Aquellos tiempos

Los ahora adultos de 30 a 40 a?os narramos aquello que nuestros padres y abuelos nos han contado de la dictadura en Espa?a y todo lo acontecido en aquella ¨¦poca que nos parece tan remota siendo tan pr¨®xima, no sin cierta perplejidad. Nuestros hijos y nietos contar¨¢n con la misma incredulidad otro asunto que para ellos formar¨¢ parte de la historia reciente de Espa?a. Y se echar¨¢n las manos a la cabeza al pensar e incluso algunos recordar que mientras ellos eran ni?os, los adultos del pa¨ªs se peleaban. S¨ª, se peleaban por dinero, por poder, por custodias, y por ser iguales. Iguales, ?en qu¨¦?, se preguntar¨¢n ellos. En derechos. ?Qu¨¦ derechos?

Pues, el derecho al honor, a la vivienda, a la paternidad, a la maternidad, a la igualdad, al juicio justo, a la no discriminaci¨®n, etc¨¦tera. Y les parecer¨¢ absurdo. Absurdo que algo tan evidente como es el trato igualitario, dios mediante (o mediante quien sea), consolidado en ese momento, sea un punto irreconciliable hoy en d¨ªa, y que tanto da?o genere a la sociedad actual.

Y se preguntar¨¢n, ?tan in¨²tiles eran los gobernantes y la sociedad en general en aquella ¨¦poca como para no haber sabido poner freno a un problema tan evidente y de tan f¨¢cil soluci¨®n? Y nosotros, abuelos entonces, no sabremos qu¨¦ respuesta darles que sea cre¨ªble, consistente y carezca de argumentos basados en guerras de guerrillas...