Turismo y escultura
Las estrategias de mercadotecnia en el mundo del arte han necesitado y conseguido la aparici¨®n de discursos negadores de la est¨¦tica y del arte con el fin de acercar el "producto art¨ªstico" a las masas. A la sombra de estas estrategias y al calor del dinero que las mantiene han surgido unas "escuelas cr¨ªticas" que han elaborado teor¨ªas, como cualquier otra industria elabora productos manufacturados, surgiendo as¨ª m¨¢s tesis que silogismos posibles, pero ahora no se trata ya de demostrar si ¨¦stas son verdaderas o falsas sino simplemente que son ingeniosas. Entramos as¨ª en el imperio de la apor¨ªa y el anacoluto, que es el campo en el se mueve la exposici¨®n Esculturismo, en la cual se presentan trabajos de 11 creadores de una generaci¨®n que no se form¨® con la lectura de Las aventuras de Tel¨¦maco de Fran?ois F¨¦nelon sino con los dibujos animados de la televisi¨®n. En cualquier caso, no se trata de una exposici¨®n de obras de arte sino de comisario, Peio H. Ria?o, que se erige en el catalizador que conecta las ficciones de estos creadores para proporcionarles "un pasado com¨²n y una historia compartida" cuya pretensi¨®n es, nada menos, que provocar que un peque?o paso para el hombre se convierta en un gran salto para la humanidad.
El denominador com¨²n de estas obras radica en el intento de suplantaci¨®n de las realidades cotidianas y de los discursos hist¨®ricos por una ficci¨®n infantilizada en la cual el tradicional cuento de hadas moralizante se ha transformado en patarrada de mu?ecotes de la tele. Sin embargo, como el comisario reconoce en su texto "no existen im¨¢genes ideol¨®gicamente neutras", tampoco lo son los contextos en los que ¨¦stas se presentan, por lo tanto, si estas obras se sit¨²an en el contexto pol¨ªtico de la instituci¨®n que produce la muestra, entonces la tergiversaci¨®n de las im¨¢genes documentales de acontecimientos hist¨®ricos, mezcladas con monigotes televisivos, trozos de pel¨ªculas, h¨¦roes del tebeo y caricaturas en gomaespuma cobran un sentido que supera la supuesta iron¨ªa del mero chiste de caf¨¦ para cobrar un car¨¢cter asertatorio en un marco ideol¨®gico.
Aprovechando la noci¨®n de iron¨ªa pero, tal vez, sin conocer la idea de la iron¨ªa como impulso creador de Friedrich Schlegel, el breve discurso comisarial (que no te¨®rico) picotea en todos los t¨®picos, desde la teatralidad del Barroco hasta la "baja cultura", con el fin de presentar unas obras parad¨®jicas e ingeniosas que, apartadas de la tiran¨ªa del formalismo, caen en los mecanismos de la narratividad, apoy¨¢ndose en la funci¨®n comunicativa de la obra de arte. La ingenuidad tanto del discurso expositivo como del texto explicativo es tan pasmosa que no parece l¨®gico que sea casual. Posiblemente se haya pensado, siguiendo una estrategia, que buena parte del p¨²blico es ingenuo o que, sin serlo, ver¨¢ con ingenuidad estas instalaciones y en ellos har¨¢ mella la carga de profundidad que encierran sus im¨¢genes, cuya proximidad con las que ofrece la televisi¨®n, el c¨®mic y el anuncio publicitario, permite inocular f¨¢cilmente en el espectador la semilla de la ficci¨®n que suplanta la realidad o del sentimentalismo que ahoga la emoci¨®n.
Tal vez, lo m¨¢s acertado de la exposici¨®n sea la elecci¨®n del t¨ªtulo: Esculturismo, t¨¦rmino ficticio que hace gala del ingenio desarrollado por los creadores de las obras, ya que se trata de una palabra que surge de la contracci¨®n de otras, participando de algunas de sus esencias, como "escultura", ya que muchas de las obras poseen presencia y volumen si bien carecen premeditadamente de ciertas cualidades f¨ªsicas o materiales; "culturismo", al presentar cuerpos de personajes reales o imaginarios aunque no todos ellos practiquen la k?rpenkultur; y por ¨²ltimo, "turismo", ya que se trata de una especie de viaje por la posmodernidad en el que se vuelve al lugar de partida: la obra, aunque en el transcurso de este viaje por la ficci¨®n narrativa se hayan perdido algunas maletas, lo cual le permite al comisario poner en duda la propia idea de arte. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.