Cuando los escritores parecen estrellas de cine
Vargas Llosa, Rushdie y Eco, juntos en el certamen Pen
Si Cervantes hubiera levantado la cabeza el pasado viernes en Nueva York, se hubiera encontrado, en el instituto que lleva su nombre, no s¨®lo con Edith Grossman, su brillante traductora de El Quijote al ingl¨¦s, sino con los hombres de letras que hoy hacen grande el panorama literario mundial. Con motivo del Festival de Literatura Internacional Pen World Voices, el Instituto Cervantes neoyorquino se convirti¨® en el anfitri¨®n de una recepci¨®n que reuni¨® en su jard¨ªn a varias decenas de autores de todo el planeta, incluidas luminarias de las letras como Umberto Eco, Salman Rushdie, Jeffrey Eugenides o Mario Vargas Llosa, entre otros. El escritor peruano aprovech¨® para elogiar la labor del Cervantes "como promotor del lenguaje y la cultura en espa?ol, pero tambi¨¦n como espacio abierto al di¨¢logo. Si la cultura y la literatura no son universales es como si no existieran", dijo.
Sus palabras fueron s¨®lo el preludio a un entretenido encuentro que poco despu¨¦s protagonizaron Eco, Rushdie y el propio Vargas Llosa en el centro cultural jud¨ªo 92nd St Y Unterberg Poetry Center. All¨ª conversaron sobre la buena y la mala literatura, el papel del escritor en la sociedad y el encuentro entre Oriente y Occidente.
Indio, brit¨¢nico, peruano e italiano coincidieron en que el papel del escritor en Estados Unidos es m¨¢s parecido al de un entertainer que al del intelectual con autoridad moral cuya opini¨®n sobre los acontecimientos sociales pesa, como ocurre en Europa o Am¨¦rica Latina. "Ser¨¢ porque aqu¨ª ese papel lo asumen las estrellas de cine", subray¨® Rushdie, quien va camino de convertirse en una de ellas tras dos cameos y un v¨ªdeo con Scarlett Johansson. Para Vargas Llosa, el escritor brilla m¨¢s como figura p¨²blica en las dictaduras porque la literatura se convierte en la manera de expresar cr¨ªticas y protestas. "Por eso en los pa¨ªses no democr¨¢ticos los escritores tienen un fuerte compromiso social".
Eco, con su inconfundible iron¨ªa italiana, se lament¨® de haberse convertido en profeta tras ver c¨®mo Berlusconi y los neofascistas ganaban las elecciones en Italia despu¨¦s de que ¨¦l titulara su ¨²ltimo libro en ingl¨¦s Turning back the clock (Dando marcha atr¨¢s al reloj). "Lo peor es que esta vez no podemos ni esperar que los estadounidenses vengan a salvarnos porque Bush es ¨ªntimo de Berlusconi".
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