. La impronta de la dominaci¨®n tambi¨¦n animaba la escultura que, al fin, era el resultado de ver, en el seno de lo informe, la presencia latente de lo racional. Las figuras del deseo, por el contrario, eran opacas y fragmentarias, como los grotteschi del palacio de Ner¨®n: resist¨ªan a la claridad del concepto y fund¨ªan hombres y fieras. No se expon¨ªan a la visi¨®n frontal sino que, insidiosas, requer¨ªan de repente la mirada lateral, despertando las heridas del deseo.
Juli?o Sarmento
Literal
Diputaci¨®n de Granada y Fundaci¨®n
Mapfre. Centro Jos¨¦ Guerrero
Oficios, 8. Granada. Hasta el 18 de mayo
www.centroguerrero.org/
Si algo caracteriza al trabajo de Juli?o Sarmento es ese af¨¢n de potenciar la (prohibida) actividad del deseo. Las figuras fragmentarias y las palabras fuera de contexto (que son tambi¨¦n figuras) abren sobre la densa pintura monocroma del lienzo una profundidad que no es narcisista, como la de la perspectiva, porque no devuelve el rostro del sujeto moderno, sino que dibuja la identidad confusa de quien acepta su condici¨®n de deseante. Los surrealistas y antes Duchamp concibieron el t¨ªtulo del cuadro como un breve texto que, en relaci¨®n con la figura, abr¨ªa un espacio po¨¦tico y lo ofrec¨ªa al espectador. Sarmento va m¨¢s lejos: los cuerpos fragmentados, las im¨¢genes de revistas o los planos arquitect¨®nicos coexisten con fragmentos de texto incitando al espectador a construir la historia. Sus obras no prometen una iluminaci¨®n, como hicieron las vanguardias; invitan al paseo del esquizo: son catalizadores de la m¨¢quina deseante.
Sarmento no muestra ni sugiere, sino que interpela. Esto es muy claro en Charm: la chica que lee -con la compostura y seducci¨®n de cualquier otro busto parlante televisivo- el cuento er¨®tico de Clara Ferreira llama, gracias a un sensor, al espectador que por pudor se aparta de la pantalla. El v¨ªdeo, instalado en el recodo de una biblioteca, sugiere que el texto escrito, m¨¢s ac¨¢ de describir o precisar, desata la fantas¨ªa e incita a la divagaci¨®n porque despierta la fuerza alusiva del lenguaje. De ah¨ª el sentido de la muestra: las construcciones visuales de Sarmento sobre obras literarias no describen ni ilustran, y si alguien busca en ellas el sentir del autor dif¨ªcilmente lo hallar¨¢: son obras que s¨®lo se ven si el espectador se deja poseer por su propia capacidad de imaginar historias y acepta deambular entre las im¨¢genes-figura y las im¨¢genes-palabra, prefiriendo la alusi¨®n a la univocidad. En este sentido, Sarmento se acerca a T¨¤pies cuando dice que "quien vive sin im¨¢genes ¨ªntimas en realidad no ve". -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.